Ante la falta de equipo de protección para la atención de pacientes COVID-19, un grupo conformado por 1,000 doctoras adquirieron 35,000 mascarillas N95 con la empresa Comercializadora y Mantenimiento Industrial Jamar, los cuales nunca recibieron, aunque pagaron la mitad del monto total, como anticipo (679,200 pesos).
Fue a finales de marzo que miembros de Mamás Doctoras, A.C., asociación que la integran 13,000 mujeres, compraron las mascarillas N95 y el precio que les ofrecieron fue 44 pesos por unidad, cuando tienen un precio promedio de 200 pesos.
Eligieron comparar el equipo de protección, porque previo a la emergencia sanitaria, los artículos se conseguían entre 25 y 30 pesos, pero para que se les respetara el precio debían realizar un pedido mínimo de 5,000 piezas.
La asociación adquirió un total de 35,000 unidades, por un monto total de 1.5 millones de persos. Pero nunca recibieron el material ni el reembolso de su dinero. La inversión promedio por persona fue de 1,538 pesos en equipo de protección.
“Muchas de nuestras doctoras pusieron la mitad o su quincena completa para poder comprar, para poder tener equipo de protección personal. Son de todo el país e incluso como la epidemia todavía estaba muy fuerte en España, doctoras nos pidieron desde allá que si les podíamos hacer compras”, relató la doctora Andrea Castro, integrante del Consejo Directivo de Mamás Doctoras A.C, al periódico Excélsior.
Además, de los recursos perdidos, en dicho periodo también se registró el deceso de tres médicas de COVID-19, consecuencia de la falta de material de protección.
Antonio Juárez Navarro, abogado y quien lleva el caso, indicó para Excélsior que tienen documentados cuatro contagios entre las doctoras que adquirieron el material, por lo que se buscaría que Eliseo Gabriel Salinas Treviño, dueño de la empresa, no solamente sea acusado de fraude, sino también por lesiones y homicidio culposo.
“No sólo es una cuestión de dinero, sino donde vidas humanas están en juego, las vidas de las doctoras que están dando todo para que el resto de los pacientes y de las personas que están enfrentando al coronavirus puedan recuperar su salud”, dijo la doctora Andrea Castro.
Cabe señalar que de los 32,388 diagnósticos confirmados entre personal médico, 57% de los infectados son mujeres, según datos de la Secretaría de Salud, hasta el 16 de junio. Son 463 defunciones las que se han documentado.
¿Cómo se realizó el fraude?
En el acta constitutiva de la empresa Comercializadora y Mantenimiento Industrial Jamar se indica que ésta se encuentra en San Pedro Garza García, Nuevo León y en la descripción del objeto social se menciona que se dedica a la industria alimenticia del café y en el texto no se menciona nada que tenga relación con con el sector salud o venta de insumos médicos. La compañía fue constituida en febrero del 2014, de acuerdo con datos del Registro Público de Comercio.
Aunque en marzo 2018 se realizó una modificación en el objeto de la sociedad se añadieron otros rubros, pero ninguno tiene relación con el sector salud. Los socios de la empresa son Ángel Armando González Molina y Rodrigo Armando González Ovalle.
Ante la asociación de doctoras, Eliseo Gabriel Treviño Salinas se presentó como dueño de la empresa e indicó que se dedicaban a la comercialización y fabricación de insumos médicos, que ya habían vendido productos al Ejército y Marina, además de los gobiernos de Jalisco y Nuevo León, por eso podía ofrecer los insumos a precios competitivos.
Las profesionales en un momento dudaron de que pudiera tratarse de un fraude, solicitaron acudir las instalaciones de la empresa para poder realizar el pago con tarjeta, pero el vendedor con el que tuvieron contacto, puntualizó que sólo aceptaban transferencias, pero les facilitó el teléfono de Eliseo Gabriel.
La asociación habló con el dueño de la empresa el 1 de abril y ese día hicieron un primer pedido de 5,000 cubrebocas, el total a pagar era de 220,000 pesos y por el monto les pedía todo el dinero, pero el propietario de la empresa aceptó el 50% como anticipo y el resto del dinero lo darían hasta la entrega de los insumos.
Posteriormente, realizaron el primer depósito por 102,200 pesos y la fecha de entrega del primer pedido era el 11 de abril.
Al conocerse la información sobre el precio de las mascarillas, realizaron un segundo pedido de 5,000 unidades; el tercero por 10,000 y el último por 15,000.
Por cada pedido tuvieron que pagar un anticipo del 50%, lo que les significó depositar un monto total de 671,200 pesos. Y las fechas de entregar serían del 18 al 27 de abril.
El 11 de abril, Eliseo informó a las doctoras que el pedido venía con retraso, ya que por un error de su asistente habían enviado los productos a Torreón, Coahuila , no a los sitios donde se había solicitado.
El siguiente pretexto fue que les habían robado las mascarillas y el dueño de la empresa se comprometió a reponerlas y para el 12 de mayo, las doctoras dejaron de tener comunicación con Salinas Treviño pero pidieron el reembolso del dinero.
Las doctoras le comunicaron al dueño la posibilidad de interponer una demanda y vía mensaje respondió: “se va a tardar más el proceso Iris, que lo que me voy a tardar en hacer el reembolso, pero están en todo su derecho”.
Las doctoras lo buscaron en el domicilio en el que supuestamente estaba la empresa en la colonia Cumbres, en Monterrey, pero se trataba de un domicilio particular y un joven que habita la casa les indicó que no había ninguna empresa y que no conocía a ninguna persona con el nombre de Eliseo Gabriel Salinas Treviño.
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