El ex fiscal distrital en Veracruz y ex promotor deportivo, Ángel Fuentes Olivares, fue asesinado la noche del miércoles al recibir varios cortes con un arma blanca, al interior de un domicilio en el puerto de Veracruz.
Eran las 21:00 horas cuando familiares de Fuentes Olivares informaron a las autoridades sobre el crimen en la calle Nogal y Paseo de los Juncos, en el Fraccionamiento Floresta, que se localiza en los límites del puerto con Boca del Río.
Al sitio llegaron elementos policíacos locales, ministeriales y peritos de la Fiscalía General del Estado.
Además de su cargo como fiscal de distrito en Boca del Río, la víctima a quien le apodaban “El Pato” fue señalada en 2018 por abuso sexual, por lo que enfrentó un juicio legal cinco meses después.
En 2019, Fuentes Olivares fue vinculado a proceso bajo la causa penal 40/2019, luego de que la Fiscalía de Veracruz le inició una investigación por el presunto abuso sexual en contra del jugador de fútbol femenil, Bernardo "N".
La víctima declaró que sufría abuso sexual por parte del promotor cuando jugaba para la división sub 20 de los extintos Tiburones Rojos de Veracruz. La denuncia la hizo pública en julio de 2019, cuando Bernardo “N" le entregó el expediente al vocero de presidencia, Jesús Ramírez, quien afirmó que daría una copia del expediente del caso al Primer Mandatario.
En la imputación que tuvo en 2019, a ‘El Pato’ se le concedió como medias cautelares la firma periódica ante el juzgado para llevar su proceso en libertad, así como la prohibición de acercarse a la víctima durante el mismo.
De acuerdo con el denunciante, Fuentes Olivares invitaba a los jóvenes a entrenar a los equipos de fuerzas básicas de los Tiburones Rojos y se los llevaba a casas que él mismo les ayudaba a conseguir. Los muchachos eran aceptados en los entrenamientos; sin embargo tenían poca comunicación con el cuerpo técnico y no jugaban en los partidos de la liga.
Cuando las víctimas expresaban su desesperación por no participar en el torneo, Fuentes les aseguraba que él hablaría con los entrenadores. Después el aspirante alineaba en uno o dos partidos y llegaba a viajar a alguna ciudad cuando los Tiburones jugaban como visitantes. Entonces, el promotor les pedía un regalito y comenzaba a decir que gracias a él los metían a los juegos.
Según la denuncia de Bernardo, el regalito era un “rife”, expresión que usó para decir que le tenían que practicar sexo oral a Fuentes.
Bernardo detalla que no todos los jóvenes aceptaron el trato, por lo que optaron de irse del club, otros más que siguieron en el equipo, pagaron el precio por jugar.
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