Murió de COVID-19 cabecilla del sanguinario cártel de Los Zetas

Al sicario se le encontró culpable de decapitar a 12 personas en Quintana Roo

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El complejo penitenciario Puente Grande, en Jalisco (Foto: FERNANDO CARRANZA GARCIA / CUARTOSCURO)
El complejo penitenciario Puente Grande, en Jalisco (Foto: FERNANDO CARRANZA GARCIA / CUARTOSCURO)

Moisés Escamilla “El Gordo May”, líder de zona del cártel de Los Zetas, murió en el penal de Puente Grande por coronavirus. Estaba preso por decapitar a 12 personas en Cancún, Quintana Roo.

Personal médico adscrito al Centro Federal de Reinserción Social (CEFERESO) número 02 del centro penitenciario de Jalisco confirmaron que desde el 6 de mayo Escamilla May presentó problemas respiratorios y un cuadro sintomático que concuerda con el del COVID-19. Por tal motivo, el reo fue ingresado al área médica del reclusorio y falleció el 8 de mayo.

El asesino tenía 45 años y no padecía enfermedades que comprometieran su sistema inmune. Sin embargo, el ahora occiso tenía sobrepeso. También se sabe que, de acuerdo con la Secretaría de Salud de Jalisco, dentro del penal había un total de 74 casos confirmados de SARS-CoV-2, de los cuales reportan dos presos recuperados y que ya cumplieron los 21 días de aislamiento.

La prisión federal de Puente Grande se encuentra en el estado de Jalisco (Foto: UdeG TV)
La prisión federal de Puente Grande se encuentra en el estado de Jalisco (Foto: UdeG TV)

No sólo los presos dieron positivo la enfermedad, las autoridades de salud local también reportaron que hay un custodio fallecido por COVID-19 y nueve infectados más. Uno de ellos se reporta como grave y está conectado a un ventilador mecánico en la clínica 110 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Pese a que las autoridades de seguridad y de salud implementaron mecanismos de bioseguridad en el penal desde el 22 de marzo, la enfermedad se manifestó el 27 de abril.

Cabe mencionar que el estado gobernado por Enrique Alfaro fue de los primeros en adoptar medidas drásticas para cuidar de sus habitantes. Por ejemplo, en el penal ya estaban prohibidas las visitas familiares desde antes que se declarara la Fase 2 de la contingencia.

El gobernador, Enrique Alfaro, impuso un toque de queda en Jalisco (Foto: Twitter/saludjalisco)
El gobernador, Enrique Alfaro, impuso un toque de queda en Jalisco (Foto: Twitter/saludjalisco)

El control fue tal dentro de la población del penal que cuando el primer custodio resultó muerto, ya se tenía conocimiento de que el brote inicial de coronavirus fue de 28 inernos asintomáticos. No obstante, la enfermedad ya alcanzó al personal administrativo.

La clínica 110 del IMSS, destinada exclusivamente para la atención de las personas que padecen de coronavirus, atendió a estos trabajadores del sector penitenciario quienes acusan que las instalaciones no estaban preparadas para atender el problema sanitario.

Hasta el momento, el saldo del coronavirus en México es de 35,022 casos acumulados desde el 27 de febrero y 3,465 decesos, de acuerdo con el último reporte de la Secretaría de Salud (SSa) anunciado este 10 de mayo durante la conferencia vespertina en Palacio Nacional.

La cárcel de máxima seguridad de Puente Grande en Jalisco (Foto: Archivo)
La cárcel de máxima seguridad de Puente Grande en Jalisco (Foto: Archivo)

El Gordo May llevaba recluído 11 años y 5 meses y el deceso fue confirmado por elementos del Servicio Médico Forense (Semefo). Era considerado un interno de alta peligrosidad. El juez Tercero de Distrito en materia Penal de la entidad le dictó una sentencia de 37 años al encontrarlo culpable de delincuencia organizada, portación de armas de fuego de uso exclusivo del ejército, y por su responsabilidad en la decapitación de 12 personas.

Su aprehensión ocurrió el 28 de agosto del 2008 tras un enfrentamiento con elementos de la Policía Federal. Cuando se le arrestó, le fueron decomizadas ocho subalternos, dos armas largas marca Bushmaster, un fusil AK-47, un arma corta marca Pietro Beretta calibre 9mm, dos granadas de fragmentación Hank Frak, 18 cargadores de diversos calibres, tres fornituras para uso en operaciones tácticas, códigos-torretas para vehículos policiales, seis rollos de hologramas con distintivos de Los Zetas, 10 celulares, seis radios, 52 mil 100 pesos en efectivo, varias dosis de droga sintética, mariguana, un auto Armada blanco y un Chevy Monza azul.

La célula a la que pertenecía se hacía llamar Zetas Vieja Escuela y él era el responsable de la distribución de cocaína en Cancún.

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