En la colonia Las Fuentes de Celaya, Guanajuato (México) salpicada de locales, resulta difícil de procesar que ahí, uno de los municipios más importantes de la entidad, sucedió una escena de terror, una tragedia que ha revuelto las entrañas de los mexicanos y ha recordado a un país donde no hay gobierno que tape el olor a muerte.
El domingo 7 de junio, los medios locales avisaban que los hermanos Rogelio, Ulises y Diego Becerra — y un joven identificado como Arturo— estaban muertos. Los cuatro trabajaban en un taller especializado en el wrapping. Fueron asesinados tras un ataque del Cártel Jalisco Nueva Generación.
Antes de que los supuestos sicarios les mostraran las granadas y armas largas, los jóvenes sabían por qué estaban ahí. Según la prensa local, las víctimas habrían sido amenazados por no pagar derecho de piso. En la soledad del negocio, los sujetos atacaron el sitio, y huyeron sin dejar más rastro que una polvareda.
Las teorías sobre lo sucedido, filtradas por la prensa mexicana, van de lo sorprendete a lo inverosímil, sin que nadie señale un indicio que las justifique.
Diego era vicepresidente de la Asociación Estudiantil de Ingeniería Química. Su muerte fue anunciada en las redes sociales del Tec de Celaya.
La institución envió el pésame a su familia y sus compañeros de carrera lo recordaron consternados. Era aficionado a los autos y plasmaba su pasión en su taller, menciona un texto publicado en Facebook, donde se ve la devastación que vivieron al enterarse de la noticia "[...] después de un rato de angustia e incertidumbre preguntando sobre ti, recibimos una respuesta que no olvidaremos jamás: “Sí falleció”.
Como Diego, Rogelio también era estudiante de la Universidad de Guanajuato. Carlos Iga, un amigo de los jóvenes, señaló en una declaración para Infobae que el joven era quien se encargaba del tema administrativo del negocio. “Rogelio tomaba clases conmigo en la universidad, no lo conocí tanto como a Ulises, era callado, pero muy buena gente también”.
Sobre Ulises, el mayor de los hermanos, aseguró que tenía un gran compromiso con su trabajo. “Le veías ganas de crecer, él tenía la meta muy clara de que quería ser uno de los grandes en el tema del wrapping (detallado automotriz)”.
Entre los logros de las víctimas, Carlos recordó que el influencer y youtuber, César Flowers, aplaudió el trabajo de la familia Becerra.
“Lamentable pérdida, tristeza e impotencia ante lo sucedido, mi más sentido pésame para la familia Becerra, Ulises, Diego y Rogelio el trío dinamita BECAA CARS excelentes en su trabajo y lo más importante excelentes personas!”, escribió en su cuenta de Facebook el youtuber.
“Ellos (los hermanos) se estaban convirtiendo en uno de los grandes de México, y eso es increíble para cualquier negocio de Celaya, porque es una ciudad chiquita y pues digamos, con prestigio muy pequeño y ellos pusieron muy en alto el nombre de Celaya”, detalló Carlos.
Familiares y allegados de los jóvenes confirmaron que ninguno tenía el más remoto vínculo con los narcotraficantes de la región y que sólo estuvieron en el lugar y la hora equivocados. Rogelio, Ulises y Diego se suman a la desbordante lista de homicidios ocurridos desde 2016 por el crimen organizado.
Este miércoles, las calles del municipio de Celaya se quedaron pequeñas para despedir a los hermanos. Cientos de personas llenaron el panteón de la comunidad, para participar en su funeral.
La localidad donde asesinaron a los jóvenes ha estado bajo el ojo público por los asesinatos de pequeños empresarios. A nivel estatal, hay grupos de criminales peleando por cualquier cosa en un buen puñado de ciudades grandes y pequeñas, y otras zonas rurales: mercados de droga, rutas internacionales de narcóticos, trozos de tubería para robar combustible, extorsiones, secuestros, robos.
Extraña la ola de violencia que vive Guanajuato porque hasta hace un par de años era un estado tranquilo. Sede de importantes empresas de la industria automotriz, potente acto en el plano agrícola, la región vivía ajena a la violencia de estados como Guerrero o Michoacán, siempre inmersos en dinámicas violentas, emanadas de contextos pobres y geografías tan endiabladas como apetecibles para el crimen organizado.
Uno de los principales problema en Guanajuato ha sido el contrabando de combustible y la guerra encarnizada entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y de Santa Rosa de Lima que pretende hacerse de la plaza. Apenas esta semana, se dio a conocer un video donde se aprecia a dos hombres llegar a la vulcanizadora “Árturo”, ubicada en la carretera panamericana Celaya-Salamanca.
Uno de los sujetos habla por celular, mientras que su cómplice carga un bidón de gasolina. El individuo que habla por teléfono cuelga, y corre hacia la puerta trasera del negocio. Su compañero saca una pistola y dispara cuatro veces contra un hombre que se encontraba en el mostrador del local.
Después rocía gasolina al piso y lanza el bidón. En la maniobra, se resbala su arma, la recoge y busca un encendedor, y prende fuego.
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