La noche del 22 de marzo de 2010 desapareció de su habitación Paulette Gebara Farah, una niña de cuatro años que vivía con su familia en una zona exclusiva del Estado de México. No había cerraduras forzadas ni indicios de que fuera secuestrada. El caso fue seguido por todos los medios de comunicación y llamó la atención del país entero.
Sin embargo, nueve días después, cuando el caso parecía estar a punto de resolverse, ocurrió algo insólito: el cuerpo de la niña fue encontrado al pie de la cama, enredado entre las sábanas. Ahí habían tenido lugar decenas de entrevistas y trabajos policiales, y nadie había visto nada; pero según la versión “oficial”, el cadáver había estado ahí todo el tiempo.
De acuerdo con el escritor Martín Moreno, autor del libro Paulette, lo que no se dijo, las declaraciones de los padres de la niña de cuatro años fueron contradictorias. Mauricio Gebara decía que él sabía dónde estaba su hija, pero que necesitaba ayuda judicial, mientras que Lisette también conocía el paradero de la menor, pero decía que la culpa era de su esposo y que él había planeado todo.
En las declaraciones de los policías ministeriales a cargo del caso, se indicó que durante las conversaciones Mauricio Gebara manifestó "de manera desesperada que él sabía dónde se encontraba la menor y que para decirnos donde se encontraba solicitaba que le dieran garantías ya que temía verse involucrado con un problema”.
Por su parte Lisette Farah, de acuerdo con la declaración de los ministeriales, sabía dónde se encontraba su hija, así como quiénes eran los responsables de la desaparición, entre ellos, según ella, su propio marido.
Luego de las declaraciones de Mauricio Gebara y Lisette Farah, vinieron las de las dos niñeras que cuidaban a los hijos del matrimonio: "Esta familia tiene muchos problemas. Además, la propia señora Lisette nos ha manifestado que estemos tranquilas y que no nos va a pasar nada, y sobre su cadáver, que ella se hacía responsable de todo, hasta sus últimas consecuencias (textual)”, dijo una de ellas.
Sin embargo, entre la medianoche del martes 30 y el miércoles 31 de marzo, según el ex procurador Alberto Bazbaz, el cuerpo de Paulette Gebara Farah se había encontrado “en la piecera de su su propia cama”, y su muerte había sido un accidente.
La explicación fue que la menor “por sus propios medios” se desplazó sobre la cama y cayó accidentalmente de cabeza entre un espacio que había a los pies de su cama, donde murió asfixiada y donde permaneció nueve días sin que lo notaran las numerosas personas que revisaron la estancia. De acuerdo con los resultados de la necropsia, la menor falleció por las alteraciones viscerales y tisulares producidas por asfixia mecánica por sofocación en su modalidad de obstrucción de orificios de respiración y compresión torácica.
Luego del funeral de Paulette, surgieron muchas teorías sobre lo que en realidad había pasado, e incluso, Mauricio Gebara y Lizette Farah comenzaron a culparse uno al otro en diferentes medios de comunicación.
Por otra parte, las cuidadoras de la menor se fueron al municipio Villa Nicolás Romero. Por ordenes del entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, el ex procurador Alberto Bazbaz Sacal dejó de dar declaraciones a los medios de comunicación. El 26 de mayo, debido a la presión mediática, renunciaría a su cargo como procurador.
El caso de la niña Paulette fue uno de los más polémicos en la historia policíaca de México. La muerte de la menor involucró dinero, poder, misterio y dudas sobre las conclusiones de la investigación.
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