Durante el panel virtual “Tráfico y control de armas en la agenda México-Estados Unidos” de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), un grupo de expertos expresó su punto de vista respecto a uno de los fenómenos menos vigilados por los gobiernos estadounidenses y mexicanos: el trasiego de armas de EEUU a México.
La conferencia en línea fue moderada por el maestro Gerardo Rodríguez Sánchez Lara, coordinador de la maestría en Gobernanza Global en la UDLAP y tuvo la aportación de la maestra Roxana Juárez Parra, ex directora nacional adjunta de la Unidad Especializada en Terrorismo, Acopio y Tráfico de Armas de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SIEDO), de la extinta Procuraduría General de la República (PGR); José Wall, ex agente especial de la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de Estados Unidos (ATF, por sus siglas en inglés); y el ingeniero Jorge Septién, especialista en seguridad y experto acreditado en riesgo de armas de fuego y explosivos.
Durante la transmisión, cada uno de los participantes aportaron sus distintos puntos de vista desde sus trincheras; sin embargo, coincidieron en que la falta de coordinación entre los gobiernos de Estados Unidos y México representa la mayor dificultad para poder combatir de manera efectiva este mal.
La maestra Juárez Parra presentó un cúmulo de datos acumulados desde 2010 a 2019, en donde enfatizó que la mayoría de las armas que entran a México provienen de EEUU.
De acuerdo con una de las gráficas que presentó, el 58.12% de armas que circulan en tierra azteca, son de procedencia estadounidense. Asimismo, señaló que existe otro mercado que se está posicionando a través de la frontera sur, particularmente por el estado de Chiapas, y son las armas que provienen de centro y sudamérica; sin embargo, en esta misma diapositiva se afirma que el 19.14% de las armas en el país son armas artesanales o con datos inválidos; 13.16% son armas sin vínculo a EEUU y el resto se divide en porcentajes menores entre Armas de centroamérica, con número de serie borrado y pendientes de rastrear.
También proporcionó datos de los tipos de armas aseguradas y especificó que el 73.72% son armas largas, lo cual deja con el 26.28% son armas cortas.
Ante este dato, la experta explicó que las armas cortas corresponden más a un tipo de delincuencia de menor impacto, como robo a transeúntes y que las armas largas pertenecen a criminales de alto nivel, como sicarios o miembros de cárteles de las drogas.
Respecto a las armas largas, en otra gráfica, explicó que los estados con más armas confiscadas son Tamaulipas, Sonora, Coahuila, Jalisco, Michoacán y Sinaloa.
También señaló que, derivado de una nueva estrategia durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, los aseguramientos se redujeron a casi la quinta parte de los que se registraron con la administración de Felipe Calderón.
El ingeniero Septién precisó que existe una diferencia epistémica en materia jurídica que ha trascendido en el imaginario de los pueblos tanto norteamericanos como mexicanos, pues mientras en EEUU se promueve la segunda enmienda que dicta que cada ciudadano tiene el derecho de portar un arma de fuego para defenderse, en México, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos privilegia el derecho a la vida, la dignidad y la paz.
Por su cuenta, el ex agente Wall señaló que la falta de liderazgo, cooperación y confianza entre naciones fueron las debilidades que propiciaron el fracaso del operativo durante el periodo calderonista llamado “Rápido y Furioso”.
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