El diseño urbano de Teotihuacán pudo haber comenzado con la Pirámide de la Luna, según expertos del Instituto de Antropología e Historia (INAH) y de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quienes sustentaron sus estudios luego de corroborar la existencia de una cueva natural debajo de esta edificación.
Una hipótesis previa señalaba que la Pirámide del Sol, principal estructura de la ciudad mesoamericana, era el punto de partida para trazar Teotihuacán, pues debajo de ésta había una caverna que consideraron natural y base para construir el resto de la urbe.
Sin embargo, análisis recientes han determinado que esta oquedad fue construida por los antiguos pobladores, y ello la convierte en un sitio artificial. Por eso, el origen se ha movido de foco hacia la Pirámide de la Luna y la cueva bajo ella.
“El hecho de que esta cavidad (localizada en la Pirámide de la Luna) no fuera excavada por los habitantes prehispánicos, como en el caso de los túneles localizados debajo de la Pirámide del Sol y del Templo de la Serpiente Emplumada, ofrece una perspectiva novedosa sobre el origen de la planificación de la metrópoli”, señalaron las doctoras Denisse L. Argote Espino y Verónica Ortega Cabrera.
La cueva se localiza a 15 metros de profundidad debajo de la que es considerada como la segunda estructura principal de la zona Arqueológica de Teotihuacan y remate de la Calzada de los Muertos.
Tras identificar esta oquedad natural, las expertas refirieron que “el Edificio 1 (100 a.C. y 50 d.C.), es decir, la primera de varias etapas constructivas de la Pirámide de la Luna, representa el monumento teotihuacano más antiguo conocido hasta la fecha, anterior al plan urbano que se observa en la actualidad”.
“Tenía un tamaño modesto y estaba relacionado con el mito de la montaña sagrada, simbolizado por el cercano Cerro Gordo. Las primeras tres etapas constructivas se hicieron hacia el frente de la estructura y debajo de la Plataforma Adosada; posteriormente, la pirámide fue ampliándose hasta cubrir la citada cueva, por lo que otra pregunta radica en si la posición de esta cavidad influyó en las sucesivas expansiones de la Pirámide de la Luna”, explicaron sobre el Edificio 1 y la cavidad corroborada.
Junto con especialistas de la Facultad de Ingeniería y del Instituto de Geofísica de la UNAM, las doctoras publicaron sus resultados en junio pasado en la Journal of Archaeological Science, que consigna artículos sobre divulgación de técnicas y metodologías científicas aplicadas a la arqueología.
A mediados de 2017, Andrés Tejero, Martín Cárdenas, Gerardo Cifuentes, René E. Chávez, Esteban Hernández-Quintero y Alejandro García, confirmaron la existencia de una cueva bajo la Pirámide de la Luna, usando técnicas geofísicas no invasivas como la Tomografía de Resistividad Eléctrica (ERT, por sus siglas en inglés). Debido a que los métodos eléctricos dificultan distinguir entre rocas compactas y cavidades, se aplicó Tomografía de Ruido Ambiental, señaló el INAH en un comunicado.
Tanto el flanco norte como el este fueron las zonas seleccionadas para realizar los estudios de la Pirámide de la Luna. Luego de obtener los primeros datos, los expertos encontraron que podía haber túneles de entrada en el flanco norte y este de la edificación, por ello, realizaron seis perfiles en segunda dimensión mediante el diseño de electrodos. En consecuencia, pudieron concluir que debajo de la pirámide había un cuerpo asociado a una cueva o sistema de cavernas, de “probable origen natural”.
A partir de ello pudo saberse de un conducto, cuyo ancho es de 20 metros y mide unos 15 metros de profundidad, ubicado hacia el centro de la pirámide, mismo que está orientado hacia el llamado Cerro Gordo, lo cual confirmaría su carácter simbólico.
“La cavidad parece estar más centrada hacia las fases constructivas —cuarta a la séptima— de la pirámide, ampliaciones arquitectónicas realizadas entre los años 150 y 450 d.C.”, explica el reporte de la institución dependiente de la Secretaría de Cultura.
Nuevas exploraciones en la Plaza de la Luna podrían confirmar dos posibles túneles de entrada en los lados norte y este de la pirámide, al igual que una probable extensión hacia la esquina sureste, en dirección de la plaza, que ya han sugerido los análisis del modelo 3D-ERT; de acuerdo con Denisse L. Argote Espino, arqueóloga e investigadora de la Dirección de Estudios Arqueológicos del INAH.
Mientras tanto, los perfiles 2D-ERT realizados hasta ahora solo respaldan que haya un acceso artificial al oriente de la Pirámide de la Luna; éste, se encuentra, aproximadamente, “a 11 metros de profundidad y tiene un patrón sinuoso de, por lo menos, 40 m de largo”.
Argote Espino comentó que los túneles de acceso a cuevas localizadas bajo la Pirámide del Sol y del Templo de la Serpiente Emplumada “guardan un sentido este-oeste, conforme a la cosmovisión mesoamericana; orientación también acorde con el resultado del modelo de la Pirámide de la Luna, donde se observa un acceso al oriente”.
Según el articulo de las investigadoras, la Pirámide de la Luna es un monumento dedicado a la deidad femenina del agua, la fertilidad, la luna y, probablemente, la tierra. Teotihuacán vivió su apogeo hacia 300-650 d.C., en el periodo Clásico, esta zona arqueológica está ubicada a unos 60 kilómetros de Ciudad de México, fue fundada en el año 100 a.C y cayó alrededor del 650 d.C.
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