Derivado de la parálisis en distintas actividades que involucra la lucha contra el coronavirus (COVID-19) en México, Moctezuma Barragán, titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), puso en marcha el plan Aprende en Casa el cual implementa diversas actividades de aprendizaje conforme al plan de estudios de educación básica apoyado en distintas plataformas a larga distancia; sin embargo, la desigualdad generalizada del país pone a temblar esta estrategia, al menos para los alumnos más pobres.
El plan de educación, que se puso en marcha el lunes 20 de abril, consiste en establecer una programación específica en Canal Once, TV UNAM y el 14.2 en un horario de 07:00 a 18:00 horas y de Google Education a través de la plataforma Google Classroom, lugar donde ya están establecidas un conjunto de clases previamente creadas que corresponden a diferentes campos formativos y alineados con su grado y asignatura.
Al considerar estas variables, no es de extrañarse que el plan carezca de las capacidades mínimas para ser aplicado en todo el país, este postulado se basa en la premisa de que el éxito de Aprende en Casa descansa en el acceso a televisión e internet, cosa que en un contexto urbano puede verse con naturalidad, pero en una república con 53 millones de pobres, donde el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) estima que 21 millones de mexicanos sufren de rezago educativo, es probable que las carencias educativas se acentúan.
De acuerdo con la periodista Nayeli Roldán, quien colaboró en la investigación La Estafa Maestra, de Animal Político, maestros de la Ciudad de México, Tamaulipas y Veracruz de primaria y secundaria aseguran que la estrategia de educación pública tiene fallas que para superarlas, cada escuela por separado diseña su propio plan correspondiente a lo que creen es más adecuado.
Asimismo, contactó con el Movimiento Magisterial de Tamaulipas (MMT), mismo que mantiene un vínculo de comunicación directa con los profesores de la región, quienes aseguraron que en los municipios de Matamoros, Reynosa, Ciudad Madero, Altamira, Tampico, y Nuevo Laredo, no pudieron seguir las clases a través de la televisión por que no llega la señal.
“En el estado no hay cobertura de esos canales. No agarra la señal porque los repetidores son débiles en esa zona”, dijo Reyna Campuzano, profesora de primaria en Altamira e integrante del MMT.
La profesional de la educación estimó que el tiempo lejos de las escuelas se mostró en su contra, pues aunque se adelantarán las vacaciones de Semana Santa, el calendario escolar continúa avanzando y los profesores deben de considerar, en el entendimiento de que en algún momento deben de calificar a los matriculados, que “cada maestro tiene la libertad de cómo evaluar. Yo voy a evaluar con las actividades que yo ponga, porque conozco a mi grupo, conozco el contexto”.
Otro ejemplo destacable es el del profesor Jonás Hernández Hernández, quien llevó las tareas a la comunidad de Santa María Picula en Tamazunchale, San Luis Potosí. En una entrevista para Quadratín, el profesor Hernández explicó que “son varios kilómetros que recorremos para llegar a la sierra, con el único motivo de hacer nuestra labor. Para mí es sumamente importante que los niños se superen, porque la gente de comunidad es la más vulnerable y la menos atendida”.
Estos ejemplos sólo explican casos particulares donde los maestros procuran hacer su trabajo con las herramientas con las que cuentan; sin embargo, lo que se necesita es la instrumentalización categorizada de un sistema adecuado para educar a niñas, niños y adolescentes a distania en México. Ante esto, la realidad se materializa de manera adversa, pues de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de TIC en Hogares (ENDUTIH), un estudio realizado en 2018 indica que sólo 74 millones de mexicanos tienen acceso a internet, en donde los estudiantes más pobres se enfrentan a esta barrera de apropiación del conocimiento.
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