Como lo señala la Convención de los Derechos del Niño, todos los niñas, niños, y adolescentes “que estén separados de uno o de ambos padres tienen derecho a mantener relaciones personales y contacto directo con ambos padres, salvo si ello es contrario al interés del niño”; sin embargo, desde que llegó la epidemia de coronavirus a México, estas prácticas fueron modificadas.
Por su parte, el Centro de Convivencia Familiar de la Ciudad de México (Cecofam) emitió un comunicado en el que informó que la convivencia familiar de padres con hijos se mantendría a distancia, hasta nuevo aviso, por lo que desde entonces, la comunicación de los padres con los menores se lleva a cabo por cualquier medio electrónico, (llamadas telefónicas o videollamadas).
Cabe destacar que estos centros son espacios pensados para que padres o madres vean a sus hijos cuando no tienen la supervisión permanente de los mismos luego de la disolución de la familia. Las visitas están supervisadas luego de que los malos términos de la separación de padre-madre llevan a los jueces a dudar que el interés superior de un menor esté siendo respetado.
En ese sentido, el problema que plantea esta nueva realidad de visitas virtuales es que los padres deben acordar horarios que muchas veces se impone a capricho de alguna de las partes.
De acuerdo con un colaborador invitado de El Financiero, en muchas ocasiones la preocupación por la salud de los integrantes de la familia es un temor real, pero en algunos otros es una excusa para evitar la convivencia y continuar con las disputas familiares utilizando a los hijos como un vehículo de control sobre la expareja.
Por otro lado, La Crónica consultó a Daniel Pinto, un abogado y especialista en temas familiares y de adopción, quien aseguró urge legislar por el bienestar de los menores.
Pinto señaló que con la pandemia del COVID-19, las autoridades deben legislar y establecer normas que sean preventivas y garanticen que los niños que se reúnan con sus padres en estos centros, estén lejos de contagiarse.
El especialista aclaró que con la pandemia las visitas virtuales han permitido un mayor acercamiento entre los tutores con sus hijos, siempre y cuando las partes así lo acuerden.
“Dado el confinamiento por causa del coronavirus, las relaciones y convivencias virtuales las pueden tener los padres con sus hijos de una manera más constante, es decir, podría ser de media hora cada día o más tiempo, según el arreglo al que lleguen las parejas y de lo que deberán hacer del conocimiento del juez de lo familiar, para que conceda la autorización y que el contacto entre padres e hijos sea más constante, no cada semana como lo estipula la ley”, aseguró.
Asimismo, Pinto enfatizó que una vez que entre el semáforo epidemiológico en color verde y las reuniones se lleven a cabo de manera física, se deberán establecer nuevas normas que establezcan protocolos adecuados para las reuniones y así garantizar la integridad del menor y de sus padres, sin riesgo de algún contagio por coronavirus.
“Una vez que pase la pandemia, se adoptarán protocolos especiales que deberán aplicarse cuando se lleven a cabo las visitas de manera física en los centros de convivencia, por lo que deberá quedar establecido el uso de cubrebocas, de gel antibacterial”, afirmó.
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