Los resultados de un estudio realizado por la la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y el ABQ Biopark afirman que 39% de los peces de agua dulce en México están en peligro de extinción.
Entre este porcentaje se encuentran especies endémicas, aquellas que solamente habitan en un lugar determinado, que son ecológica, económica, y culturalmente importantes en el país.
El reporte “Status and Distribution of Freshwater Fishes in Mexico” investigó a 536 especies de peces dulceacuícolas (de agua dulce) y su riesgo de extinción en regiones como las zonas tropicales de Chiapas y Yucatán y las áridas del norte de México.
Más de un tercio de las especies se encuentran en peligro de extinción, doce están catalogadas como extintas, y ocho como extintas en estado silvestre, lo cual significa que solamente se pueden observar en cautiverio.
El reporte también afirma que “los ecosistemas dulceacuícolas y su biodiversidad son fundamentales para el aprovisionamiento de agua limpia, alimento y medios de vida en México”.
Además, algunas de las especies en peligro de extinción son consideradas como parte “fundamental” de la cultura mexicana porque forman parte de la gastronomía, declarada por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, desde épocas prehispánicas.
El decremento de las poblaciones de peces podría llevar al colapso de la pesquería en el país. Algunas de las principales amenazas mencionadas en el reporte son: la contaminación por efluentes agrícolas y urbanos, el impacto de especies invasoras, las alteraciones en el flujo de agua en ríos, y la sobre extracción de agua.
“Estos resultados muestran una poco reconocida y catastrófica pérdida de biodiversidad en México, que, de no ser atendida, podría limitar el acceso de millones de personas a una rica fuente de alimento y podría además tener importantes consecuencias en el funcionamiento de los ecosistemas” afirmó Tim Lyons, editor en jefe del reporte y Responsable de Supervivencia de Especies del ABQ Biopak.
Serán necesarios mayores esfuerzos de conservación por parte de diferentes instancias, para poder revertir la tendencia actual, sobre todo con la expansión de los asentamientos humanos y su dependencia de los ecosistemas dulceacuícolas para obtener alimento, energía y agua
Existen manantiales en el país, como el Potosí y Ojo de Agua La Presa en Nuevo León, que se han secado de manera permanente y, por lo tanto, perdido su fauna acuática. Otros, como la reserva de Cuatro Ciénegas en Coahuila, tienen un alto decrecimiento en su fauna debido a la agricultura insostenible y la disminución de acuíferos subterráneos.
Algunas de las especies en peligro de extinción son los pescados blancos y charales de los lagos de Pátzcuaro y Chapala. Otros, como el cachorrito de charco azul en Nuevo León, ya se han extinguido.
El gobierno federal publicó una lista de leyes en junio de 2018 con el objetivo de establecer reservas de agua, mantener los caudales en el país en casi 300 cuencas, y asegurar agua en diferentes áreas importantes para impulsar la biodiversidad.
“Muchas especies de peces dulceacuícolas mexicanos con valor económico y ambiental se dirigen actualmente a la extinción”, dijo Laura Máiz-Tomé, co-editora del reporte y miembro de la Comisión para la Supervivencia de especies de UICN.
Máiz-Tomé también mencionó que espera que el reporte, combinado con acciones del gobierno, lleve a un manejo sustentable del agua y del territorio, y a la planeación para la conservación que asegure la supervivencia de las especies y de los humanos que dependen de ellas.
Sin embargo, el reporte, que fue financiado por Toyota Motor Corporation y New Mexico BioPark Society, también afirma que 75% de los humedales dulceacuícolas en el mundo se perdieron en el siglo XX, y que la fauna de agua dulce ha disminuido un 83% entre 1970 y 2014.
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