Un misterio, pero lleva a cabo un cambio más para bien que para mal: el retrato de Jorge Zepeda sobre López Obrador

A dos años de la victoria presidencial, indica el escritor, AMLO es un misterio para la mayoría de los mexicanos

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CIUDAD DE MÉXICO. 29JUNIO2020.- El
CIUDAD DE MÉXICO. 29JUNIO2020.- El Presidente Andrés Manuel López Obrador, en la tradicional conferencia de las mañanas, estuvo acimpañado del titular de Profeco, Ricardo Sheffield, este día en el salón Tesorería de Palacio Nacional. FOTO: VICTORIA VALTIERRA/CUARTOSCURO.COM

“Las pasiones que inspira a favor y en contra han sustituido al futbol, a las series de Netflix o a los escándalos de Luis Miguel como el principal tema de conversación en círculos mediáticos y en las charlas de sobremesa de los mexicanos”, señala el escritor Jorge Zepeda Patterson en un texto en el que habla de los dos años que han pasado después de la victoria presidencial de Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

El analista resalta en una columna titulada “¿De qué hablamos cuando hablamos de López Obrador?” que exactamente a 24 meses de ser electo presidente, AMLO continúa siendo un enigma para los mexicanos, sin importar lo seguido –a diario– que el mandatario le habla a todo el país. “Material no falta, gracias al manantial inagotable que arrojan dos horas diarias de conferencia matutina de lunes a viernes y videos a la nación los sábados y domingos”.

En el artículo que publicó este jueves en Milenio, el también sociólogo resaltó que pareciera incluso que el presidente mexicano siempre va un paso adelante al diálogo que generan sus dichos en redes sociales y medios. Que todavía no terminan de digerir lo que dice cuando ya tiene polémica nueva.

(Foto: Cortesía Presidencia)
(Foto: Cortesía Presidencia)

Y, ¿por qué pese a todo eso, a la sobreexposición que se da, el presidente es un misterio?

“Esto es así porque la concepción que la mayoría tenemos de él se alimenta de las estampas y los clichés a través de los cuales hemos acuñado eso que llamamos AMLO. Populista, trasnochado, provinciano, anacrónico, ignorante, caprichoso, vengativo, belicoso, una amenaza para México, según sus detractores; luchador infatigable, sabio, justo, incorruptible, conocedor profundo del alma mexicana, líder espiritual, según sus seguidores”, dellata.

Pero Zepeda Patterson indica que, aunque López Obrador sí es todo, es de manera fragmentaria, “lo cual lo convierte en un hombre en cierta forma indefinible”.

(FOTO: PRESIDENCIA /CUARTOSCURO.COM)
(FOTO: PRESIDENCIA /CUARTOSCURO.COM)

Luego, describe lo que hace al presidente, considera el analista, una paradoja.

“(AMLO) es profundamente desconfiado de la iniciativa privada y un estatista convencido, pero está dedicado a adelgazar al Estado; un nacionalista a ultranza genuinamente convertido en amigo de Trump, el denostador de los mexicanos; un hombre progresista arraigado en el pasado; un luchador social que rechaza cualquier camino que no sea la democracia, empeñado en debilitar a los órganos democráticos; un fiero opositor de los neoliberales pero en materia de finanzas públicas más ortodoxo que los neoliberales; un permanente rijoso que pregona abrazos en lugar de balazos; un hombre inflexible en sus ideas que repudia todo acto de represión; un intransigente que nunca pierde la paciencia; un amante de la naturaleza obsesionado con las energías más contaminantes”.

(Foto: Presidencia de México)
(Foto: Presidencia de México)

El analista indica que es así como cada quien, con su percepción, ha construido la idea del presidente. Pero el problema es cuando se expone la imagen que cada quien se ha hecho y chocan entre ellas.

“No, no es Chávez ni Maduro por más que intenten convencernos quienes lo repudian y desearían que AMLO inflara la burocracia, propiciara el endeudamiento o incurriera en una narrativa antiimperialista para justificar la estampita que han creado, pero no es así. Tampoco es un hombre de izquierda, pese a lo que hubiéramos querido los críticos del antiguo régimen, como queda demostrado, entre otras cosas, por su desdén a la agenda feminista o a la ambientalista y por el extraño apego a Trump (que, todo indica, va más allá de una actitud pragmática)”.

No obstante, hay una parte de su texto que pareciera ser el mismo núcleo: “Y con todo, frente a los mandatarios anteriores que decían gobernar para todos los mexicanos y en realidad lo hacían para los suyos, ya de por sí privilegiados, prefiero un Presidente que gobierna para los empobrecidos, idealizados o no”.

(Foto: Cortesía Presidencia)
(Foto: Cortesía Presidencia)

El escritor afirma que, pese a las polémicas situaciones, decisiones y declaraciones –que argumenta diciendo que es el estilo presidencial– se está llevando a cabo efectivamente un cambio real.

Y enseguida aporta otra lista. Ahora con los hechos que, a su parecer, respaldan dicho cambio.

“El combate a la corrupción es real, el gasto suntuario y privilegiado de la clase política está desapareciendo, la evasión fiscal de los poderosos se acota por vez primera, la transferencia real a los sectores oprimidos está en proceso, la atención al sureste abandonado que no existía, la transparencia y la rendición de cuentas desconocidas para Peña Nieto, el extinguido chayote destinado a la prensa, la infraestructura de salud que pese a recibirla desmantelada ha resistido una pandemia”.

Jorge Zepeda concluye diciendo: “Más allá de los clichés reduccionistas que intentan hacerse una idea de un López Obrador inaprensible, el Presidente opera un cambio de régimen más para bien que para mal, a veces a pesar de sí mismo o de la idea de sí mismo que los mexicanos hemos construido”.

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