La larga sombra de Genaro García Luna, el ex secretario de seguridad pública en la presidencia de Felipe Calderón (2006-2012) que fue detenido en Estados Unidos acusado de corrupción y nexos con el narcotráfico, se extiende no solamente sobre dos ex presidentes y un ex juez de la Suprema Corte mexicana, sino también sobre colaboradores más cercanos, que han tenido un destino áspero y en algunos casos incluso fatal.
El saldo de la gestión de García Luna y su equipo es incontrovertible. De diciembre de 2006, cuando asumió el cargo como titular de la seguridad pública del país, hasta agosto de 2011, de los 16 integrantes de su círculo primario y secundario, 12 están muertos, han tenido que renuncir, tienen imputaciones en procesos judiciales o están en la cárcel. Más de las dos terceras partes
La cita proviene del libro de la periodista y escritora mexicana Anabel Hernández, “Los señores del narco”, en la edición de 2012 revisada por la autora.
De acuerdo con Hernández, “quienes debían combatir a los narcotraficantes en la llamada ‘Guerra contra el narcotráfico’ han sido acusados de estar coludidos con ellos”. “Quizá por eso García Luna y su controvertido equipo han fracasado desde su inicio y se convirtieron en parte del problema y no de la solución”, añadió.
Los asesinados
Los casos más destacados de colaboradores de García Luna que han sido asesinados fueron, entre otros, Edgar Millán Gómez, que se desempeñaba como el coordinador de seguridad regional de la policía federal, fue ejecutado en 2008, en presunta venganza por los operativos por el tráfico de drogas en el AICM.
De acuerdo con la División Antidrogas de la Policía federal, en el asesinato estuvo involucrado un agente de la corporación, quien habría planeado el asesinato por órdenes de los hermanos Beltrán Leyva, que operaban una célula del Cártel de Sinaloa.
Otro de los asesinatos prominentes de aquel sexenio fue el de Roberto Velasco Bravo, el director de crimen organizado de la dirección general de análisis táctico de la entonces Agencia Federal de Investigación (AFI). Velasco Bravo, de acuerdo con los expertos, era cercano a Facundo Rosas, quien llegó a ser mano derecha de García Luna en la SSP.
También en 2008 fue asesinado Igor Labastida Calderón, entonces director de investigaciones de la Policía federal. El hombre se desempeñaba como comandante y estaba a cargo de las investigaciones sobre el contrabando de drogas. Había sido investigado en 2004 por sus posibles nexos con el Cártel de Sinaloa, pero nunca fue procesado.
Aristeo Gómez Martínez también fue otro de los asesinados en 2008, en una época en la que los ataques contra altos mando de la Policía federal eran comunes en el país. Fungía como director de la Jefatura del Estado Mayor de esta organización y su muerte fue relacionada con un asalto.
A finales de 2009, Edgar Enrique Vallardo del Villar, también fue asesinado. El ex comandante de la Policía federal era un testigo protegido de la entonces Procuraduría General de la República (PGR), hoy Fiscalía.
Bayardo del Villar era testigo protegido desde un año antes, cuando fue detenido después de descubrirse que Jesús “El Rey” Zambada se contactar con él para evitar su captura en la Ciudad de México. Después de su detención, se dio a conocer que el Cártel de Sinaloa le pagaba para que detuviera a los integrantes de bandas rivales.
Los detenidos
En mayo de 2010, ocurrió la primera captura relacionada con el círculo más cercano a García Luna: Luis Jaffet Jasso Rodríguez, entonces suboficial en el centro operativo de mando de la Policía federal, fue acusado de encabezar una banda dedicada al robo de automóviles en la capital mexicana.
De acuerdo con el libro de Hernández, los vehículos robados presuntamente estaban destinados a la organización de los Beltrán Leyva.
Un mes antes, un director de operaciones del centro operativo de la misma organización, Roberto Cruz Aguilar González, fue detenido en posesión de una docena de kilos de droga y varias armas. Todo esto mientras el hombre, destaca la periodista mexicana, era el responsable de coordinar todos los operativos de la Policía federal en el país.
Otra de las detenciones más sonadas fue la de Francisco Javier Gómez Meza, quien había sido nombrado por García Luna como director del penal de Puente Grande, de donde Joaquín “El Chapo” Guzmán se había fugado en 2001.
Sin embargo, Gómez Meza fue detenido por la PGR y fue acusado de servir al Cártel de Sinaloa y de haber recibido sobornos de dicha organización, cargos parecidos con los que ahora las autoridades estadounidenses acusan a García Luna.
“La frecuente caída de los hombres que trabajan para García Luna deja al descubierto que la corrupción que rodea al secretario de Seguridad Pública no es un hecho aislado o accidental, sino un modus operandi en el que hay un método bien definido”, escribió Hernández en “Los Señores del Narco”, publicado por primera vez en 2010.
De acuerdo con la periodista mexicana, hubo casos durante el mandato de García Luna en la SSP en los que el entonces secretario intervino “para tratar de que su gente no vaya a prisión”.
Los acusados
A finales de 2012, cuando el gobierno de Calderón estaba por terminar y Peña Nieto contaba los días para asumir como presidente, Edgar Valdez Villareal, alias “La Barbie”, uno de los narcotraficantes más buscados del país que había sido detenido dos años antes, acusó a varios elementos de la SSP y al entonces mandatario de realizar tratos con los principales capos del crimen organizado.
Genaro García Luna (...) quien cuando menos desde el año 2002, primero en la AFI y luego en la PFP, me consta que ha recibido dinero de mí, del narcotráfico y la delincuencia organizada
En la misiva, el ex operador de los Beltrán Leyva señaló por igual “a un grupo selecto integrado por Armando Espinosa de Benito”, quien trabajaba con la DEA, así como “Luis Cárdenas Palomino, Édgar Eusebio Millán Gómez, Francisco Javier Garza Palacios (PF Colombia), Igor Labastida Calderón, Facundo Rosas Rosas, Ramón Eduardo Pequeño García y Gerardo Garay Cadena”.
Tras la detención de García Luna, también se relacionó con García Luna con Omar García Harfuch, el actual secretario de seguridad ciudadana de la Ciudad de México, que ingresó a la Policía federal en septiembre de 2008 y escaló posiciones en la corporación.
Sin embargo, la jefa de gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum, descartó cualquier relación entre ambos. “Entró a la Policía federal como tropa, entró como cualquier otro policía, y el mayor cargo que tuvo ahí fue director de área”, señaló.
MÁS SOBRE ESTE TEMA