El moderno juglar que lee historias a niñas y niños durante el confinamiento en Tlatelolco

Percibald García, un joven que decidió contar cuentos a los menores cuando escuchó a uno de ellos gritar por la ventana: “¡Estoy aburrido!”

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La pandemia de coronavirus COVID-19 no solo ha traído consecuencias negativas para la población mundial y, en particular, para la mexicana. Pero también ha provocado que muchas personas realicen actos que van más allá de su cotidianidad, pues se enfocan en ayudar al prójimo. Tal es el caso de Percibald García, un joven que decidió leerles cuentos a los niños cuando escuchó a uno de ellos gritar por la ventana: “¡Estoy aburrido!”.

García sabía que quedarse en casa durante el aislamiento por el SARS-CoV-2 es especialmente difícil para los menores. Entonces, este arquitecto de 27 años decidió convertirse en una especie de nuevo juglar y leerles historias.

Casi todos los días desde principios de mayo, se puede ver a Percibald en la Ciudad de México armado con una bocina, a la que bautizó como la “bocina peregrina”, un micrófono, un libro, una tableta digital, un cubrebocas y un cartel donde se lee “De la casa a la plaza: Narraciones para Tlatelolco”.

Percibald, vecino de la unidad inaugurada por el presidente Adolfo López Mateos en 1964, camina los pasillos entre los 102 edificios para apoderarse de la plaza pública y entablar un vínculo con los menores, encerrados en sus departamentos ante la emergencia sanitaria que se vive.

A veces participan marionetas (Foto:
A veces participan marionetas (Foto: Facebook@narraciones.tlatelolco)

Si bien muchos niños de hoy tienen teléfonos celulares o computadoras, García quiere que escuchen la voz humana. También quiere que se den cuenta de que pueden usar, incluso a distancia, las plazas públicas que han sido una parte importante de la vida mexicana durante cientos de años.

Nos dimos cuenta de que casi nadie estaba cuidando la forma en que los niños estaban experimentando este bloqueo”, dijo García quien instalado en uno de los espacios verdes cerca de los edificios de apartamentos, leyóEl Tlacuache Lunático“, de David Martín del Campo.

Cuenta la historia de un tlacuache que sufre porque es muy bajo. Intenta alcanzar la luna para sentirse más alto. Una vez allí, se come la luna, y luego debe decidir, con otros animales, cómo traerla de vuelta.

Antes de leer una historia diferente cada día, García a menudo toca música del compositor mexicano Francisco Gabilondo Soler, “Cri-Cri” conocido por sus canciones infantiles. A veces actúan otros narradores, como lo hace una tropa de marionetas. Y siempre, los niños aparecen en las ventanas del edificio de apartamentos para escuchar y ver el espectáculo.

Antes de leer una historia
Antes de leer una historia diferente cada día, García a menudo toca música del compositor mexicano Francisco Gabilondo Soler, “Cri-Cri” (Foto: Facebook@narraciones.tlatelolco)

En los últimos tres meses, todo se ha conectado, trabajo, contactos, compras”, dijo García. Agregó que piensa en su labor como un “acto de resistenciacontra la tecnología que se mueve en cada parte de la vida humana.

Rogelio Morales escuchó las historias desde la ventana de la casa de su abuela. Desde marzo, el niño de 9 años ha pasado gran parte de su tiempo jugando videojuegos.

Lo único por lo que salgo es pasear a mi perro. Es un poco aburrido. Extraño el colegio. Es agradable. Si tenemos algo que hacer, o si estamos muy frustrados, podemos relajarnos un poco”, dijo a AP, Rogelio sobre la narración.

Luna González vino con su madre, Tatiana Vega, a escuchar las historias desde una distancia segura. Ambas llevaban cubrebocas.

Me imagino a los personajes, me imagino cómo son los animales. A veces salimos, porque me aburro en casa, dijo Luna.

Algunos infantes han pedido a
Algunos infantes han pedido a este joven arquitecto de 27 años que lea las historias que ellos han escrito (Foto: Facebook@narraciones.tlatelolco)

La plaza pública ha sido extremadamente importante en México desde la época de nuestros antepasados”, señaló García a la AP. “Es donde la gente se encuentra, habla, donde se desarrolla la vida de un vecindario”, añadió.

Algunos niños incluso le han pedido a García que lea sus propias historias. También se invitó a otras personas a leer historias. “Esta es una invitación a las personas a seguir usando la plaza pública”, explicó.

No solo los niños escuchan. La abuela de Rogelio, María Elena Sevilla, también estuvo atenta desde su ventana. “Este joven recibirá una recompensa especial de Dios, porque no solo entretiene a los niños, sino también a personas de mi edad”, dijo.

Percibald es tercera generación tlatelolca, su abuela y su madre llegaron a vivir a esta zona desde el año 1967, por lo que a las mujeres que le anteceden les tocó vivir hechos históricos como la masacre estudiantil del 2 de octubre de 1968 en la plaza de las Tres Culturas, el terremoto de magnitud 8.1 que devastó a varios edificios en 1985 y sobre todo la lucha por la reconstrucción de sus viviendas, bandera que tomó su abuela.

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