En México, fueron 8.3 millones de solicitudes las que recibieron las entidades financieras para diferir el pago de créditos, es decir, 709,000 millones de pesos, informó en junio la Asociación de Bancos de México (AMB).
Los bancos dieron la opción a sus usuarios de aplazar sus pagos entre cuatro y seis meses, bajo una serie de requisitos, ante la emergencia sanitaria y la reducción de ingresos.
Son solicitudes que ingresaron entre los meses de abril y mayo, según los plazos que establecieron cada banco, y los usuarios deberán empezar a pagar entre los meses de agosto y septiembre.
Aunque el usuario deberá tener el cuenta el tema de los intereses, pero esto es según las condiciones impuestas por cada banco.
Adrián Fernández de Mendoza, director general de Creditea en México, empresa enfocada en créditos en línea, explicó en abril para Infobae México que “muchas de las propuestas de los bancos consideran no pedir el pago de la quincenalidad o mensualidad del préstamo, pero seguirán acumulando intereses por el periodo que no se haga ningún pago, lo que en realidad afecta el saldo total de la deuda y el problema será más grave al final”.
Ante el paulatino retorno de actividades, Arturo Herrera, secretario de Hacienda, indicó que el pasado 19 junio que los bancos se están preparando para ampliar el plazo a los usuarios que difirieron pago de créditos, al inicio de la emergencia sanitaria, con el fin de que la gente cuente con la liquidez suficiente.
“Estamos pensando extender el plazo que permita a las empresas, a las personas físicas, reestructurar sus créditos con los bancos, para que no tengan que empezar a pagar intereses y capital a partir de dos semanas”, expresó en una videoconferencia con representantes de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco-Servytur).
Es una medida que, según palabras del funcionario público, la banca está de acuerdo en implementar las medidas y consideran que es viable dar un poco más de tiempo al cliente para el pago.
Fueron 51 bancos regulados por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) los que anunciaron medidas para aplazar pagos de créditos (construcción, hipotecarios, automotrices, créditos personales, de nómina tarjetas de crédito, microcrédito, así como los comerciales a empresas y a personas físicas con actividad empresarial)
Luis Niño de Rivera, presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM), indicó a El Economista en junio: “Nos estamos preparando, dialogando con los clientes y evaluando con nuestros reguladores cuáles son los mejores caminos para aquellos que su actividad económica sea más lenta y requieran una reestructura de su calendario de pagos”.
Fueron las micro, pequeñas y medianas empresas y créditos personales para personas físicas con actividad empresarial las que más solicitaron este tipo de apoyos con 3.3 millones de peticiones; mientras que 2.8 millones fueron para tarjetas de crédito y 1.8 son créditos de consumo no revolvente.
Ante la falta de liquidez, la banca en México estima un incremento en el número de deudores. De acuerdo con datos de la CNBV, el índice de morosidad de la banca (Imor) se ubicó en productos como la tarjeta de crédito llegaron a 5.6%, y en caso de los de nómina registraron 2.83 por ciento.
“Lo que va a pegar a usuarios es que su ingreso no se haya restablecido y que los planes de diferimiento no haya tenido claridad y que generen esta especia de burbuja, en el que al cabo de cuatro meses se tenga una deuda inmanejable y el pago mínimo represente un sobreendeudamiento”, puntualizó Juan Pablo Zorrilla, director general de Resuelve tu Deuda, para El Universal.
La CNBV dio a conocer a finales de junio que ampliaron el plazo hasta el 31 de julio para recibir y atender solicitudes de reestructura de créditos.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: