El panorama es el siguiente: México atraviesa, junto al resto de países, una crisis. Los grandes capitales han desinvertido su dinero en territorio nacional y el principal sustento de la economía local es un recurso natural, pero el precio de ese recurso natural ha caído hasta los suelos.
A pesar de que macroeconómicamente el país se encontraba en un buen lugar, una gran cantidad de personas viven en la pobreza. Una parte de la sociedad gana incluso menos que la canasta básica. En el aspecto educativo, existen leyes de educación gratuita y laica, pero no se cumplen a cabalidad.
Esta es la imagen descrita por Luis Carlos Molina Félix, un científico de datos con alta especialización en variables relevantes en bases de datos. Sin embargo, no es actual: se refiere a 1910, el año en que comenzó la Revolución mexicana.
“Uno pensaría que es algo que está pasando hoy”, relató a Infobae México. El director del Laboratorio Big Data de la compañía Intelligence and Telecom Technologies, con más de 25 años de experiencia en análisis de datos, diseñó en 2016 un modelo que detecta las variables más relevantes en las tres luchas sociales que ha tenido México: Independencia, el Imperio y la Revolución Mexicana.
“El estudio parte de mi pasión por los datos y por la historia de México. Fui a comparar estas luchas sociales y todas tenían los mismos factores, las mismas variables”, explicó. Dicho modelo, aclaró, “identifica variables que al extrapolarlas da como resultado una probable lucha social entre el 2020 y 2022”.
Las variables que detecta para esto son: 1) Falta de acuerdos políticos, 2) Falta de cohesión y rencor social, 3) Crisis mundial, 4) Injusticia y corrupción. Para el panorama actual de México, indicó, “queda pendiente un claro líder social como en su momento fueron Miguel Hidalgo, Benito Juárez y Francisco I. Madero”.
Claro está que esa lucha será muy diferente a las anteriores, pudiendo ser pacifista
De acuerdo con Molina Félix, las luchas sociales en México no se originan por temas como pobreza. “Hubo momentos en la historia del país mucho más fuertes, como la crisis de la plata entre 1891 y 1893, una crisis económica tremenda, pero no pasó nada. La economía no hace que la lucha social salga, no es un detonador”, dijo.
“Lo que estamos viendo hoy, lo que alcanzo a percibir, es que muchos de los componentes de las luchas sociales pasadas se están dando: rencor social, falta de acuerdos políticos, crisis económica mundial ahora con el coronavirus y, otro aspecto, menos importante, también es la corrupción”, detalló.
Sin embargo, “lo único que falta en la mezcla es un claro líder opositor. Ahora mismo no hay, pero se están dando las condiciones para que surja”. “En 1910 fue el tema de la reelección, el rencor social y el surgimiento de la figura de Madero”, recordó.
En su opinión, no podrá surgir de ninguno de los actuales partidos políticos. “Tiene que desahogar todos los reclamos sociales. El estudio propone que se están dando las condiciones, pero falta esa”, reiteró.
Molina Félix tiene un doctorado que obtuvo gracias a una tesis que versa sobre la relevancia de las variables y cuáles son las más importantes para describir un fenómeno."La predicción para asegurar que entre 2020 y 2022 habrá una lucha social se hace con sus respectivas adecuaciones", aseveró.
“Si en 1910, los cuatro productos que distinguían al país eran el petróleo (hoy en día lo sigue siendo), la minería se puede sustituir por las remesas. La banca sigue y el desarrollo ferrocarrilero se sustituye por el turismo en la actualidad” explicó.
Sin embargo, el experto advierte que no se espera una revolución como la de 1910, "pero sí una lucha social como la de Chile (en 2019)”. El modelo, realizado en 2016, no pronosticó la llegada del coronavirus, pero sí que para esta revuelta, que puede ser pacífica, necesitaría la variable clave de una crisis económica mundial.
“Yo le voy poniendo una palomita a lo que se va presentando. Sólo falta una palomita en mi modelo. Hoy la oposición necesita un líder con un pasado intachable, que tenga principios y carisma, como marca la historia del país”, expresó.
¿Puede el big data predecir el comportamiento social?
De acuerdo con Molina Félix, “hay ciertos patrones que sí”. “Algo que siempre se predice mucho son los hábitos de consumo”, recordó. “El clásico de los pañales y la cerveza”, completó.
Para los expertos, el dato era evidente: de lunes a viernes, después de las 19:00 horas de cada día, los hombres que asisten a los supermercados se llevan estos dos productos: pañales y bebidas alcohólicas. “Son hombres que acuden solos, que trabajan, y que sus parejas les piden que compren los pañales”, señaló el experto.
“Cuando agarran sólo los pañales, sienten que su masculinidad disminuye y la refuerzan con la compra de cerveza. Por ello, los supermercados acercan los dos productos en zonas colindantes. Se ha demostrado que hay un aumento hasta del 30% en las ventas”, precisó.
Sin embargo, hay muchas cosas que están todavía por estudiarse. Hasta ahora, una de los ejemplos de predicción más acertados es el clima. “Se puede llegar a hacer un pronóstico de hasta los próximos 15 días y es muy preciso, muy interesante, y sirve para aspectos como los huracanes, ahí se ha trabajado durante mucho tiempo”, señaló.
La necesidad de una ley del “dato verdadero”
Molina Félix, quien cuenta con más de 20 publicaciones científicas y más de 150 conferencias sobre temas analíticos, limpieza de datos, minería de datos, visualización de datos y big data, destacó que, a pesar de la cantidad inconmensurable de datos que existen en la actualidad, cada vez existen más problemas para identificar “el dato verdadero”.
Todo el mundo se queda con la duda de si las cifras se maquillan
Para ello, señaló que debería existir una ley que penalizara y sancionara a funcionarios que, con dolo o intención, no presentaran los datos correctos. “Se necesita una ley del dato verdadero. A veces las autoridades se equivocan y es normal, peor cuando hay dolo, debería ser castigado”, aseguró.
Uno de los principales ejemplos, dijo, es el del número de alumnos. “Las cifras muestran una diferencia de cientos de miles: cuando piden presupuesto las escuelas, se inflan esos números, pero cuando se solicitan las boletas oficiales, la cantidad baja”, explicó.
Por ello, los que estudian datos verán imposible de predecir cualquier cosa, ya que, si están maquillados, no hay margen para nada. “Eso debe cambiar”, finalizó.
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