Fátima se iba a casar en junio, pero llegó el coronavirus y tuvo que reprogramar su boda. Junto con su pareja había contratado el banquete, la decoración y la música. Sus más cercanos ya estaban avisados de apartar la fecha: un día de junio en que los novios cumplirían su quinto aniversario.
Ahora recorrerán su boda hasta septiembre. Esperan que para entonces la emergencia sanitaria por el COVID-19 se los permita. Al menos el proveedor que contrató la pareja les ha dicho que tomarán medidas sanitarias adecuadas en la nueva fecha. El novio de Fátima estudia en Alemania y sólo vendría para la boda, por eso, las restricciones de viajes entre países también fue factor para reagendar.
Los trámites de reprogramación de bodas han llevado a un escenario donde parejas y proveedores de servicios pasan por más líos de los habituales.
La logística de los cambios aumenta su dificultad en tiempos del COVID-19.
Casos como el de Fátima proliferan en la desinformación. Pues no hay autoridad que atienda específicamente dificultades relacionadas con planeación de bodas. Por tanto, los cálculos de las parejas se basan en las extensiones del confinamiento que proyectan las autoridades sanitarias. Y las posibles facilidades de los proveedores que deben adaptarse a la logística de la pandemia.
Aunado a esto, el COVID-19 ha causado un desorden de acumulación, pues quienes tenían planeado casarse entre abril, mayo y junio; han decidido agendar lo más cercano, pues ya tenían casi todo listo. Sumados a los ya programados.
Un sitio al que han acudido los usuarios es bodas.com.mx, que registra testimonios de quienes tienen dificultades para reprogramar sus bodas en la actual emergencia sanitaria.
De extenderse la emergencia sanitaria hasta junio, podría afectarse el 22.7% de las bodas en México: alrededor de 113,500 festejos, de acuerdo con cálculos del portal. La boda de Fátima entraría en ese porcentaje.
“Hola a todas, esta situación me ha mantenido en una ansiedad constante y apatía, intento sobrellevarlo, hay días más claros que otros, y llevaba días evitando la página. Yo definitivamente tengo que posponer la boda, pero no sé hasta cuando, la incertidumbre es horrorosa. Me casaba el 29 de Mayo y la cuarentena se extendió hasta el 30 de mayo, antes de eso mis proveedores estuvieron al pendiente por si tomaba alguna decisión; ahora ya no es opcional. La razón por la cual no sé para cuando vaya a ser la boda, es porque mi luna de miel era para el 17 de Junio a Japón, y las indicaciones es esperar a ver qué dice la aerolínea, entonces estoy en un stand by de terror. Me siento muy agotada anímicamente”, comentó una usuaria el 18 de abril pasado.
Las quejas relacionadas con proveedores son constantes en este portal de internet relacionado con la planeación y realización de bodas.
Una usuaria se queja de que la maquillista decidió no devolverle el adelanto, pues ella sí podía maquillarla el día programado, aún cuando la clienta manifestó que su boda se había pospuesto.
Otros, como “Blanca” y su pareja, de plano decidieron cancelar hasta estar seguros de realizar su evento en compañía de sus seres queridos.
“Mi boda iba a ser el 16 de mayo. Junto a mi prometido decidimos posponerlo desde que comenzó la contingencia sanitaria, sin embargo no tuvimos suerte con el salón de fiestas que contratamos. Ayer me contactaron para reagendar fecha, sin embargo las opciones que me dan no nos satisfacen. Decidimos cancelar hasta que estemos seguros de realizar la boda, debido a que es incierta la situación que vivimos. No queremos realizarlo cuando aún exista temor de contagio y nadie disfrute al 100 ese día”, escribió “Blanca” el 08 de abril pasado.
Fátima no tuvo muchas dificultades de reprogramación, pues salón, música y decoración fueron de un solo proveedor.
“Para reprogramar todo lo arreglé con una sola persona que a su vez se puso de acuerdo con los del salón”, comentó para Infobae México.
Pero tampoco fue fácil para ella, pues la temporada que escogió era muy solicitada.
“Reagendar, en cierto sentido tampoco era tan fácil, porque mi proveedora no tenía fechas libres entre octubre y diciembre, (que por alguna razón que no comprendo es la temporada más fuerte de bodas)”, agregó la licenciada en Investigación Biomédica Básica.
Por otro lado, la pandemia ha planteado cuestiones sobre cómo serán las nuevas dinámicas en organización de bodas y otros eventos; esas serán las cenizas del fuego metafórico que es hoy la enfermedad. Actualmente, de Fase 3 en México, la más crítica por ser de contagios masivos.
Debido a las recomendaciones de aislamiento físico, el gran día para muchas parejas ha tenido que esperar. Así como le sucedió a Fátima, quien como científica, ha comprendido gradualmente las necesidades de la emergencia.
Entre los remanentes de la pandemia estarían aquellos relacionadas con hábitos de higiene. En ese ámbito podrían observarse consideraciones que antes pasaban desapercibidas o ni siquiera eran contempladas.
Ante ese panorama, empresas que organizan bodas y proveedores de estos eventos deberán reinventarse para trabajar con medidas de higiene pertinentes.
La reactivación del sector será lenta una vez que pase la cuarentena y, será importante que la capacitación del personal para realizar bodas, trabaje con adecuadas disposiciones sanitarias, ha comentado a Forbes México, Tony Yarto, director ejecutivo de Incubatour.
Los empleados en el sector de eventos deberán aprender requerimientos de la autoridad sanitaria relacionadas con el manejo de alimentos y la disposición de los invitados; según consigna la revista de negocios.
Entre las recomendaciones del portal bodas.com.mx están negociar con los proveedores de servicios, comprender la emergencia, guardar la calma y hablar con los invitados. En caso de viajes por luna de miel al extranjero, recomiendan consultar con agencias de viajes.
Cuánto cuesta casarse
Casarse en México costaría alrededor de 108,583 pesos, esto, sin contemplar entretenimiento, bar y mesa de postres. Según cálculos de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef).
Por ello, la decisión de cancelar y reprogramar una boda no pasa solamente por afectar una fecha especial o atender disposiciones sanitarias en tiempos de pandemia. También pasa por un aspecto económico.
En México, contratar un planificador de bodas o “Wedding Planner”, costaría entre 50,000 y 75,000, según datos de Forbes México, publicados en 2019.
Los últimos datos del Inegi sobre matrimonios son de 2018. La institución de estadística registró hasta ese año que, en México hubo 501,298 matrimonios legales.
De estos, 497,939 fueron entre parejas de mujeres y hombres y, 3,359 fueron entre personas del mismo sexo.
Mientras tanto, Fátima y su pareja ya han enviado un comunicado digital a sus invitados, en el que se lee:
“La celebración de nuestro matrimonio (....) ha tenido que ser reprogramada debido a la pandemia del virus SARS-CoV-2. Convencidos de que es la mejor decisión para nosotros y todos ustedes, les comunicamos que la nueva fecha es .... (en) septiembre de 2020”.
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