Jorge Castañeda: gobiernos mexicanos han sido cobardes con la prensa extranjera, pero con AMLO eso puede cambiar

El ex secretario de Relaciones Exteriores afirmó que el presidente de México padece una “hipersensibilidad” ante las críticas y denuncias de los medios de información

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Según el analista las recientes
Según el analista las recientes publicaciones de The New York Times, The Wall Street Journal y El País tocaron una fibra muy sensible de la 4T (Foto: Especial)

Si bien hasta la fecha los medios de información críticos, independientes y prósperos no son del total agrado aún en los gobiernos más democráticos del mundo, hay algunos jefes de Estado que son más sensibles ante las denuncias de la prensa. Los ejemplos más claros en el continente americano son Donald Trump y Jair Bolsonaro, presidentes de Estados Unidos y Brasil.

Sin embargo, existen otros gobiernos que reaccionan de manera negativa frente a críticas, dudas y puestas en evidencia por los medios digitales o tradicionales, entre ellos el del presidente Andrés Manuel López Obrador, de acuerdo con Jorge Castañeda quien realizó un análisis sobre la relación histórica de los gobiernos de México con la prensa a través de un video en el portal LatinUS.

El ex secretario de Relaciones Exteriores en el sexenio de Vicente Fox, señala que el caso de López Obrador no es excepcional en la tradición mexicana, puesto que “la independencia” de la mayoría de los medios en el país comenzaron a penas a mitad de la década de los noventa:

En el fondo no debería sorprendernos que López Obrador sea tan hipersensible ante las críticas de los medios y que responda con la virulencia, la mezquindad, la pequeñez y la tentación autoritaria con lo que lo ha hecho en el año y medio que lleva en el gobierno
López Obrador dijo que The
López Obrador dijo que The New York Times “es un periódico famoso, pero con poca ética”, ante sus últimas investigaciones sobre el combate a la pandemia en México (Foto: Cuartoscuro)

Lo que sí es nuevo para Jorge Castañeda son las duras reacciones que ha tenido el presidente de México y líder de la llamada “Cuarta Transformación” con la prensa internacional, a causa de las investigaciones que se publicaron el los últimos días en The New York Times, The Wall Street Journal y El País, a propósito de la poca confiabilidad en las cifras de defunciones y contagios en México durante la pandemia de coronavirus (COVID-19).

Como la prensa extranjera empezó a ocuparse de López Obrador y de México, y a hacerlo con un ojo más crítico que en el pasado, pues esto sí tocó un nervio, una fibra muy sensible del gobierno (...) Obviamente pusieron de muy mal humor tanto a López Obrador como a López-Gatell, como a mucha gente en el gobierno

Y es que a diferencia de los medios locales, donde las constantes descalificaciones y presiones del presidente llevaron a varios periodistas, columnistas y conductores a salir de un medio, como afirma ser su caso, con la prensa internacional el gobierno mexicano casi siempre actuó históricamente temeroso, debido que era difícil que hicieran mucho para obstaculizar sus investigaciones.

La verdad es que los gobiernos mexicanos son demasiado cobardes en general para meterse con la prensa extranjera; obviamente a los medios mexicanos no le tienen el menor miedo
Tanto el periodista de NYT
Tanto el periodista de NYT y el editor del WSJ, respondieron que las reacciones de las autoridades mexicanas solo les dieron la razón (Captura de pantallas: Archivo)

Castañeda menciona que uno de los pocos ejemplos de medidas contra la prensa internacional ocurrió en la década de los ochenta cuando el gobierno mexicano expulsó a un corresponsal del The New York Times: “No fue una expulsión directa, explícita, pero le hicieron entender en que tenía que irse”.

El también profesor de la Universidad de Nueva York, Estados Unidos, concluye en que, conforme se deteriore la situación de salud pública y económica en México, aumentarán las criticas por parte de los medios extranjeros, y por ende, unas respuestas más duras y vengativas por parte de “un gobierno rencoroso y mezquino”, como asegura ser el de López Obrador.

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