Las respuestas y planes de acción de cada gobierno alrededor del mundo, se han calificado como un caso de comunicación en crisis por excelencia por parte de la académica María José Canell al hacer el análisis de la gestión de la misma y, en el caso mexicano, ello ha tenido diferentes impactos como la devaluación del peso al día siguiente de la pronunciación del plan del Ejecutivo, de quien ya se generan grandes dudas ante el manejo de riesgos que implica un contexto internacional como el que se vive actualmente.
Fue el 5 de abril del presente año que, tras la crisis originada por la pandemia de coronavirus, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), anunció su plan de reactivación económica desde Palacio Nacional. Fue criticado por expertos en la materia, así como por líderes de opinión, pues entre sus puntos principales destacó que se eliminarían fideicomisos públicos y se usarían para gastos ante coronavirus; que no se adquiriría más deuda, pero sí de daría la posibilidad de dar más apoyos sociales y obra pública, además de descartar el apoyo a empresas en materia de posposición de pago de impuestos, incluso cuando el mercado local en su mayoría está parado a razón de la COVID-19.
Por ello, Barclays, compañía de servicios financieros de origen inglés, ha calificado de arriesgada la estrategia de México contra las afectaciones económicas del coronavirus, pues considera que la política fiscal podría dañar aún más el crecimiento, especialmente cuando en toda Latinoamérica se están ajustando las cuentas fiscales, siendo México la excepción al no proporcionar estímulos fiscales al sector industrial.
Cuando las cuentas fiscales se están ajustando a la nueva realidad, agregando estímulo, el Ejecutivo mexicano insiste en limitar el endeudamiento, consumir activos y reducir los gastos, señala Barclays. Igualmente la firma inglesa afirma que el tener como base un plan de reactivación como el que expuso AMLO el 5 de abril, apunta para contar con una economía aún más disminuida, en la que los ingresos fiscales se verán afectados y en la que los gastos disminuirán. También anuncia que es complejo ver dicha estrategia con perspectiva de austeridad, incluso cuando ésta forma uno de los pilares políticos de la administración en turno. Barclays asegura que bajo dicho camino la política fiscal podría dañar aún más el crecimiento.
Para la compañía de servicios financieros el hecho de que el presidente de México rechace la posibilidad de aumentar estímulos fiscales adicionales, especialmente tomando en cuenta la realidad que impone un ambiente trazado por la COVID-19, sólo apunta a un gobierno centrado en contener los efectos negativos en las métricas fiscales, proteger el gasto social y reforzar a Petróleos Mexicanos (PEMEX).
Incluso es un tema que ya ha comenzado a incidir a nivel estatal, pues cuatro de los gobernadores de los estados más prolíficos del país se han pronunciado en contra del pacto fiscal federal: Jaime Rodríguez Calderón, gobernador de Nuevo León; Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco; Miguel Ángel Riquelme Solís, gobernador de Coahuila y Francisco Javier Cabeza de Vaca, gobernador de Tamaulipas.
Ello, a fin de que se otorguen más recursos a Estados que aportan más a la Federación e, incluso, han destacado la necesidad de convocar de manera inmediata a una convención nacional hacendaria para poder revisar el pacto fiscal. En ese sentido, las posturas y acciones de los ediles ha sido calificada por editoriales del nivel del Financial Times como una respuesta a la falta de liderazgo del Ejecutivo en relación al manejo de la crisis de la COVID-19.
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