La violencia volvió a Culiacán, Sinaloa, este miércoles y lo hizo en multitud de formas, primero persecuciones, balaceras y luego incendios de vehículos. Lo mismo que ocurrió en febrero y marzo.
En un evento suscitado en la comunidad La Reforma, policías estatales y federales se movilizaron ante el reporte de un enfrentamiento de grupos armados. Un convoy oficial se trasladó al lugar, donde inicialmente se informó sobre personas heridas y otras, presuntamente habrían perdido la vida, pero no encontraron nada. Sólo una camioneta Jeep Cherokee calcinada y con impactos de bala.
El secretario de Seguridad de Sinaloa, Cristóbal Castañeda, quien atendió personalmente el informe, detalló que los casquillos percutidos tenían diferentes dimensiones .762 y .557 milímetros.
“Autoridades de los tres órdenes de gobierno atendimos reporte de civiles armados al norte de Culiacán. Sólo localizamos un vehículo incendiado; las placas indican que cuenta con reporte de robo, y había casquillos percutidos. Continúa el operativo en inmediaciones de Tepuche", detalló Castañeda a través de Twitter.
El funcionario destacó que no se encontraron personas ni manchas semánticas, por lo que realizarán un operativo en la región para dar con los responsables.
Según los vecinos de la comunidad, al rededor de las 08:00 horas del miércoles empezaron las detonaciones cerca del sifón del Canal Humaya. El pasado 6 de marzo, la incertidumbre y el caos se apoderaron de la capital de Sinaloa, en el sitio conocido como Loma de Rodriguera.
En el lugar se informó de un enfrentamiento entre grupos armados, y luego un tiroteo a las afueras del área de urgencias del Hospital General Regional número 1 del IMSS.
Se presume, las fuertes agresiones serían resultado de un choque entre células rivales del Cártel de Sinaloa. Incluso los pobladores de las comunidades de Aguacaliente, Jesús María, Mojolo y Paredones en Culiacán, han hecho denuncias que aseguran que existe amenaza de quema de casas y asesinatos en búsqueda de una persona llamada Julián Grimaldi Paredes.
Esa persona es buscada por las autoridades locales y federales, luego de que se fugara del Penal de Culiacán en julio del 2018, vestido de policía custodio penitenciario.
Asimismo, Grimaldi Paredes está vinculado con la emboscada del 30 de septiembre, donde murieron cinco militares que custodiaban a un sicario del Cártel de Sinaloa. El ataque buscaba la liberación del supuesto criminal.
Este tipo de situaciones son habituales en Sinaloa. La última vez fue hace menos de dos semanas, a principios de abril. En el municipio de Choix, al noroeste del estado, dos grupos antagónicos se enfrentaron. El resultado fue de dos personas sin vida y una lesionada.
En la región que tiene frontera con dos entidades “calientes”, Chihuahua y Sonora, los habitantes demuestran inquietud, pues aseguran que Adelmo Núñez Molina, alias “El Lemo, Lemu o El Señor”, leal a Rafael Caro Quintero, líder del Cártel de Sinaloa, es el responsable de los ríos de sangre en la ciudad, y hoy vive en la impunidad.
En 2012, “El Lemo” se convirtió en el enemigo número uno de Benito Portillo Torres, presunto operador del Cártel de Sinaloa, ejecutado tres años después.
Ambos lugartenientes se enfrentaron luego de que el Cártel de Sinaloa sufriera una fractura tras la separación de los hermanos Beltrán Leyva. Entonces Benito encarnizó una batalla por el control de las barrancas y montañas del Triángulo Dorado.
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