Durante la conferencia vespertina de este jueves, Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, afirmó que no existe nivel de evidencia científica de estudios comparativos para considerar al tocilizumab como “un estándar de tratamiento” para el COVID-19.
Por más de que haya descripción clínica no comparativas donde hay personas que lo han utilizado y han tenido una buena recuperación. Ese es el estado actual del producto
El subsecretario informó que el tocilizumab es un medicamento “relativamente nuevo” con una vigente patente del laboratorio suizo Roche. “Es un medicamento que, para decirlo en términos simples, interfiere con el proceso de inflamación, hay una sustancia que es parte del proceso de inflamación, se llama interleucina 6, y desde hace varios años que se descubrió o se inventó este medicamento, se identificó que, si se bloquea la acción de esta interleucina 6 al interferir con el receptor en las células, entonces la respuesta inflamatoria baja”, dijo.
El tocilizumab fue diseñado con la indicación médica para tratar la artritis reumatoide, la enfermedad de Castleman y “varias otras enfermedades que tienen un componente de autoinmunidad”.
Como ha ocurrido con otros medicamentos, en medio de una emergencia sanitaria se buscan alternativas, lo cual es completamente legítimo, es parte de la intención de hacer el bien y de recuperar a los pacientes y de salvarles la vida
López-Gatell explicó que la manera en la que el virus SARS-Cov-2 causa daño es a través de la tormenta de citosinas: un exceso de producción de moléculas de la inflamación. “Lo mismo pasa en influenza, pasó con la influenza H1N1 y otras enfermedades”, dijo.
“Entonces parecía lógico pensar que tocilizumab iba a ser a ser un medicamento útil. Lo cierto es que tenemos que tener claridad de qué tanto progresa la evidencia científica, en qué momento hay certeza, en qué momento hay promesas”, señaló.
También enfatizó en que el momento de decisión del uso de medicamentos no puede ser lento porque se pierden oportunidades, pero tampoco de manera anticipada o rápida porque se empiezan “a tomar decisiones de uso que después pueden no ser tan sustentadas”, como ocurrió con la hidroxicloroquina y la azitromicina, las cuales resultaron inefectivas para tratar el COVID-19.
Informó que en México se estaba importando el tocilizumab, pero en una condición especial que dispuso la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), “que es un permiso facilitado para varios fármacos que tienen esta característica de ser potencialmente útiles en medio de una emergencia”.
“Hay grupos de investigación clínica que están formalmente investigando la utilidad de tocilizumab en protocolos científicos bien diseñados que han sido registrado ante comités de investigación que tienen controles comparativos, que tienen un diseño apropiado, que tienen un comité de monitoreo de eventos adversos y de seguridad de las personas, etcétera, todos los estándares de una investigación clínica,
Pero también hay grupos profesionales -por cierto, muchos de ellos muy competentes- que lo están usando de una manera no tan estricta en ese sentido, y eso empezó a generar expectativas sobre la urgencia de usarlo”, declaró.
De acuerdo al subsecretario, existen “de los estudios de mejor calidad, pero todavía una calidad limitada por su diseño metodológico”, dos estudios de seguimiento llamados estudios de corte. Enfatizó en que éstos no son estudios comparativos y por lo tanto no tienen la misma “robustez científica”, pero “va dando luz sobre el potencial uso”.
Además, declaró que personal médico de unidades hospitalarias privadas en el país tienen la impresión de que la Cofepris, “por negligencia, por capricho o por la razón que sea no quería que se importara el producto y lo había bloqueado”.
“Esto no es cierto, esto no es cierto y lo puedo decir porque tuvimos el viernes pasado, me refiero institucionalmente hablando, yo no estuve en la reunión, una reunión con directivos de Roche para tratar el tema, y se exploró qué estaba pasando”, señaló.
Subrayó que el doctor José Novelo Baeza, titular de Cofepris, ha sido “muy proactivo” en facilitar el proceso de importación. Una de las razones de restricción era que la etiqueta no estaba traducida al español.
“Si no se cuida que esté una traducción y que sea una traducción competente, entonces eso puede derivar en accidentes por un uso inadecuado, aunque parezca remota la posibilidad, pero eso lo tiene que cuidar Cofepris. Y el propio doctor Novelo, lejos de obstaculizarlo, lo que facilitó es que se hiciera una traducción de esto y entonces se empezara a importar. Total, la buena noticia es que ya se va a volver a importar”, informó.
Y quien quiera que se haya quedado con la idea de que Cofepris lo está obstaculizando, sepa que no es el caso y si ha contribuido a propagar esta noticia, que es falsa, le suplicamos muy atentamente que haga lo propio, que sería seguramente asentado en una buena ética, que desmienta esta desinformación
De acuerdo con el American College of Rheumatology, el tocilizumab (RoActemra) es un medicamento biológico que trata alteraciones en el sistema inmunológico, aprobado para tratar la artritis reumatoide (AR) en adultos, la artritis reumatoide juvenil (ARJ) poliarticular, y la forma sistémica de la artritis idiopática juvenil (AIJ) en niños.
Cabe señalar que los medicamentos biológicos son artificiales y se fabrican por medio de técnicas de ingeniería genética y están estrechamente relacionados con una proteína que el cuerpo produce naturalmente. Se las utiliza para suprimir el sistema inmunitario en las enfermedades autoinmunitarias y para tratar la inflamación.
La Secretaría de Salud (SSa) reportó este jueves 11 de junio que los contagios por COVID-19 acumulados son 133,974. Además, desde el inicio de la epidemia, México ha sufrido 15,944 fatalidades.
En el país hay 20,832 casos confirmados activos, los cuales representan la epidemia activa en el país. Hay 191,465 casos negativos, 55,700 sospechosos, y un total de 381,139 personas estudiadas, informó José Luis Alomía, Director General de Epidemiología.
Por entidad federativa, la mayoría de casos registrados se concentran en la Ciudad de México con 34,077, el Estado de México con 21,631, y Baja California con 6,620.
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