El dramático intento de asesinato al jefe de la policía de la Ciudad de México fue sólo la más clara señal de que el crimen organizado está llevando la violencia directamente a la puerta del gobierno .
El pasado viernes, Omar García Harfuch, secretario de Seguridad Ciudadana de la capital del país, fue casi agregado a la lista homicidios de este año, —12,184 de enero a mayo— cuando dos docenas de hombres ejecutaron un plan coordinado para interceptar su vehículo con armas Barret calibre .50. García sobrevivió con tres disparos y en cuestión de horas culpó al Cártel Jalisco Nueva Generación.
La agresión sucedió en poco menos de dos semanas de que un juez federal y su esposa fueron asesinados a tiros en el estado de Colima. La organización criminal de Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, también fue sospechosa del ataque.
A principios de este mes, la Unidad de Inteligencia Financiera, ejecutó el operativo Agave Azul que bloqueó cuentas de 1,770 personas físicas, 167 empresas y dos fideicomisos ligados al cártel, a solicitud de Estados Unidos.
“Es muy importante que no cesen estas acciones porque si se paralizan o se demoran, la organización criminal lo va a tomar como una señal de estado arrodillado y van a acostumbrarse a actuar de esa manera (violenta) con el Estado mexicano”, apuntó el académico de la Universidad de Columbia, Edgardo Buscaglia, en entrevista con CNN.
El mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, no tardó mucho en entrar en discordia. “No vamos a declarar la guerra a nadie. No vamos a permitir masacres, pero vamos a evitar que estos ataques se orquesten, y no vamos a hacer ningún acuerdo con el crimen organizado”, especificó.
Para Edgardo Buscaglia es de suma importancia que la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) tenga todo el apoyo en el congelamiento y decomisos contra el CJNG. “No hay manera de lidiar con estos grupos criminales que descabezar a la cúpula política y judicial que están vinculadas con el narcotráfico, así como las asociaciones no gubernamentales que viven comprando al tejido social”, expresó.
Los inminentes golpes a la organización criminal han creado un ambiente de inseguridad en todo el país, pero también han encaminado a que el CJNG pueda dividirse en facciones como ha sucedido con otros cárteles dominantes en los últimos años.
El analista de seguridad y periodista de El Universal, Alejandro Hope, escribió en una columna que el atentado contra García Harfuch podría ser resultado de “disputas internas del cártel, apuestas mal calibradas de algunos líderes o la bravuconada de algún criminal”
Por su parte, el analista senior del Grupo Internacional de Crisis, Falko Ernest, advirtió que el ataque a al jefe de policía podría impulsar políticas de seguridad más integradas y más solidas en el futuro.
Lo mismo vislumbra el periodista Óscar Balderas “Los sicarios han decidido desatar el terror en la Ciudad de México no tanto por un asunto de dominar el territorio, sino porque aquí (CDMX) están asentadas las fuerzas federales y si logran instaurar el pánico se modificará la estrategia de seguridad para todo la nación”
Encabezado por Nemesio Oseguera, “El Mencho”, el CJNG se ha posicionado como la segunda organización criminal más poderosa en el país capaz de amenazar y atacar gobiernos.
El informe 2019 National Drug Threat Assessment —desclasificado por la DEA a inicios de este año— refiere que este grupo contrabandea drogas ilícitas en Estados Unidos accediendo a varios corredores de tráfico como Tijuana, Juárez y Nuevo Laredo.
Además de su rápida expansión en actividades de narcotráfico, la DEA señala que este cártel se caracteriza por la disposición a participar en confrontaciones violentas con el gobierno mexicano, fuerzas de seguridad y cárteles rivales.
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