En su intento por controlar la pandemia, el gobierno mexicano decretó una cuarentena obligatoria para sus ciudadanos que comenzó en marzo. Durante los meses de freno económico más de 15 millones de mexicanos considerados como población ocupada de más de 18 años disminuyó su ingreso hasta abril del 2020.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el país hay un total de 32.9 millones de personas ocupadas. De ellos, el 46.2% del total, es decir, 15.2 millones, fue afectada por la crisis económica generada por la pandemia y tuvo que aceptar una reducción salarial.
De acuerdo con El Universal, también en una de cada tres viviendas alguno de los integrantes de las familias perdieron su empleo y el 65% de los ingresos familiares disminuyó.
Esta crisis generó que el 37.4% de los hogares con ingresos reducidos tuvieran que tomar medidas extraordinarias para mantenerse a flote como vender sus bienes, pedir prestado o hacer uso de ahorros para hacer frente al entorno. Pero el resto, enfrentó las consecuencias de una pandemia sin las condiciones económicas óptimas, “sin apoyo, sin un préstamo o algún ahorro”, dijo al medio mexicano el director General de Estadísticas Sociodemográficas del Inegi, Edgar Vielma.
Ademas, el Inegi destacó que 15.7 millones no lograron obtener empleo en el mes de abril, mientras que 2.1 millones siguen en calidad de desempleados y 13.6 millones de personas son consideradas población económicamente inactiva.
Al desglosar la última cifra, el medio detalló que el 87.1% son personas sin empleo o que deseaban ocuparse, pero que no buscaron oportunidades laborales por la pandemia. Por otro lado, el 12.9%, es decir, 1.7 millones, no buscaron oportunidades por razones distintas al COVID-19 como materia prima, clientes y vacaciones.
Ante el difícil panorama que generó la pandemia, 23.5% de la población ocupada tuvo que trabajar desde casa, el 42.3% acortó su tiempo de jornada, el 5% obtuvo beneficios gubernamentales, pero, los un 90% no logró conseguir ningún tipo beneficio.
Fueron cerca de 7.7 millones de personas las que tuvieron que trabajar desde sus casas, de las que el 44.1% eran hombres y el 55.9% fueron mujeres. Por otro lado, un 75% aseguró que contaba con condiciones de seguridad e higiene para enfrentar la contingencia, mientras que un 25% aceptó no estar seguros sobre el tema.
A pesar de la fuerte crisis económica, los servicios de grandes funerarias crecieron su ingreso promedio mensual hasta los 516 servicios en mayo, lo que representa un alza del 47%.
Los servicios medianos de este tipo tuvieron un incremento del 25%, pues pasaron de 108 a 135 servicios durante ese periodo. Por su parte, las más pequeñas aumentaron en promedio 47% y los micronegovios 12 y 16, según el portal Latinus.
La Encuesta Nacional de Agencias Funerarias (ENAF) también reveló que “cuatro de cada diez empresas realizaron cambios en la duración de la velación de cuerpos, 27.1% aplicó cambios en los trámites, 26.7% modificó los tiempos de espera, 12.5% negó la prestación del servicio y 38% realizó otro tipo de ajustes”.
Por otro lado, ocho de cada 10 empresas disminuyó su personal ocupado en 9.6%, mientras que otro 6.7% tuvo un incremento.
La Encuesta también dio a conocer que nueve de cada 10 funerarias cambiaron sus protocolos de manejo de cuerpo para las muertes relacionadas con el COVID-19, cuyos lineamientos fueron dictados por las autoridades de la Secretaría de Salud.
Por el incremento en la demanda de agencias funerarias, el 14.6% de estas empresas enfrentó un desabasto de insumo. El promedio general que hubo fue de 45.9% en el registró que se realizó entre el 25 de mayo y el 12 de junio de este año en 474 empresas funerarias de México.
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