La mitad del agua embotellada en CDMX contiene residuos fecales: IPN

En al menos dos mil embotelladoras de agua no existe certeza sobre la calidad de los productos, reveló investigación reciente

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La mayor parte de los
La mayor parte de los garrafones de agua en la capital tienen presencia de residuos fecales, reveló estudio (Foto: Moisés Pablo/Cuartoscuro)

El agua embotellada o de garrafón en la Ciudad de México contiene bacterias y materia fecal en al menos la mitad de los productos disponibles en el mercado. Por esta razón, su consumo no resulta adecuado para la salud humana.

De acuerdo con un estudio elaborado y publicado por el investigador Homero Martínez Salgado del Instituto Politécnico Nacional. Este señala que la mayor parte de los garrafones de agua que se consumen en la capital tienen presencia de residuos fecales que pueden provocar graves enfermedades, como padecimiento diarreicos, y afectaciones en el sistema inmunológico.

Al menos en dos mil pequeñas embotelladoras de agua en la Ciudad de México no existe certeza sobre la calidad de los productos, según revela la investigación.

“Es una creencia común entre las personas que el agua embotellada está libre de impurezas como iones inorgánicos, metales pesados, compuestos orgánicos y bacterias, que consideran más seguras que el agua del grifo. Sin embargo, varios estudios han documentado la detección de bacterias aeróbicas y coliformes en agua embotellada en recuentos que exceden los límites nacionales e internacionales permitidos para el agua potable de consumo humano”, señaló el investigador del Hospital Infantil de México y de Cornell University.

Cuarenta por ciento de las
Cuarenta por ciento de las empresas purificadoras de agua no cumple con los estándares establecidos (Foto: Archivo)

Esto se debe a que las empresas embotelladoras y distribuidoras de agua no cumplen con las normas mínimas de calidad e higiene. El estudio reveló que más del 60% de las muestras resultó positivo a bacterias coliformes y más del 20% dio positivo a E. Coli, ambas especies son indicativos de presencia de materia fecal. Además, la tercera parte de las muestras estudiadas contenía microbacterias no tuberculosas y en el 41% la cantidad de bacterias aeróbicas mesófilas excedía el máximo.

“Es un problema grave porque se estima que alrededor de 50 por ciento del agua que se compra de rellenadoras tiene presencia de bacterias coliformes combinadas con materia fecal que, en medio de la epidemia de COVID-19, puede debilitar el sistema inmunológico, provocar diarreas”, refirió el estudio “Calidad bacteriológica del agua embotellada obtenida de pequeñas plantas de purificación de agua en la Ciudad de México: incidencia e identificación de especies de micobacterias no tuberculosas potencialmente patógenas”.

El estudio se realizó con una muestra de 111 envases de 20 litros de agua, procedentes de pequeñas plantas purificadoras de la Ciudad de México. Este tipo de envases es el más consumido en la capital.

El envase de 20 litros
El envase de 20 litros es el más consumido en la capital (Foto: Reuters/Daniel Becerril)

El problema de contaminación en el agua podría deberse a la mala limpieza de los garrafones, ya que es necesario someter a los envases a un proceso de lavado de al menos 10 minutos: no basta el uso de agua, jabón y cepillo.

A pesar de que la calidad del agua embotellada no resulta óptima para el consumo humano, el agua disponible mediante el servicio público de entubado tampoco cuenta con la calidad necesaria. La causa de esto es, nuevamente, la falta de correcta sanitización y limpieza de la infraestructura.

Algunas variedades de la bacteria E. Coli, Escherichia coli Diarrogénica, son patógenos causantes de enfermedad, conocidos como patotipos. Si bien la bacteria está presente de forma normal en la microbiota intestinal, la presencia de algunos de estos organismos puede causar afectaciones graves como la enfermedad diarreica grave.

De acuerdo con estudios de la Organización Mundial de la Salud y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, estas bacterias producen entre cinco y seis millones de muertes en la población infantil en los países en desarrollo. Constituye la segunda causa global de mortalidad infantil, particularmente en los menores de cinco años. Sin embargo, puede afectar a todos los grupos de edad.

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