La extradición de Emilio Lozoya, ex director de Pemex en el gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018), amplia las investigaciones contra los ex funcionarios de la Administración del PRI, señalada por sus excesos y marcada por escándalos de corrupción. Pero también, de varios miembros de la familia Lozoya, que se han visto implicados en acusaciones por lavado de dinero, sobornos y compras ilícitas de inmuebles.
El 24 de julio de 2019, la madre del ex director de Pemex, Gilda Austin, de 72 años, fue detenida en Alemania por blanqueamiento de recursos y asociación delictuosa. Sobre Gilda pesaba una orden de aprehensión emitida por un juez mexicano en el marco de una investigación por el caso Odebrecht.
De acuerdo con los reportes de la Fiscalía, la familia de Lozoya recibió sobornos millonarios entre 2012 y 2016 a cambio de contratos en la refinería de Tula, en el estado de Hidalgo.
Al momento de su captura, Gilda Austin se encontraba de vacaciones junto a sus nietos en la isla alemana Juist. Había sido investigada por el depósito en su cuenta bancaria de USD 185.000, utilizados para pagar impuestos en un negocio inmobiliario, rodeado de sospechas por presuntos sobornos.
El 2 de noviembre, la madre de Lozoya llegó a la Ciudad de México tras ser extraditada de Alemania. Ese día, el juzgador Jesús Vázquez le leyó sus derechos y le informó que por su edad, y condición de salud enfrentaría su proceso en libertad.
Dentro de la causa, la justicia mexicana investigó también la compra de una casa, por parte de Marielle Helene Ekes, esposa del ex funcionario, en el lujoso barrio de Ixtapa, Guerrero.
La fiscalía General de la República presumió que la residencia fue adquirida a través de un soborno del presidente de Altos Hornos de México, Alonso Ancira Elizondo.
Marielle Helene Ekes es parte de la familia dueña de la empresa Grupo Eckes, la cual tiene dentro de sus marcas a Eckes Granini, el principal proveedor de zumos y bebidas en Europa. En 2019, la Secretaría de Hacienda congeló sus cuentas bancarias.
Las pesquisas oficiales, siguieron la ruta del dinero apuntando también a Gilda Susana, hermana de Lozoya, cuyas cuentas bancarias en Suiza tenían transferencias realizadas por la compañía brasileña Odebrecht, el 1 de diciembre de 2012.
El monto transferido aquel día fue de 2,58 millones de francos suizos que, al tipo de cambio de entonces, equivale a 38 millones de pesos. Esa es justo la cantidad que Lozoya pactó por una residencia en la zona exclusiva de las Lomas, en Ciudad de México.
La casa era propiedad de María del Carmen Ampudia Cárdenas, esposa de Carlos Enrique Valenzuela Dosal, miembro del Consejo de Administración del Grupo Financiero Intercam.
Ante los indicios de que la residencia fue adquirida con dinero de sobornos de odebrecht, la Unidad de Inteligencia Financiera ordenó congelar las cuentas bancarias de su hermana, Gilda Susana, en mayo de 2019.
Gilda Susana enfrenta una orden de aprehensión en su contra por los delitos de lavado de dinero y sobornos.
Lozoya, uno de aquellos rostros del llamado nuevo PRI, era buscado desde mayo de 2019 acusado de lavado de dinero, cohecho y asociación delictuosa. La Fiscalía cree que el ex funcionario recibió sobornos al menos de USD 12.5 millones. La caída del empresario Alonso Ancira en Palma de Mallorca (España) en mayo del año pasado fue el prólogo que anunciaba que el cerco se estrechaba sobre Lozoya.
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