El mercado laboral mexicano tuvo su peor desempeño registrado en un mes de marzo en 25 años, a medida que la pandemia mundial de coronavirus causó estragos en la segunda economía más grande de América Latina.
El país perdió más de 130,500 empleos en el mes frente a febrero y el mercado laboral se redujo un 0.6%, según lo revela una declaración del Instituto Mexicano del Seguro Social, IMSS.
Es la primera vez desde marzo de 2002 que se registran pérdidas netas de empleos en el tercer mes del año y la mayor cantidad desde 1995, destacando el sombrío pronóstico de este año para la economía de México.
Algunos economistas prevén que el país caerá en una recesión más profunda que la devastadora crisis llamada “Efecto Tequila” que sacudió el peso a mediados de la década de 1990, lo que en México se conoció como “el error de diciembre”.
Por ejemplo, Bank of America proyecta que la economía mexicana se contraerá 8% este año y eventualmente perderá su calificación de grado de inversión.
A pesar de las pérdidas netas de empleo, los salarios base aumentaron en una tasa nominal anual de 7.1% a 399.3 pesos, después de que el presidente Andrés Manuel López Obrador, decretara aumentos en el salario mínimo.
AMLO, como se conoce comúnmente al presidente, se comprometió a crear 2 millones de puestos de trabajo durante los próximos nueve meses.
De acuerdo con la agencia Bloomberg, dicha meta será difícil de cumplir considerando que México solo creó alrededor de 342,000 empleos netos en todo 2019, el primer año completo del presidente en el cargo.
Además, señala Bloomberg, la decepcionante respuesta López Obrador al coronavirus está ayudando a aplastar el carry trade del peso mexicano, una de las jugadas más populares de los mercados emergentes.
Las apuestas alcistas en pesos han caído casi 97% desde un récord de 170,366 contratos a fines de enero, a medida que el Covid-19 se extiende por todo el mundo, paralizando la economía global.
Bloomberg señala que si bien la tasa de interés clave de México sigue siendo la más alta en América, los operadores de carry se han visto afectados por la volatilidad del peso a medida que el gobierno minimiza el impacto económico y sobre la salud a causa de la pandemia.
La moneda mexicana tiene el peor desempeño en los mercados emergentes en los últimos tres meses. Es improbable que esa combinación de volatilidad y debilidad se revierta pronto, advirtió.
“La volatilidad destruye el carry, y creo que un factor clave de esta volatilidad es la falta de claridad sobre las acciones de política fiscal para contrarrestar el shock económico de la COVID-19”, aseguró Jesús López, estratega de Banco Base en Monterrey.
“Hay una mayor percepción de riesgo en México, y esto continuará mientras se desconozca el impacto económico”, señaló.
Durante marzo, la volatilidad implícita a un mes del peso mexicano se ha mantenido por encima del promedio del rublo ruso, el real brasileño, la rupia indonesia y el rand sudafricano.
Todos estos países están sufriendo los mismos choques de precios de los productos básicos, las salidas de inversión extranjera y el aumento en los casos de coronavirus. Lo que hace que México se destaque es la respuesta decepcionante del gobierno a la Covid-19, tanto desde el punto de vista económico como de salud pública.
Lección de historia
También puede haber un precedente histórico.
“El pico en la volatilidad de las monedas emergentes durante los últimos episodios de estrés del mercado mundial ha tendido a retrasarse, no coincidir, con el pico en las oscilaciones de las acciones de mercados emergentes”, aseguró Ilya Gofshteyn, estratega sénior macro de mercados emergentes en Standard Chartered, con sede en Nueva York. Ese es particularmente el caso con el peso mexicano.
La moneda tocó fondo cuatro meses después de que el índice de renta variable de mercados emergentes de MSCI alcanzara su punto más bajo durante el colapso global 2008-2009, en comparación con un retraso de un mes en el real brasileño y el peso chileno. Tal patrón está listo para repetirse, argumentó Gofshteyn.
Las bajas pruebas per cápita y la respuesta tímida del gobierno significan que México es particularmente “vulnerable a un brote potencialmente grande” y una mayor contracción económica que sus pares, escribió Citigroup en una nota a sus clientes.
La incertidumbre significa que los inversores extranjeros continuarán descargando sus tenencias de deuda del gobierno mexicano. Según Banxico, la participación de la deuda mexicana de propiedad extranjera era del 26% al 31 de marzo, la más baja desde principios de 2012.
“No veo un retorno a la estrategia de carry por ahora, y eso significa que las posiciones en instrumentos de deuda continuarán sin liquidarse”, dijo López de Banco Base.
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