La debilidad de José Antonio Yépez Ortiz, alias “El Marro”, presunto líder del cártel huachicolero Santa Rosa de Lima, son las fiestas familiares. Esto no le ha salido barato, lo ha pagado con la muerte de una de sus hermanas en pleno día de su boda, y la detención de su madre, hermana y prima.
En enero pasado sicarios del Cártel Jalisco Nueva Generación, con quienes mantiene una cruenta disputa por el territorio que ha dejado cientos de muertos en Guanajuato, desataron el terror en la boda de una de sus hermanas.
Karem Elizabeth Yépez Ortiz y su novio, identificado como “El Calamardo” resultaron muertos y cuatro personas más heridas, cuando un comando los atacó en la iglesia donde estaban a punto de casarse. Sus enemigos, “los jaliscos”, como les llama “El Marro”, se habían enterado que acudiría a la celebración y fueron para matarlo. Ese día también logró huir de su destino como en otras ocasiones.
El pasado sábado, Celaya vivió una vez más una jornada de violencia. Camiones quemados, ataques a negocios, narcobloqueos en carreteras: “El Marro” asistiría a la fiesta de cumpleaños de su hija. De esto se enteraron las fuerzas de seguridad y planearon un operativo para su captura. Nuevamente logró escapar, esta vez sacrificó a su madre, hermana y prima, pues fueron detenidas por las autoridades.
Fue por una llamada telefónica que interceptó el gobierno federal, como se enteraron que Yépez Ortiz pensaba acudir a la celebración a la casa de su madre, según reporta el diario Milenio, que consultó a fuentes de primer nivel.
El viernes 19 de junio, fue cuando en el Centro Nacional de Inteligencia se detectó una conversación telefónica en la que José Antonio Yépez Ortiz, decía que tenía contemplado ir a festejar a su hija.
Solo bastaron una horas para que, desde la capital mexicana, se orquestara un operativo para detener al líder del cártel huachicolero. En el plan no se contempló la participación de otras autoridades para evitar filtraciones.
Muy temprano el sábado salieron rumbo a Guanajuato a un rancho, en el municipio de Celaya, donde se estimaba que sería la fiesta.
Sin más detalles, a la Fiscalía General del Estado de Guanajuato le pidieron apoyo para los cateos de último momento y así evitar tropiezos como sucedió con la captura de la esposa de “El Marro” a quien tuvieron que dejar en libertad por falta del papeleo legal básico.
La sorpresa que se llevaron los elementos al llegar al lugar fue que no había tal fiesta, sino el pago de nómina del Cártel de Santa Rosa de Lima. En el sitio estaban la madre, la hermana y la prima del “Marro”, pagando los servicios, como cada sábado, de la base social del grupo criminal. La mayoría de ellas mujeres y varias menores de edad que servían a los sicarios por no más de 3.000 pesos.
Aunque el Ejército prefirió actuar solo, tuvieron que pedir ayuda al gobierno estatal cuando en el camino se toparon con tres camionetas de donde descendieron 20 personas apedreándolos para que no se acercaran y otros más comenzaban a brincarse las bardas para sumarse a los ataques contra los soldados.
En total, 300 elementos de las fuerzas estatales acudieron al apoyo para que las tropas federales pudieran avanzar.
Yépez Ortiz no se encontraba en el lugar que esperaban. No se ha dado información sobre si estaba en el rancho, pero logró huir, o si simplemente decidió no ir, aunque se sospecha por las reacciones violentas que estaba cerca.
No había fiesta pero si estaba su madre, María “N”, con una maleta con dos millones de pesos para pagar a los colaboradores del cártel de Santa Rosa de Lima, donde había armas, droga y vehículos robados.
La madre del " Marro” en un primer momento se presentó con otro nombre, los soldados desconocían su parentesco con el líder grupo delictivo, pero fue confirmada por autoridades estatales.
María terminó tras las rejas igual que su esposo, que su hija y sobrina, mientras que su hijo sigue huyendo de las autoridades y también escondiéndose de sus enemigos, “los jaliscos”, quienes no lo quieren en la cárcel sino ellos lo prefieren muerto.
“El Marro”, sigue huyendo con lo poco que aún tiene y el sacrificio de su familia en los hombros.
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