A pesar de las restricciones que hay en ambos lados de la frontera, los cárteles del norte de México continúan enfrentándose regularmente con sus rivales y las fuerzas de seguridad. Las estadísticas de delitos más recientes publicadas por el gobierno federal indican que la violencia en esa zona está aumentando, a pesar de las medidas impuestas por la pandemia de Coronavirus (COVID-19).
Uno de los tiroteos ocurrió la semana pasada, justo al sur de la frontera de los Estados Unidos, en el refugio de fauna de Santa Anna. Ahí se enfrentaron hombres del Cártel del Golfo con la policía de Tamaulipas. Después de la primera ofensiva, los narcotraficantes intentaron huir y se desató una persecución a alta velocidad por los caminos de tierra que conducen al Puente Internacional Pharr-Reynosa. Un oficial resultó gravemente herido cuando se cayó de la parte trasera de un vehículo policial.
En otro enfrentamiento, un grupo de hombres armados del Cártel del Golfo emboscaron en una camioneta SUV negra a un escuadrón de la policía de Tamaulipas en Matamoros. Un oficial sufrió heridas de bala. Los sicarios lograron escapar.
También la semana pasada, un grupo de individuos del Cártel del Golfo se enfrentaron con oficiales a lo largo de la carretera que conecta San Fernando con Reynosa. Los sicarios chocaron su vehículo e intentaron escapar. La policía rescató a una víctima de secuestro.
Un choque similar tuvo lugar cerca de Nuevo Progreso, justo al sur de Progreso, Texas, cuando las fuerzas policiales estatales y federales se enfrentaron contra un convoy de cárteles. No se reportaron heridos.
Estos enfrentamientos se producen mientras los funcionarios trabajan para mantener las calles despejadas y detener la propagación del coronavirus.
El número de homicidios registrado en México bajó ligeramente en abril a pesar de las cuarentenas generalizadas y de las medidas de distanciamiento social para combatir el coronavirus, lo que sugiere que la pandemia ha tenido poco efecto en la reducción de la violencia de los cárteles de la droga.
En abril se contabilizaron 3.020 asesinatos en todo el país, desde los 3.078 de marzo. El dato está por debajo del récord de 3.158 registrados en julio de 2018, pero por encima del promedio de 2.900 homicidios de los últimos meses.
El estado de Guanajuato, donde los cárteles Jalisco y Santa Rosa de Lima se disputan el poder, volvió a ser la región con más homicidios, con más de 1.500 en lo que va de año.
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