El pasado sábado 11 de abril, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, mencionó que el uso de cubrebocas da una falsa sensación de seguridad, discurso que contrasta con la perspectiva que tienen en relación a su uso e impacto algunos gobernadores mexicanos, como lo es el caso de Francisco García Cabeza de Vaca y de la misma jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum.
En relación al punto de vista que defiende García Cabeza de Vaca sobre el uso de los cubrebocas, ello se resume a que hace un par de horas en Tamaulipas el uso de éstos se hizo obligatorio bajo el contexto de coronavirus ante el que la entidad ya se encuentra en Emergencia Sanitaria, situación que explica la indicación del Comité Estatal para la Seguridad en Salud de hacer uso de las mascarillas.
Respecto de la postura de la jefa de gobierno, el pasado domingo 12 de abril alertó sobre el aumento de los hospitalizados graves que existen en la capital que, conforme a datos que ella misma compartió, equivalen a un total de 265 personas intubadas, cifra que se incrementó tan sólo en un lapso de 10 días.
Por su parte López-Gatell hizo hincapié en que no existe evidencia científica suficientemente completa que compruebe que los cubrebocas son un mecanismo efectivo de prevención del coronavirus. Sin embargo, el tema que ha causado disonancia en relación a las afirmaciones del subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud son las declaraciones que ofreció en entrevista para Richard Ensor, corresponsal del diario de origen inglés The Economist hace casi una semana. En dicha entrevista reconoció que México había vendido grandes cantidades de cubrebocas a China, que ahora el país le recompra tras el avance de la COVID-19 entre la población, aunque señaló también que en aquella ocasión el mercado global se vició inmediatamente y que no había de perderse de vista que los dos proveedores más grandes de equipo de protección personal son México y China. “Pensar en lo contrafactual a partir del cómo se vivió siempre tiene sus consecuencias”, señaló.
Durante aquella entrevista el funcionario subrayó que el contexto en el que se vendieron las mascarillas distaba mucho del que se vive actualmente en el país, que quizá debieron haberlo hecho en retrospectiva, pero no lo hicieron en relación a la limitación de ventas. Comentó también que para ello habrían de haber declarado estado de emergencia en febrero, situación que hubiese afectado considerablemente la dinámica económica, política y social del país.
A pesar de todo lo anterior, el número de estados y de municipios en el país aumenta en relación al uso obligatorio de cubrebocas, como lo es el caso del Estado de México, que es una de las entidades en la que más casos se presentan y que a la fecha ha dado 558 positivos. El gobernador Alfredo Del Mazo, invitó hace unos días a la población local a hacer uso de las mascarillas, tal cual lo hacen las comunidades de origen asiático.
López Gatell hizo una observación que vale la pena señalar en relación al peso que tiene por ser clave en la contextualización del uso de los cubrebocas en comparativa con la invitación de Alfredo Del Mazo. El viernes 3 de abril López-Gatell además de reforzar la idea de que los cubrebocas no evitan contagios, apuntó que lo que se intenta hacer es hacer una relación entre mascarillas y mejor control, aunque ello es sólo una observación, no una evidencia científica clara. Aquella ocasión recordó también que en dado caso la protección es de la persona con infección a fin de que no contagie a los demás.
Teniendo en cuenta los casos asintomáticos, o en los que la población con posibles indicios (casos sospechosos) espera por largo tiempo los resultados de las pruebas de la COVID-19, ello dibuja un vacío en el sistema de contabilización, una cifra negra, incluso en los casos diagnosticados como “neumonía atípica”. Sin contar los focos de infección que se han generado entre personal médico ante la falta de insumos y capacitación para atender la crisis de salud en el país.
Entre los estados y municipios que también se han sumado a la lista que ordenan el uso de mascarillas frente a la pandemia de coronavirus son: Coahuila y Nuevo León; los municipios de Orizaba y Jalapa en Veracruz y Nuevo Laredo en Tamaulipas.
Gatell ha reiterado que los cubrebocas son una barrera física que impide la propagación del coronavirus por parte de una persona enferma, aunque no reducen el riesgo de que se pueda adquirir. No ha recomendado su uso masivo, más que por las personas que padezcan o tenga síntomas de alguna enfermedad respiratoria.
Cabe señalar que el primer edil que solicitó el uso forzoso de mascarillas en su estado fue Miguel Ángel Riquelme, de Coahuila; a éste le siguen, Nuevo León y Aguascalientes. Hasta el momento los estados con mayores afectaciones por la COVID-19 son Baja California, Ciudad de México y Quintana Roo al contar con la mayor tasa de incidencia por cada 100 mil habitantes. Entre los estados que más casos presentan, está la capital mexicana, con 1,437 casos; el Estado de México, con 558 positivos; y Baja California, con 368 confirmados.
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