Joaquín el Chapo Guzmán Loera, quien fue el prominente líder del Cártel de Sinaloa, cumplió su primer año en la sentencia de cadena perpetua en su contra en Estados Unidos. El otrora hombre más buscado del mundo supo evadir a la Justicia, pero desde su última captura en 2016, las cosas se han vuelto cada vez más difíciles para el criminal.
Encerrado en una prisión de máxima seguridad, aislado, con visitas cada vez más espaciadas en el tiempo (ahora la cárcel no recibe personas ajenas por la pandemia de COVID-19), Guzmán Loera ni siquiera convive con sus compañeros de prisión, ya que el tiempo que tiene al aire libre y la barrera del idioma complican todo aún más para el narcotraficante.
Sus abogados defensores son los únicos que han dado hasta ahora algunos detalles que permiten inferir cómo es la situación del Chapo en la cárcel de máxima seguridad, “supermax” en la jerga local, ubicada en el estado de Colorado, llamada oficialmente ADX Florence, también conocida como la “Alcatraz de las Rocosas”.
En una entrevista con la cadena CNN, de acuerdo con Mariel Colón, una de sus abogadas, el Chapo come y se baña en su celda y tenía tres horas al día al aire libre, pero ese tiempo le ha sido restringido por la pandemia al menos a un tercio de tiempo. Pero, ¿cómo y de qué tipo son esas comidas que recibe necesariamente en la soledad de su encierro?
De acuerdo con documentos de la prisión federal consultados por Infobae México, “todas las comidas son preparadas bajo la supervisión de las autoridades internas”. “Cada individuo recibe dos bandejas: una para la comida caliente y otra para la comida fría”, señalaron.
Hay, además, cinco menús en la prisión federal: el menú regular, el menú sin carne de puerco, el menú de dieta religiosa, el menú sin carne de ningún tipo y el menú bajo en sodio y en grasa. El menú religioso, indicaron, debe ser aprobado por el capellán del complejo.
En las prisiones que pertenecen al BOP (Buró Federal de Prisiones estadounidense, por sus siglas en inglés), se ofrecen tres comidas “nutritivas” al día, de acuerdo con la guía que publicó el grupo consultor Zoukis, que se dedica a asesorar a familias que se preparan para que alguno de sus miembros ingrese al sistema.
“Muchas series de televisión y películas representan a los prisioneros en el país ingiriendo comida de mala calidad. Sin embargo, los presos que ingresan en el BOP reciben tres comidas al día nutricionalmente ricas”, detalló.
“Aunque las comidas no son las mejores, son adecuadas en lo referido a nutrición, y se asegurarán de que nadie pase hambre ni muera de inanición”, añadieron, esto a pesar de los recortes que ha recibido el BOP en los últimos años en este aspecto.
El grupo consultor precisó que muchas de las comidas son calientes. Usualmente, los desayunos consisten en un pan danés, cereal (caliente o frío) y leche. Las comidas del menú regular incluyen pollo, hamburguesas, hot dogs, lasaña, burritos, tacos y empanadas de pescado. Además de la leche por la mañana, los presos tienen acceso a agua simple y a una bebida con sabor.
“Además de las comidas regulares, la mayoría de las prisiones federales tienen un servicio de venta de otro tipo de comida”, como frijoles refritos, arroz, tortillas de harina, indicaron. Sin embargo, los presos como Guzmán Loera no tienen acceso a este tipo de beneficio.
“Como prisionero, no hay otra opción en la comida que se sirve”, indicó la consultora. Tampoco pueden recibir más que sus tres comidas al día. “La mayoría de prisiones federales tiene escáneres que identifican a qué presos ya les han servido la comida que les corresponde, y solo pueden recibirla una vez”, aseveraron.
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