Quién es Pavel Marichal, el ingeniero biotecnólogo mexicano que trabaja en Alemania en una vacuna contra el COVID-19

El investigador nacido en Coatzacoalcos se licenció en el TEC de Monterrey, y realizó su doctorado en Europa, donde recibió una subvención de 1.1 millones de euros (más de 28 millones de pesos) para desarrollar su tecnología

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Pavel Marichal Gallardo (Foto: Tec
Pavel Marichal Gallardo (Foto: Tec de Monterrey)

En los últimos meses, numerosos países se han unido a los esfuerzos globales para encontrar una vacuna contra el COVID-19. Una carrera a contrarreloj en la que participan empresas farmacéuticas y laboratorios públicos, que no sólo buscan hallar la anhelada fórmula que ponga fin a la pandemia, sino también, la manera de escalarla de forma que exista suficiente abasto para la población mundial.

Desde Alemania, el experto veracruzano Pavel Marichal Gallardo trabaja con su empresa ContiVir en un proyecto financiado por las autoridades europeas para lograr una vacuna que, a través de partículas virales, proteja del SARS-CoV-2.

El experto egresado en el TEC de Monterrey comenzó su andadura en el viejo continente en 2015, cuando inició su doctorado en ingeniería de bioprocesos en el Instituto Max-Plack for Dynamics of Complex Tecnical Systems, ubicado en la ciudad germana de Magdeburgo.

Su investigación se centró en vectores virales, que se utilizan en terapia génica. Este tipo de tratamiento consiste en introducir en las células de un paciente una copia sana de un gen defectuoso, para restablecer la función normal de un tejido o un órgano.

“El gen puede introducirse en el cuerpo de varias maneras, pero la más común es a través de un virus que ha sido modificado para ser inofensivo y para contener el material genético terapéutico. Estos son llamados vectores virales”, explicó en entrevista con el TEC de Monterrey el investigador de Coatzacoalcos.

En su estudio, Marichal Gallardo se especializó en terapia génica modificando el virus adeno-asociado, así como el virus causante de la viruela -ya erradicado-. Pero estos vectores virales, además de aplicarse para reparar un órgano o tejido dañado, también se pueden modificar para utilizarse como vacunas. Y esto es precisamente lo que persigue ContiVir para combatir al COVID-19.

Cómo surgió ContiVir

(Foto: ContiVir)
(Foto: ContiVir)

Cerca de finalizar su doctorado, el experto de Veracruz se unió al científico chileno Felipe Tapia, especialista en cultivo celular.

“Decidimos combinar las tecnologías que desarrollamos -y para las cuales aplicamos para patentes- para comenzar una empresa con el objetivo de revolucionar la producción de vacunas virales y terapias genéticas”, contó el ingeniero biotecnólogo.

Así nació en octubre de 2019 la compañía biotecnológica Contivir, financiada por la Unión Europea, el Ministerio Federal de Economía y Energía de Alemania y la Sociedad Max Planck. El objetivo principal era desarrollar una plataforma de fabricación continua de partículas virales, necesarias tanto en terapias génicas como en producción de vacunas.

“Recibimos 1.1 millones de euros (MN 28 millones 404 mil 640) para un proyecto de dos años, a partir de octubre de 2019, con el fin de comercializar estas tecnologías. Para la parte de desarrollo de negocios se nos unió Julián López Meza, otro ex alumno del Tec de Monterrey”, explicó Marichal Gallardo.

Un candidato de vacuna contra el COVID-19 para el mes de julio

Imagen de archivo. Una mujer
Imagen de archivo. Una mujer sostiene una pequeña botella etiquetada como "vacuna COVID-19" (Foto: REUTERS/Dado Ruvic/Ilustración/imagen de archivo)

Aunque la empresa se enfoca más en ofrecer la tecnología necesaria para generar estos tratamientos, -como un biorreactor tubular altamente eficiente que permite producir altas cantidades de partículas virales-, supieron que contaban con la infraestructura necesaria para desarrollar un prototipo de vacuna contra el COVID-19. Además, una parte importante del grupo ya había trabajado en fabricación de vacunas de influenza o fiebre amarilla.

“Ahorita estamos muy preocupados por la situación de corona, y estamos desarrollando este proyecto. Esperamos tener un candidato de vacuna alrededor de julio, y probarlo en ensayos preclínicos en animales, y ver cómo funciona para esta plataforma que estamos desarrollando. El problema casi siempre que hay con las vacunas es que a pesar de los esfuerzos brillantes que hay de mucha gente, es que producirlas a gran escala, rápido, es muy ineficiente”, informó el doctor en entrevista con Rubén Luengas, para el espacio digital En Contexto.

Según explicó Pavel Marichal, cualquier terapia que requiera virus enfrenta actualmente un problema serio.

“Los métodos existentes para su producción y purificación son muy ineficientes y difíciles de escalar. Por ejemplo, para algunas enfermedades genéticas musculares solo pueden producirse unos cuantos cientos de tratamientos al año, debido a la enorme cantidad de partículas virales que necesitan. Se estima que actualmente la demanda de partículas virales supera la oferta por un factor de cinco”, dijo al TEC de Monterrey.

(Foto: EFE/Sebastiao Moreira/Archivo)
(Foto: EFE/Sebastiao Moreira/Archivo)

Esto explica la preocupación que existe acerca de la posibilidad de abastecer a todos los países de vacunas contra el COVID-19.

“Entonces, a pesar de que haya un candidato pronto, va a haber muchos problemas para poder tener suficiente abasto para toda la población. Y encima de estos problemas de manufactura, pues casi siempre los países con más dinero son los que pueden garantizar la compra de las primeras dosis y demás. Entonces, estamos desarrollando esto para que esta plataforma pueda usarse globalmente”, explicó.

Y es que cualquier laboratorio puede aplicar la tecnología de Contivir para aumentar su eficiencia.

“Un biorreactor de cinco litros adaptado con nuestras tecnologías puede producir 100 litros por mes, una cantidad de producto reservada para una planta piloto, un nivel intermedio entre producción de laboratorio y producción industrial”, contó Marichal Gallardo.

Aunque desde su compañía esperan comenzar en julio las pruebas de un prototipo contra el COVID-19, él considera que tendrán que pasar al menos 18 meses para que empiece a comercializarse la vacuna en el mercado.

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