Las autoridades tienen mucho camino por recorrer en la lucha contra el lavado de dinero. Este delito, que ha permitido la existencia de los cárteles de las drogas, es combatido actualmente por la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), la cual desde mediados de marzo ha confiscado una fortuna de USD 10 millones aproximadamente a las organizaciones criminales Cártel Jalisco Nueva Generación y Sinaloa.
La operación se ha gestado en los últimos tres meses —al inicio de la pandemia— cuando los cárteles empezaron a ver dificultades en el blanqueamiento de recursos debido al cierre de los negocios no esenciales en la Unión Americana.
Durante ese tiempo, la justicia ha estado detrás de los narcos mexicanos que se asientan al sur de EEUU. A principios de abril, los agentes de la DEA recibieron información sobre el transporte de una gran cantidad de dinero que realizarían los operadores narcos en el sur de California.
La denuncia alertó a las autoridades, quienes en los maleteros de dos autos hallaron varios fajos de billetes verdes dentro de una caja de cartón. La suma total fue de USD 1.7 millones.
Semanas más tarde, agentes narcóticos interrumpieron una transacción de droga en Riverside que llevó a la incautación de USD 1 millón y de 30 kilos de cocaína. La clave del éxito es debido a la cuarentena decretada el 19 de marzo en California. En esa fecha cerraron por completo los negocios que usan para lavar dinero: exportadores de ropa, joyas, cosméticos y artículos deportivos.
Los recursos ilícitos no tenían un destino al cual ir, por lo que los billetes comenzaron a acumularse muy rápido. Eventualmente los traficantes pensaron que sería fácil regresar al viejo sistema: llevar el dinero en autos hacia el sur de México. Es en este momento cuando se realizó la mayoría de los decomisos.
Antes de la pandemia por coronavirus, los millones de dólares obtenidos por la venta de droga en EEUU encontraban su camino a los bolsillos de los narcos a través de un sofisticado sistema llamado Mercado negro del cambio de pesos.
El método consiste en contactar a un intermediario, quien suele ser operador de una casa de cambio de moneda y con quien concuerdan una conversión de dólar a peso mexicano muy por debajo del precio de mercado. Ésta persona, a su vez, conecta con algún negocio en México que necesite dólares para pagar los productos que adquieren en Estados Unidos y les ofrece gestionar la adquisición.
Una vez que la mercancía es enviada y vendida a México, los comerciantes pagan al intermediario el costo de los productos a un tipo de cambio que es favorable en comparación con la cotización interbancaria.
El traficante recibe su dinero en pesos mexicanos para completar el ciclo del blanqueo de dinero, mientras que el intermediario se lleva su respectiva comisión.
Estas últimas acciones de la DEA reflejan las prioridades de Estados Unidos sobre el combate al narcotráfico. El gobierno norteamericano reconoce que el CJNG se ha convertido en el segundo actor más importante en el tráfico de cocaína, metanfetaminas, heroína y lavado de dinero, sólo por detrás del grupo criminal de Ismael “El Mayo” Zamabada.
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