La historia de Jesús Alfredo Beltrán Guzmán, también conocido como “El Mochomito”, inicia en su árbol genealógico. Este joven criminal de 28 años es hijo de Alfredo Beltrán Leyva y sobrino de Joaquín Guzmán Loera, ambos líderes reconocidos de los cárteles más poderosos que operan en toda la República Mexicana.
La madre de “El Mochomito” es Patricia Guzmán Núñez, sobrina de El Chapo, y esta relación consanguínea es la que propició la cercanía entre Beltrán Guzmán con el Cártel de Sinaloa.
Durante décadas, el Cártel de los Beltrán Leyva y el Cártel de Sinaloa fueron máximos operadores del trasiego de cocaína en todo México. De hecho su relación fue tan cercana que, de acuerdo con investigaciones oficiales dirigidas en México y Estados Unidos, Héctor Beltrán Leyva y su hermano Arturo, alias “El Barbas”, fueron los que iniciaron a Joaquín Archivaldo Guzmán Loera en el negocio del tráfico de cocaína.
Sin embargo, esta alianza se fracturó en 2008 cuando “El Chapo” traicionó su confianza y orquestó con autoridades federales la entrega de Alfredo Beltrán Leyva, líder de la organización. Desde ese momento, ambos cárteles están enfrentados en una guerra interna por el poder de las plazas en México.
En diciembre del año siguiente, durante un operativo de la Secretaría de Marina (Semar), Arturo fue abatido en Cuernavaca, Morelos y Héctor subió como nuevo jefe de los Beltrán Leyva.
Es en este contexto de traiciones y ejecuciones en el que “El Mochomito” fue creciendo y desarrollando su forma de trabajar. No obstante, durante mucho tiempo no fue considerado como pieza clave de las operaciones del cártel que dirigía su padre. Entonces, para abrirse reputación entre el hampa, el joven criminal decidió cometer dos grandes hazañas en contra de sus competidores.
El Secuestro contra Los Chapitos y la detención de El Mochomito
Jesús Alfredo Beltrán Guzmán es señalado de dos crímenes contra familiares de Guzmán Loera. El primero de ellos es del ataque ocurrido en junio del 2016 contra María Consuelo Loera, mamá de El Chapo, en la comunidad de La Tuna, en el municipio de Badiraguato, Sinaloa. Y el segundo es el secuestro de Iván Archivaldo y Alfredo Guzmán Salazar, hijos de El Chapo, en agosto de ese mismo año.
Para realizar el secuestro, un grupo de al menos 20 personas armadas irrumpió por sorpresa el restaurante La Leche en Puerto Vallarta, Jalisco, donde aparentemente se festejaba e cumpleaños de Iván Archivaldo. Ahí, alrededor de las 21:00 horas (hora local), privaron de su libertad a Iván Archivaldo y Alfredo.
Cinco días después del ataque, los hijos de El Chapo fueron liberados gracias a la intervención de Ismael “El Mayo” Zambada, fundador del Cártel de Sinaloa.
En diciembre del 2016, El Mochomito fue detenido con otros cuatro personas durante un operativo de la Secretaría de Defensa y la Policía Federal, durante el cual no hubo la necesidad de disparar ni una sola vez.
En la detención, ocurrida en Zapopan, Jalisco, las fuerzas del orden público aseguraron una pistola tipo escuadra calibre 0.9mm con sistema de ráfaga, cien billetes de 500 pesos (50,000 mx pesos) 3.878 kilogramos de cocaína, dos armas de fuego calibre .38 mm super, un fusil de asalto AR-15 calibre .223 mm y una subametralladora calibre 5.7 mm.
Sus acompañantes fueron identificados como jóvenes estudiantes de diferentes carreras: uno estudiaba criminología, otro tenía conocimientos técnicos de piloto aviador, otro era trunco de ingeniería en agronomía y el último en derecho. Todos los detenidos fueron canalizados al Reclusorio Metropolitano de Puente Grande de Jalisco.
Actualmente, Jesús Alfredo paga una condena de nueve años en el penal de máxima seguridad, donde se presume que mantiene una red de corrupción. Inicialmente, su sentencia original fue de 10 años. Sin embargo, tras apelar el proceso se redujo un año y se desestimaron otros casos abiertos contra él.
La sentencia de diez años de prisión dictada en contra de Jesús Alfredo Beltrán Guzmán y cuatro de sus coacusados por diversos delitos federales quedó insubsistente después de que el Tribunal Colegiado en Materia Penal le dictara la orden al juez penal del caso.
Con el pasar de los años, la tensión no ha disminuido. En 2019, el Cártel de Sinaloa amenazó a “El Mochomito” de que, si no reduce las represalias y torturas contra los internos, será acreedor a diversas consecuencias tanto él como los miembros integrantes de su red de corrupción.
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