Este domingo, el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado (Indep) subastó la casa del narcotraficante Amado Carrillo Fuentes. Aunque no se alcanzó el valor esperado por el inmueble, lograron venderla en 49 millones 714 mil pesos mexicanos.
La persona con la pancarta número 52 logró ser el que pujó más por la casa, que está adentrada en el número 525 de la calle Cráter, colonia Jardines del Pedregal, una de las colonias más exclusivas de la Ciudad de México. El inmueble cuenta con 3 mil 500 metros cuadrados, un jacuzzi, una alberca, entre otras atracciones.
En un principio, Indep esperaba juntar más de 53 millones 754 mil pesos, costo de salida de la vivienda. Sin embargo, en la puga sólo se logró conseguir 49 millones 714 mil pesos.
Esta propiedad fue uno de los mejores inmuebles que se encontraban en la subasta que fue celebrada en el Complejo Cultural Los Pinos, la anterior residencia presidencial. Hasta las 15:00 horas (tiempo del centro de México), pasaron seis horas hasta que se dio esta venta.
En ese tiempo fueron subastados automóviles, una aeronave (que no fue adquirida), dos casa en Cancún (con valor de 1.8 millones de pesos) y un rancho con el nombre de “Centenario", que no fue adquirido.
De los 201 lotes, 107 corresponden a joyería, 71 de automóviles aptos para circular, 6 de vehículos no aptos para circular; 7 de “mercancía diversa”, 5 aeronaves y 5 viviendas.
Aunque faltaban dos lotes para que terminara la puja, la meta de 130 millones de pesos estaba cerca con la venta de la casa del narcotraficante. Este dinero recaudado será para atender la emergencia sanitaria causada por la pandemia de coronavirus.
“Para hacer frente a la contingencia del nuevo coronavirus sólo se permitirá el ingreso a la Junta de Postores a 15 participantes (sin acompañantes) que completen su registro de bases y pago de sus garantías por los lotes de su interés, sí así lo desean, o podrán pujar vía telefónica o en ausencia”, explicó el Indep en un comunicado.
Amado Carrillo Fuentes
Amado, el segundo de los ocho hermanos, adoptó como su pueblo natal Guamuchilito, pues dicen que en realidad nació en La Tuna, municipio de Badiraguato, el 17 de diciembre de 1956. Apenas estudió, porque desde la adolescencia se enroló con su tío “Neto” a cuidar sus campos de marihuana y servir como “mula” para el traslado de droga.
El joven Amado mostraba obediencia, lealtad, disciplina y discreción a la hora de cumplir los encargos de su tío. También se cuenta que era astuto, despiadado con sus enemigos, mujeriego, que le gustaba el alcohol y la coca, y que al mismo tiempo era generoso con los suyos, su familia y sus dos pueblos: La Tuna y Guamuchilito, a los que dotó de iglesia, jardín, escuela y otros servicios.
En realidad, poco se sabía de él cuando vivía. La policía, cuando comenzó a perseguirlo, sólo tenía una vieja fotografía suya y ni siquiera sabía su edad.
El sigilo lo acompañó desde sus primeros años de narcotraficante, cuando su tío don Neto, como llamaban a Fonseca, lo mandó al poblado de Ojinaga, en Chihuahua, a que aprendiera todo del negocio de la marihuana con uno de sus socios, Pablo Acosta Villarreal “El Zorro de Ojinaga”.
Para Acosta Villarreal, Amado fue su favorito, su protegido, y durante más de 10 años trabajo a su lado, primero como su asistente y después como segundo en jerarquía. La mancuerna acabó cuando Amado lo mandó matar en abril de 1987. La traición vino de la mano de Guillermo González Calderoni, entonces director de Intercepción, Aérea, Terrestre y Marítima de la PGR, acusado años después de proteger a narcotraficantes de diversas organizaciones.
Con todos los datos para ubicarlo y un millón de dólares de pago, Calderoni acribilló a Acosta Villarreal y dejó libre el camino para que Amado Carrillo asumiera el control del grupo narcotraficante que operaba en Ojinaga, que más tarde se convirtió en el cártel de Juárez, uno de los más poderosos en México.
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