Policías de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México, impidieron que un paciente con COVID-19 internado en el Hospital General “Enrique Cabrera”, atentara contra su vida al intentar arrojarse de la azotea del nosocomio, sin embargo sus síntomas se agravaron y finalmente murió debido a la enfermedad.
Este hecho se registró este miércoles, cuando elementos que vigilan los centros hospitalarios, derivado de la emergencia sanitaria, fueron alertados por los médicos del lugar, ubicado en la alcaldía Álvaro Obregón, quienes indicaron que el paciente de 29 años de edad, diagnosticado con COVID-19, presentaba crisis nerviosa, por lo que salió por las escaleras de emergencia y subió a la azotea.
De inmediato, en el hospital las autoridades médicas activaron el código negro, mientras los oficiales, con el objetivo de rescatar al joven reforzaron las medidas preventivas de salud, uso de careta, cubrebocas y guantes de látex; posteriormente se trasladaron a la parte superior del hospital, donde observaron al hombre que trataba de arrojarse al vacío.
Tras realizar un adecuado diálogo y con las técnicas de persuasión efectuadas durante 15 minutos, los policías hicieron hincapié en que su exposición sin la debida protección, podría provocar la propagación del virus, sin embargo, ante su renuencia, y antes de que intentara arrojarse, los uniformados lo neutralizaron. Una vez controlada la situación, bajaron al paciente y lo acomodaron nuevamente en su cama, pero poco más tarde su situación respiratoria tuvo un desenlace fatal.
Se acerca a 1,000 el número de muertos por Covid-19
En México, el número de casos de personas infectadas por COVID-19 aumentó a 10,544 pacientes confirmados, reportó la Secretaría de Salud (SSa) este miércoles. La cifra de víctimas fatales creció a 970.
En 24 horas se elevó el pico inusitado a 1,043 nuevos contagios, mientras que en las defunciones sumaron 113 nuevas respecto al día anterior, también el índice más alto en lo que va de la pandemia.
En el mapa de casos incidentes del 9 al 22 de abril, se refleja la variabilidad que existe en el territorio nacional para la epidemia. En la zona metropolitana del valle de México existe la mayor actividad de la epidemia, después en Baja California, en la región norte fronteriza de Tijuana y Mexicali, en la zona del municipio de Benito Juárez en Quintana Roo, en Tabasco, y en Culiacán, la capital de Sinaloa.
En los casos confirmados activos por entidad federativa de residencia en los últimos 14 días, la mayoría se encuentran en la Ciudad de México con 1,085, el Estado de México con 584, y Baja California con 300. Las entidades con menor cantidad son San Luis Potosí y Colima, con 9 y 6 casos, respectivamente.
El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, explicó que la incidencia es el número de casos nuevos divididos entre el tamaño de la población de un territorio definido. La división permite comparar la intensidad de la transmisión entre los distintos estados debido a que cada uno tiene distinta población.
López-Gatell, informó que los 10,544 casos confirmados en el país se identificaron a partir del primero el 28 de febrero. Enfatizó en los 3,618 casos confirmados activos y los llamó el motor de la epidemia. Los casos activos son los confirmados positivos con fecha de inicio de síntomas en los últimos 14 días.
Dentro de la tasa de incidencia de casos activos por entidad federativa de residencia, las mayores se encuentran en la Ciudad de México, Tabasco, y Baja California. Jalisco y San Luis Potosí son los estados con las menores tasas. La nacional es de 2.83.
Aunado a esto, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López Gatell, dio a conocer en su conferencia vespertina que se estiman que 8 de cada 10 mexicanos en estado crítico morirán a causa de COVID-19.
“Ocho de cada 10 pueden fallecer durante la hospitalización a pesar del tratamiento y apoyo médico. Además pueden permanecer hospitalizados hasta dos meses”, expuso el funcionario.
Las personas críticamente enfermas, que tengan insuficiencia respiratoria grave, requerirán tratamiento en terapia intensiva con soporte mecánico ventilatorio, es decir, intubación. Pero, el porcentaje de personas que podrían perder la batalla contra la enfermedad asciende entre el 70 y 80%.
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