Durante los dos primeros años del mandato de Andrés Manuel López Obrador, el país ha pasado por momentos extremadamente violentos, particularmente en los últimos meses, según muestran las cifras.
El 7 de junio se registraron 117 asesinatos en 24 horas, el día más violento del año hasta la fecha. El récord anterior ocurrió el 20 de abril, cuando 114 personas murieron en el lapso de un día.
Según analistas consultados por distintos medios internacionales, si la tendencia continúa como ha ocurrido en los primeros cuatro meses, el 2020 podría convertirse en el año más sangriento en la historia de México.
Organizaciones criminales han tenido en la mira tanto a elementos del Ejército mexicano de bajo rango como a figuras políticas de alto perfil. Ha habido masacres y asesinatos cuidadosamente planeados.
“Este es un costo que ahora estamos pagando por años y años de impunidad perfecta y continua en México”, declaró Falko Ernst, un analista en la organización no gubernamental International Crisis Group.
Uno de los atentados con mayor impacto se llevó a cabo en la residencial colonia Lomas de Chapultepec, en la Ciudad de México, a finales de junio. Un grupo de atacantes, supuestamente disfrazados como trabajadores de la construcción, llegaron en camiones y trataron de asesinar al jefe de la policía capitalina, Omar García Harfuch.
Durante la batalla entre el grupo criminal y la seguridad del funcionario, tres personas fallecieron: una mujer, civil. que iba en camino a su trabajo, y dos de los guardaespaldas que protegían a Harfuch.
A pesar de ser baleado tres veces, García Harfuch sobrevivió el atentado, el cual se adjudica al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), considerado por expertos como uno de los más violentos en todo el mundo y de los primeros en México en usar explosivos a gran escala.
El mismo cártel está implicado en otras balaceras y masacres recientes. En Irapuato, en el estado de Guanajuato, atacantes ingresaron a un centro de rehabilitación, o un anexo, y obligaron a los pacientes y al personal a tirarse al suelo antes de ejecutar a uno por uno.
En la matanza, que supuestamente forma parte de la guerra entre el Cártel Santa Rosa de Lima y el CJNG, 26 personas fallecieron. Guanajuato era considerado una de las entidades federativas más pacíficas en México, sin embargo, se ha convertido en la más peligrosa gracias a la extensión de la influencia del CJNG en diferentes áreas del país.
“Han sido muy agresivos desde fuera y han conseguido la manera de salirse con la suya y asesinar autoridades federales, incluyendo mucha policía en Guanajuato, y derribado helicópteros militares”, explicó Falko Ernst a la británica BBC.
El experto argumentó que el problema que subyace es la delgada línea entre las fuerzas de la seguridad del estado y el crimen organizado. “Aunque el CJNG se ha declarado públicamente como enemigo del estado, todavía hay varias conexiones sospechosas con fragmentos del estado, incluyendo en un nivel federal”, dijo.
Críticos del presidente López Obrador refutan que, a pesar de las promesas, su administración no ha tratado los problemas en conjunto sobre la impunidad y el involucramiento del estado en actividades criminales o siquiera desarrollado una política coherente de seguridad.
Para varios en México, el periodo entre 2009 y 2011 trae recuerdos escalofriantes: ampliamente considerados como uno de los peores años de la guerra contra el narcotráfico en el país, era un tiempo de feroces aniquilaciones violentas entre los cárteles. Comunidades vivían bajo un sistema de toque de queda y balaceras para luchar por el control territorial eran comunes.
Sin embargo, mensualmente, las cifras de homicidios son más altas hoy en día. Las matanzas observadas en el 2019 y este año sugieren que México ha regresado a un patrón familiar de violencia, aunque algunas regiones se mantengan en cuarentena debido al empeoramiento de la pandemia de COVID-19.
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