El Cártel Jalisco Nueva Generación pasará a la historia como la organización criminal que puso de rodillas al gobierno mexicano, pues durante el año último, las dinámicas de violencia del grupo delictivo han adquirido aspectos preocupantes.
Diversos análisis presentados desde la llamada guerra contra el narcotráfico (2006) advierten que México podría convertirse en un Estado fallido. La dirección de esa metamorfosis está a cargo de las organizaciones criminales, una ellas, el poderosísimo Cártel Jalisco Nueva Generación, liderado por Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”.
Las reflexiones sugieren que dicho cártel ha empezado a comprar a las autoridades y de este modo consolidarse el control sobre el territorio nacional. Medios internacionales como el diario de origen británico, Financial Times, han comparado al CJNG con las milicias en Afganistán para interpretar y comprender lo que pasa en el país.
Financial Times asiente que al igual que los talibanes, los cárteles mexicanos son el fruto de una extravagante alianza entre terror y droga, que tienen a su disposición recursos suficientes para prolongar una guerra contra el gobierno. Nos lo dicen los ataques a las fuerzas armadas, que incluyen derribar un helicóptero militar (2015) y atentar contra el jefe de la policía de la Ciudad de México, Omar García Harfuch (2020).
Otro factor para comprender por qué la actividad terrorista se ha convertido en un instrumentos para el negocio de los cárteles de la droga, es la política del gobierno de “abrazos, no balazos” y la inteligencia civil debilitada. Raúl Benítez-Manaut, profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México, entrevistado por el diario británico, reveló que para desafiar a los malos — los narcotraficantes— “debes tener un mandato fuerte desde arriba. Es algo suicida lo que está sucediendo“.
El analista teme que la recién aprobada maniobra de López Obrador —sobre poner los puertos bajo control militar— pueda resultar contraproducente. Paradójicamente, la estrategia podría favorecer la narcotización de México, puesto que los cárteles con recursos podrían sobornar a los soldados mal pagados.
El CJNG ha logrado expandir rápidamente su imperio criminal a través del uso de la violencia y la corrupción, señaló el gobierno de EEUU. Otra de las causas es que ha logrado coludirse con las autoridades locales en los estados mexicanos donde ha penetrado.
Desde que el Cártel Jalisco Nueva Generación apareció en el 2000, ha utilizado la violencia como método de control y ha retado en diversas ocasiones a las fuerzas del Estado. También ha asesinado de manera violenta a policías estatales de Jalisco —usando mecanismos más violentos y sádicos contra las fuerzas de seguridad—, atentó contra objetivos del Ejército mexicano, derribó helicópteros de la Sedena, y con estos métodos está luchando por obtener nuevas plazas en regiones como Guanajuato, donde se disputa el control con el Cártel de Santa Rosa de Lima.
En la entidad del Bajío no hay un cártel hegemónico, por lo que los distintos grupos criminales —asentados en la zona— se encuentran en un virtual empate técnico.
De acuerdo con la Administración para el Control de Drogas (DEA), la estrategia del CJNG de utilizar la violencia extrema para abrumar a las poblaciones locales, le ha permitido dominar 24 de las 32 entidades de México.
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