El pasado 13 de junio se abrió una cavidad en la carretera de Playa del Carmen a Tulum. En un principio, se pensó que era un socavón, pero en realidad se trata de una cueva con agua cristalina milenaria.
Al explorar la oquedad, expertos en espeleología hallaron conexiones de cavernas, grutas y vestigios que datan de los periodos Pleistoceno y Holoceno, hace 2.5 millones de años. Cabe destacar que el Tren Maya pasará por este punto y será fundamental para la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (STC) al reconstruir la vía.
En la cueva también se encontraron fósiles de caracoles marinos, crustáceos ciegos de cuevas y bivalvos (moluscos con concha).
Roberto Rojo, presidente del Círculo Espeleológico del Mayab, señaló que hay un acuífero transparente, por lo que infieren que es un sistema sano, característico de la región.
Declaró para La Jornada que la cueva atraviesa completamente la carretera y termina en una parte muy estrecha. Hay un área seca de 20 metros de ancho y 60 de longitud. Tiene una profundidad de cuatro metros hasta el espejo de agua y otros cuatro de ahí hasta el fondo.
Por otro lado, en entrevista con El Universal, Rojo explicó que bautizaron la caverna como “Me lleva el Tren”, refiriendo al megaproyecto que pasará por ahí, esperando que ello no suceda.
“Estando dentro de la cueva pudimos escuchar el paso constante de los vehículos por sobre nuestras cabezas, lo que irremediablemente nos llevó a pensar en las afectaciones por los grandes desarrollos de la región”, declaró el biólogo.
Rojo y su equipo de especialistas recomendaron que se refuerce la zona alrededor de la cueva para no afectar el paso natural del agua y que se tenga en cuenta que el colapso podría repetirse. Por ello, señalan que la cueva no debe ser cubierta.
Tampoco puede ser rellenada porque representaría un “ecocido”, además de que esta acción estaría prohibida por el Reglamento de Cuevas, Cenotes y Cavernas vigente en el municipio de Solidaridad.
De igual manera, después de varios días de estudio, a petición de la directora de Medio Ambiente y Cambio Climático del ayuntamiento de Solidaridad, Nancy Martin Tzuc, a cargo de la arqueóloga Ximena Chávez; la bióloga, Yuritzi Espino; el Mtro. de Ciencias, Fermín Teuctzintli; y las espeleobuzas, Michel Vázquez y Mónica Torres, se llegó a la conclusión de que el supuesto socavón era una cueva acuática cuyo techo se colapsó.
Por la cantidad de restos de moluscos sobre el techo de la cueva, le denominaron “Cielo de caracoles”. También, se hallaron impresiones de corales cerebro, raíces de más de 16 especies de árboles de la selva, 14 especies de lanas y una de palma, mismas que pueden tomar su agua directamente del manto acuífero.
Por su parte, de determinó que el agua es salobre, por lo que se recomendó hacer estudios para evaluar el impacto de la intrusión salina y la calidad de la misma, ya que es zona hotelera.
Acerca de los motivos del desplome, el biólogo Rojo García infiere que puede atribuirse a que desde hace tres meses se desarrollaron una serie de trabajos para un fraccionamiento cerca del lugar de los hechos. El peso de la pila de escombros y asfalto que dejaron pudo debilitar el suelo.
MÁS SOBRE ESTOS TEMAS