Un grito, “¡Esto apenas comienza!" retumbó este jueves con más fuerza que nunca. Cientos de personas salieron a manifestarse a las calles de Guadalajara, Jalisco contra el asesinato de Giovanni López a manos de policías.
Los manifestantes incendiaron vehículos policiales y llenaron de pintas la fachada del Palacio de Gobierno estatal. La policía dispersó a los inconformes con bombas de gas lacrimógeno cuando un grupo intentó entrar por la fuerza a la sede de gobierno.
López fue detenido el 4 de mayo en el municipio de Ixtlahuacán de los Membrillos, Jalisco. El hombre pasó la noche en la comisaria, donde los agentes le habrían golpeado hasta dejarlo al borde de la muerte.El parte médico indicó que falleció por un traumatismo craneoencefálico, mientras permanecía bajo custodia policial. La víctima, que tenía 30 años, fue capturada presuntamente por no utilizar un cubrebocas en la vía pública. Su asesinato orquestó una serie de protestas en la entidad tapatía, que terminó con 27 detenidos, dos mujeres y 25 hombres, entre los cuales hay seis menores de edad.
Pero los hechos de violencia siguieron hasta la mañana del viernes, cuando vecinos de la calle José María Martínez, en la colonia Heliodoro Hernández se dieron cuenta de una bolsa negra de gran tamaño tirada muy cerca del cruce con la calle Patria.
De inmediato localizaron a la policía quien confirmó sus sospechas: se trataba de un cuerpo envuelto con el plástico. Según los medios locales el cadáver correspondía a una persona del sexo masculino. Los policías no pudieron distinguir con precisión si el cuerpo termina heridas o huellas de tortura.
El cadáver estaba colocado en posición fetal entre unos árboles en una bolsa de plástico negra que tenía una pequeña abertura. Los agentes de seguridad dieron aviso a la Fiscalía General del Estado para iniciar las investigaciones. Con eses, sumaron cuatro los cuerpo encontrados ayer.
Sigilosamente los jaliscienses han aprendido a tirarse al piso cuando escuchan un tiroteo, resguardarse en casa, la escuela, oficina, cuando los cristales de las ventanas estallan y el piso cimbra por la detonación que precede a la humareda y fuego de granadas. O de plano, encomendarse a cualquier santo si acaso quedan atrapados entre disparos cruzados.
Dentro del mapa del narcotráfico, Jalisco es un territorio especial y fuertemente codiciado, no sólo por su ubicación geográfica, sino por la infraestructura de su carretera que conecta directamente hacia el centro del país. Además, es un paraíso para el lavado de dinero. La economía formal se ha fortalecido en gran parte con el dinero sucio que se blanquea con facilidad en los circuitos financieros de la entidad.
Sin embargo, su privilegiada ubicación y economía es hoy la peor desgracia de los jaliscienses que concentran mucha de la violencia generada en el país. Ésta no sólo es perpetrada por grupos criminales, sino también por mandos policiales, quienes son constantemente señalados de recibir sobornos de los cárteles.
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