El gobierno de México no recomendará el uso médico ni en salud pública de las pruebas serológicas rápidas, a pesar de que hayan sido aprobadas por la Cofepris (Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios), adelantó este jueves el subsecretario de salud Hugo López-Gatell.
“No las van a adquirir entidades públicas federales y recomendaremos a las entidades públicas estatales que no las adquieran ni las utilicen, porque tienen posiblemente consecuencias dañinas para la población, en la medida en que pueden llevar a resultados falsos positivos o falsos negativos”, expresó López-Gatell durante su comparecencia ante los líderes de la Cámara de Diputados.
Esto, argumentó, podría causar una sobreconfianza si hay un falso negativo o confusión si hay falsos positivos. De acuerdo con el funcionario, las sensibilidades de estas pruebas rápidas “francamente son malas, incluso peligrosamente malas”.
El subsecretario indicó que tienen entre el 30% y el 50%, y a veces hasta el 60%, de probabilidad de detectar con precisión los positivos reales. “Su calidad es dudosa”, reforzó. La OMS (Organización Mundial de la Salud) y otros organismos de Estados Unidos, Canadá, Francia o Alemania, aseguran que no se debe establecer un diagnóstico de COVID-19 con estas pruebas.
Y es que en México, la Cofepris aprobó en las últimas semanas 10 estuches distintos de pruebas rápidas. Pero, de acuerdo con López-Gatell, “no le corresponde a Cofepris decir cómo se usan”. “Sólo procesa solicitudes de aprobación sanitaria, constata que el fabricante presenta efectivamente lo que dice que son”, explicó.
Sin embargo, ya desde la inspección de Cofepris, las autoridades mexicanas pudieron confirmar que “tienen una mala calidad, pero corresponde a lo que dicen, en ese sentido no son peligrosas”, ahondó López-Gatell, quien recordó que es la Secretaría de Salud (SSa) y la Subsecretaria de Prevención y Promoción de la Salud enunciar sus criterios de uso.
El pasado 20 de mayo, se dio a conocer que la Cofepris aprobó las primeras tres pruebas serológicas y que seguiría evaluando más, con la intención de detectar a tiempo la presencia del virus en una persona.
El organismo explicó que las pruebas serológicas IgG son para determinar que en una persona no hay evidencia de infección, mientras que las de IgM arrojan que un paciente se infectó recientemente, sin anticuerpos protectores para COVID-19.
Según el documento, se debe especificar obligatoriamente en los resultados, si el paciente no tiene evidencia de infección por SARS-CoV-2, si es probable de infección reciente sin anticuerpos protectores, o si es portador de la infección, pero cuenta con protectores en desarrollo.
Esta semana, la Cofepris avaló siete pruebas serológicas más para detectar la presencia de anticuerpos contra el COVID-19, enfermedad que hasta ahora ha causado la muerte de más de 11,000 personas y provocado los contagios de más de 100,000 pacientes.
Con las también llamadas pruebas rápidas se analiza la sangre del paciente con el fin de detectar si una persona es portador del virus SARS-CoV-2, que causa la enfermedad o no. Su función es determinar la presencia de los anticuerpos conocidas como IgG e IgM, que el organismo produce cuando ingresa a tu cuerpo algún microorganismo invasor.
Sin embargo, en México la cuestión de las pruebas ha sido uno de los temas más polémicos del manejo de la epidemia. La oposición ha criticado duramente la ausencia de pruebas masivas como uno de los argumentos para poder reiniciar las actividades tras el confinamiento social. Sin embargo, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha preferido la vigilancia centinela como método principal para vigilar y reaccionar a la epidemia.
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