‘La Llorona’: de cómo una leyenda prehispánica se convirtió en un icono del terror mexicano

La mujer que vaga en la noche llorando por sus hijos identifica a los mexicanos, pero ha traspasado las fronteras desde hace más de 700 años

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La historia de la mujer
La historia de la mujer que se aparece se repite en muchos países (Cuartoscuro)

Prácticamente en cada ciudad de México existe una historia sobre la fantasmal mujer que sale todas las noches a gritar y llorar en la calle por sus hijos, incluso una próxima producción de Hollywood, “La maldición de La llorona”, retoma la leyenda.

En el mundo moderno generalmente la ilustran como una figura fantasmagórica con la cabeza cubierta, vestida de negro, pero la realidad es que nadie sabe cómo es realmente “La Llorona”, uno de los personajes más característicos de las historias de terror en México.

En cada municipio del país hay un lugar donde existen testimonios sobre las apariciones de esta misteriosa mujer que vagando por las noches grita con una voz de dolor “¡Ay, mis hijos!”. Por ejemplo, en la capital mexicana afirman que se aparecía en el centro de Ciudad de México, en las alcaldías de Xochimilco (flotando en los canales) y en la de Coyoacán.

Pero la historia original de este personaje conecta con el mundo prehispánico, y se ubica aproximadamente una década antes de la llegada de los conquistadores españoles, en 1521.

La mujer que salió del Lago de Texcoco

El Lago de Texcoco es
El Lago de Texcoco es uno de los protagonistas de la historia. (Gobierno de México)

En sus escritos, Fray Diego Durán, uno de los evangelizadores españoles, daba cuenta de que el emperador azteca Moctezuma II estaba preocupado por sueños que advertían el fin de su reinado. A sus oídos llegaron historias de paseantes nocturnos que contaban haber visto a una mujer que lloraba y gemía, por lo que les encomendó preguntarles el por qué de su dolor y que era lo que quería expresar.

Esta mujer salía del Lago de Texcoco sobre el cual se encontraba la legendaria Tenochtitlán.

La historia también se transmitió a Fray Bernardino de Sahagún (misionero franciscano cuyas obras han ayudado a la reconstrucción de los hechos del México antiguo), a quien los indígenas le aseguraron que por las noches esta mujer gritaba “¡Hijitos míos, pues ya tenemos que irnos lejos! Y otras veces ¡Hijitos míos ¿a dónde os llevaré?”, en referencia a su intento de salvar a los nativos de la masacre que estaba por venir con la llegada de los conquistadores españoles.

El fraile nombró a la mujer Cihuacóatl (mujer serpiente) o Tonantzin (nuestra madre).

“Dice la historia que es una mujer que aparecía para prevenir todo lo que iba a caer sobre los indígenas. Aquí lo interesante es ver como la leyenda se ha ido modificando y adaptando conforme a los tiempos. Después de la conquista, se seguía hablando de esta aparición y se decía que se trataba de una mujer indígena que había tenido tres hijos con un español, pero que él después de casó con una mujer de alcurnia. Ella, en venganza, mató a los hijos y se volvió loca”, expresó en 2019 a Infobae la historiadora Guadalupe Villa, del Instituto Mora.

La historia se extendió hasta Centroamérica gracias a que había poblaciones aztecas en países como El Salvador y Nicaragua.

La traidora

La Malinche ha sido descrita
La Malinche ha sido descrita por los historiadores como otras personificación de “La Llorona”. (INAH)

Otro de los significados que se le da a esta mujer es el de “la mala madre”. Según el historiador mexicano Efraín Franco Frías, en la época de la Colonia (1521-1821) empezó cobrar fuerza la historia de que “La Llorona” era una indígena conocida como “Malinche”, quien a la llegada de los españoles se convirtió en amante de conquistador Hernán Cortés.

La pareja tuvo un hijo, pero Cortés se lo arrebató a la mujer cuando regresó a España sin que ella hiciera algo por impedirlo.

“El nombre de ‘Malinche’ significa traidora, y los indígenas veían en esta la encarnación de la traición y a raíz de que pierde a su hijo, para el pueblo mexicano se convierte en un símbolo de la maternidad, pero de la maternidad triste, ofendida y humillada por el papel triste de entregar a su hijo Martín Cortés, y ella jamás lo vuelve a ver”, dijo Frías a Infobae.

"Se convierte en instrumento de traición y también en el símbolo de la mala madre que no es capaz de defender a su hijo y se entrega a las tentaciones, a los placeres", expresó el historiador.

El antiguo Lago de Texcoco,
El antiguo Lago de Texcoco, donde se originó el mito de la mujer que lloraba por sus hijos (Imagen: Pinterest)

Relató que a partir de la entrega de su hijo, la mujer fue duramente criticada por no haber hecho nada para que no se lo llevarán y a partir de entonces “La Llorona” empieza a tener un significado diferente.

La Iglesia Católica empieza a modificar la historia para darle un significado de que si eres mujer y te entregas a los amores prohibidos (como la Malinche), no cumples con los deberes tradicionales de madre, “vas a estar condenada al sufrimiento y a estar vagando por el inframundo”

Hacia el siglo XVIII más de un cronista identifica a la indígena como "La Llorona" y como la "mala madre", a partir de ahí, el mito de Cihuacóatl se convierte en leyenda. A partir de entonces se le deja de relacionar con el agua (anteriormente siempre se decía que salía de algún lago) y empiezan a surgir historias en todos lados sobre esa mujer que vestía de luto y se lamentaba por sus hijos.

Por ejemplo, en Ciudad de México, una de las leyendas más famosas es la de "La Llorona" en una casona de Coyoacán, uno de los lugares más tradicionales de la capital.

El templo de la Conchita,
El templo de la Conchita, en Coyoacán, México. (Archivo)

La historia se ubica en una de las casonas de la época de la Colonia que aún se conservan y que supuestamente perteneció a Hernán Cortés.

Enfrente de la casona hay un templo conocido como “La Conchita”. Se dice que quien se lamenta en las noches es “La Malinche”, dolida por el abandono de Cortés y por la separación de su hijo.

Parte de la leyenda indica que quien se case en el templo, no tendrá una unión duradera.

La casona está protegida por el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Algunos conocedores aseguran que no fue habitada por Cortés y su pareja, por lo que consideran errónea la atribución popular.

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