Los datos de la oficiales en Ciudad de México muestran que hasta el jueves 7 de mayo, los contagios acumulados de Covid-19 han sido 8,129, mientras que el número de muertes por esta causa ha sido de 696; sin embargo, un reportaje elaborado por The New York Times apunta a que esas cifras podrían ser tres veces mayores.
De acuerdo con el diario estadounidense, el gobierno mexicano no ha informado de “cientos, posiblemente miles” de muertes por el nuevo coronavirus en Ciudad de México e incluso ha ignorado a funcionarios que han contado más fallecimientos de los reconocidos públicamente.
Los médicos en los hospitales de la capital han dicho al medio que se está ocultando la realidad de la epidemia. En algunas de las instituciones médicas ante la falta de camas, los pacientes yacen en el suelo, mientras otros son enviados a buscar espacio en nosocomios menos preparados. “Muchos mueren en esa búsqueda”, dijeron varios especialistas al periódico.
Para la doctora Giovanna Ávila, quien trabaja en el Hospital de Especialidades Belisario Domínguez, en Iztapalapa, la situación dentro y fuera del lugar es muy diferente: “Es como si viviéramos los doctores en dos mundos distintos, uno es dentro del hospital, donde los pacientes están muriendo y están muy graves y el otro es cuando salimos a la calle y vemos a la gente caminar, despreocupada, viviendo su vida normal sin idea de qué tan grave es la situación”.
De acuerdo con funcionarios de la capital y datos consultados por el Times, se han tabulado más de 2,500 fallecimientos por el virus y enfermedades respiratorias graves que los médicos sospechan que están relacionadas con la Covid-19. No obstante, las cifras publicadas por las autoridades distan mucho de este número.
En el transcurso de tres semanas, el diario ha solicitado información acerca de todas la muertes relacionadas con enfermedades respiratorias desde enero en Ciudad de México, pero las autoridades no han proporcionado los datos bajo el argumento de que estos estaban incompletos.
Las dudas respecto al conteo de muertes en la capital comenzaron hace un mes, cuando la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, tuvo sospechas de que los datos federales y los modelos sobre la epidemia en el país eran defectuosos, de acuerdo con tres personas que tenían conocimiento acerca de esto.
Las tres fuentes declararon que la mandataria ordenó llamar a cada hospital público en la ciudad para preguntar sobre todas las muertes relacionadas con esta enfermedad, confirmadas y sospechosas. “En la última semana”, señala el diario, “esa gestión encontró que las muertes fueron tres veces más que las cifras reportadas por el gobierno federal”.
Aunque The New York Times solicitó una entrevista con Sheinbaum para hablar acerca de este tema, la funcionaria declinó hacer cualquier tipo de comentarios con el medio o de manera pública, manteniendo su postura de no confrontación con el presidente López Obrador.
El hecho de que el gobierno de la Ciudad de México dude de los datos también pone en predicamento la forma en que se ha comprendido la crisis a nivel federal. Desde hace unos días, el secretario de Salud en el sexenio de Enrique Peña Nieto, José Narro Robles, ha criticado las cifras, pues desde su punto de vista “no son creíbles”.
Durante su participación en el foro virtual El momento de la epidemia: tendencias y decisiones en días críticos, el maestro en ciencias con énfasis en Epidemiología por la UNAM, Pablo Kuri-Morales, criticó que se haya planteado el modelo centinela para medir la epidemia, pues aunque fue una buena herramienta para la influenza, “cuando estamos frente a nuevas patologías se vuelve muy complicado usarlo”.
Con una cantidad limitada de pruebas (0.4 por cada 1,000 personas) y dudas respecto a los modelos del gobierno frente a la crisis, los expertos señalan que los cálculos de cuándo se alcanzará el punto máximo, cuánto durará la emergencia sanitaria y qué tan grave será el daño, pueden no ser confiables.
Otro de los efectos que traería consigo esta parcial comunicación de la información sería que la gente subestime la magnitud real de la epidemia. Entre las principales razones por las cuales se han contabilizado menos fallecimientos se encuentran la forma y el tiempo que les toma para examinar, aprobar e informar los datos.
Según las fuentes consultadas por el Times, los resultados oficiales incluyen un rezago de dos semanas. Además, a algunas personas que murieron por enfermedades respiratorias agudas ni si quiera les realizaron una prueba para comprobar que tuviera Covid-19 y quienes fallecen en sus casas tampoco cuentan para las estadísticas de la capital.
A nivel nacional, las cifras hasta el jueves 7 de mayo son de 29,616 contagios acumulados y 2,961 muertes. Sin embargo, el modelo principal que estaría usando el país supone que sólo el 5% de los infectados tiene síntomas, mientras que de ese total, únicamente el 5% irá al hospital.
Este modelo es erróneo para Laurie Ann Ximénez-Fyvie, doctora egresada de Harvard, quien actualmente trabaja en la UNAM, pues desde su análisis, los casos sintomáticos y severos “podrían ser significativamente mayores”.
Respecto a qué tan pronto terminará la epidemia en México, los expertos señalaron que el modelo muestra un aumento en las infecciones y después un fuerte declive, sin embargo, en ningún otro país del mundo ha habido una disminución tan rápida posterior a un pico.
Nilanjan Chatterjee, profesor del departamento de bioestadística de la Escuela de Salud Pública Bloomberg, de la Universidad Johns Hopkins, comentó al diario que la curva en México “tiene una cola larga, y el número de muertes no cae a cero en ningún momento del futuro cercano”, además de que el gráfico utilizado en este país “es inconsistente con las formas de la curva en otros países”.
Si bien las autoridades mexicanas tomaron como ejemplo la situación de Wuhan, China, y han llevado a cabo medidas para intentar mitigar la propagación del virus éstas han distado de manera relevante con las del país asiático. Allá se cerró la ciudad y provincias circundantes, además de prohibir que las personas viajaran.
En México, debido a que las condiciones económicas de las familias son totalmente distintas, el confinamiento social ha sido opcional, aunado a que los funcionarios de salud instaron a las personas a ir a los hospitales dependiendo de la gravedad de los síntomas que presentaran.
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