Este fin de semana, en el centro y norte del estado de Sinaloa se registraron múltiples homicidios y un secuestro desde la ejecución de José Rodrigo Aréchiga Gamboa, ex líder de un grupo de sicarios, ocurrido este sábado.
Aréchiga Gamboa fue el fundador de Los Ántrax, brazo armado del Cártel de Sinaloa. Su cuerpo fue encontrado junto con el de su hermana y cuñado dentro de una lujosa camioneta BMW en Culiacán, la capital del estado. Versiones preliminares señalan que sus asesinos eran miembros de su mismo cártel quienes ajustaron cuentas por la información que dio a la justicia de Estados Unidos después de ser arrestado en diciembre del 2013.
Respecto a los incidentes delictivos ocurridos después de la ejecución de este líder criminal, el primer ilícito del que se tuvo conocimiento fue en la localidad de Guayabitos, Choix, donde un enfrentamiento entre civiles dejó como cuatro muertos.
Los cuerpos vestían equipo táctico y no han sido identificados. Asimismo, se encontraron armas largas y numerosos casquillos percutidos. En el lugar de los hechos se atestigua una vivienda y una camioneta con múltiples marcas por impactos de arma de fuego de distintos calibres.
En Culiacán, un hombre de 35 años fue privado de su libertad en el fraccionamiento Porta Fe. También, en ese municipio, se registró un homicidio en la colonia Loma de Rodriguera.
Otros homicidio se registró en la población de Las Ilusiones, Navolato. Las autoridades ya investigan el caso; sin embargo, no han brindado más información respecto a la investigación oficial.
Asimismo, se encontraron dos cuerpos: uno embolsado en el kilómetro 57 de la autopista Benito Juárez a la altura del municipio de Mocorito y, el segundo, encobijado en las inmediaciones del río Humaya, cerca de la comunidad de Mojolo. Respecto a los cuerpos, no han brindado los datos generales ni la identificación de los cadáveres.
El estado gobernado por Quirino Ordaz Coppel es uno de los más representativos en violencia generada por el narcotráfico en México, donde hechos ocurridos recientemente, como el llamado Culiacanazo, connotan las capacidades tácticas y de fuego de los gatilleros al servicio del Cártel de Sinaloa.
Cabe recordar que el pasado 17 de octubre, en la capital sinaloense, ocurrió un operativo táctico para arrestar a Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán y presunto nuevo líder del Cártel de Sinaloa. Alrededor de las 13:00 horas, elemento de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y de la Policía Ministerial iniciaron el operativo y lo concluyeron en poco tiempo de manera exitosa; sin embargo, minutos después de ocurrir la detención, numerosos grupos de sicarios, adscritos al cártel de los Guzmán, comenzaron a abrir fuego en distintos puntos del estado para presionar al gobierno local y federal para que sea liberado el presunto criminal.
Después de horas de incertidumbre en las calles de Culiacán, Ovidio fue liberado y, poco a poco, los gatilleros se fueron replegando de sus ubicaciones sin generar más pánico a la ciudadanía.
La ejecución de El Chino Ántrax, lejos de abonar al Estado de derecho, demuestra que ni siquiera a ese nivel se puede garantizar la seguridad, pues de acuerdo con testimonios que circulan en redes sociales, Rodrigo Aréchiga fue sustraído de una casa de seguridad con domicilio en Guadalupe Victoria, Culiacán, por parte de un comando armado que dejó el inmueble severamente dañado por las repetidas detonaciones de armas automáticas.
Cristóbal Castañeda, titular de la Secretaría de Seguridad Pública de la entidad, aún no se pronuncia respecto a la triple ejecución extrajudicial, sobre los homicidios ni los otros dos cuerpos encontrados. Por un lado, la Fiscalía General del Estado espera la confirmación de elementos federales para la confirmación de la identidad de los cuerpos hallados en el BMW; y, por el otro, las pesquisas apenas acaban de iniciar.
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