La propagación del Covid-19 en la Ciudad de México se encuentra en una etapa de crecimiento exponencial. Cada día, los casos confirmados aumentan, ya que el ritmo de contagio no ha disminuido y no lo hará hasta, probablemente, finales de abril, cuando su aceleración empiece a decaer. Esto provocaría un número máximo de personas infectadas entre el 6 y 13 de mayo, mientras la normalidad podría volver hasta principios del mes de julio.
Así lo señala en entrevista con Infobae México el doctor Gustavo Cruz Pacheco, investigador del Instituto en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas (IIMAS) de la UNAM, quien en conjunto con otros especialistas elaboraron un modelo matemático que trabaja con los datos oficiales para estimar la manera en que ha evolucionado la enfermedad en las zonas urbanas del país, en donde el virus se comporta de manera similar.
Su origen se halla en otro esquema del brote epidémico de la influenza A H1N1 de 2009, con el cual intentaron predecir la velocidad en la que se propagaba aquel virus y la inspiración principal fue el modelo basado en un sistema de ecuaciones diferenciales propuesto por los médicos escoceses W. O. Kermack y A. G. McKendrick para analizar la influenza española de 1927.
Éste permitía detallar cómo surgió el brote infeccioso, su crecimiento, en qué momento alcanzaría el pico más alto y su decaimiento, todo ello a partir de dos parámetros: uno biológico, que tiene que ver con la naturaleza del virus y la reacción de los cuerpos humanos, y otro social, relacionado con las medidas de mitigación para aminorar su propagación.
Los números respaldan sus proyecciones. A finales de febrero, cuando México aún se encontraba en la Fase 1 de la epidemia y todavía no se registraba ningún infectado, los especialistas estimaron que el brote infeccioso, es decir, la aceleración del contagio, se daría entre el 20 y el 30 de marzo, lo cual ocurrió, pues el crecimiento exponencial de contagiados se dio a partir del 25 de marzo, cuando pasó de 38 casos diarios a 70.
“Cuándo llega el primer caso es algo tremendamente aleatorio”, reconoce el especialista, sin embargo, explica que a partir de que “inicia el brote, éste se comporta de manera más regular”.
Esto, visto desde la perspectiva del modelo que plantearon, significa que el crecimiento exponencial de casos totales continuará durante algunas semanas hasta el 30 de abril, aproximadamente. A partir de esta fecha, se estima que la cantidad de personas contagiadas cada día sea menor, pero no se detendrá y la epidemia alcanzará su pico más alto entre el 6 y el 13 de mayo.
Cruz Pacheco apunta que desde esta última fecha el ritmo de infectados será menor y entonces podrían regresar las actividades económicas esenciales, pero las escuelas, por ejemplo, se mantendrían cerradas con el fin de evitar la propagación entre importantes sectores de la población.
Este pronóstico muestra una aproximación con el mencionado por Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de Salud, quien en una entrevista durante el programa La Nota Dura dijo que el “descongelamiento” de las personas podría efectuarse después de la primera semana de mayo.
Mientras este proceso se efectúe a lo largo de las semanas de mayo e incluso junio, se espera que la cantidad de contagios por día disminuya notablemente para entonces poder hablar de un periodo en donde la curva se haya aplanado, lo cual representaría un beneficio para el sistema hospitalario, pues tendrá mayor capacidad de atención.
Cabe puntualizar que, de acuerdo con el funcionario, ciertos sectores de la población también deberán esperar para poder salir de sus casas con el objetivo de evitar poner en riesgo su salud, entre ellos los adultos mayores, las mujeres embarazadas y las personas con enfermedades crónicas como diabetes e hipertensión.
“Esto, eventualmente, va a ayudar a que a pesar de que sigan habiendo contagios no se infecten las personas con mayor probabilidad de necesitar servicios avanzados de medicina crítica y, a la vez, que se den contagios entre personas con bajo riesgo de complicaciones ayudará a que se hagan inmunes y esto volverá menos posible la transmisión de la enfermedad”, detalló.
Asimismo, los especialistas coinciden en que las áreas más afectadas por la epidemia, entre ellas la Ciudad de México y la zona conurbada del Estado de México, “tendrán que esperar un poco más”.
De esta manera, proyecta Cruz Pacheco, la normalidad podría volver a la vida de los habitantes de la Ciudad de México a inicios del mes de julio; no obstante, según su modelo, esto no debe suceder igual en todas las regiones del país, ya que el comportamiento de la pandemia en cada lugar no es el mismo y las fechas se podrían recorrer en relación a cuándo inició el brote infeccioso.
Bajo esta lógica es también como se debe analizar la entrada a la Fase 3, la cual implica una dispersión a nivel nacional, pues si bien el virus se encuentra en la mayor parte de las regiones del país, no quiere decir que se comporte de la misma manera y al mismo tiempo.
“Se trata de algo bastante heterogéneo” explica el especialista, “porque los brotes comenzarán en diferentes momentos. Ahorita tenemos uno en la zona urbana de la Ciudad de México, mientras que en otros lugares los casos aún no aumentan de forma exponencial y esto ocurrirá algunas semanas después”.
La importancia de las medidas para mitigar los brotes
Un punto que ha destacado en varias ocasiones el subsecretario López-Gatell es que el avance de la pandemia no se podía detener y en esto coincide Cruz Pacheco, quien resalta la importancia de que las autoridades implementaran medidas como cerrar las escuelas antes de que avanzara el brote infeccioso, pues ayudó a que éste se retrasara y no tuviera el mismo impacto.
Cabe decir que las estrategias no evitan el aumento de los casos “sino que hacen más lenta su propagación. Si el número se duplicara a diario, la curva subiría tremendamente alto y sería un brote breve. En cambio, si se duplica cada tres o cuatro días, la curva no se va a elevar tanto y la contingencia será bastante más amplia”. Esto, como ha dicho López-Gatell, se traduciría en “volver la epidemia más larga, pero más controlada”.
Los beneficios de las medidas, ejemplifica Cruz Pacheco, se pueden observar si se compara la situación nacional con la de España cuando ambos superaron la barrera del caso 1,000. “Aquí notamos que la subida de la curva fue exponencial, pero no a un ritmo tan acelerado como el de allá”.
Un día después de que México superó esta cifra, con 1,100 casos el 30 de marzo, la siguiente fue de 1,200 contagios confirmados; mientras que en España se registraron 1,100 casos el 8 de marzo y para el 9 de marzo, el número se elevó hasta 1,700. Las cifras están redondeadas, de acuerdo con los datos proporcionados por la Universidad Johns Hopkins.
“Las medidas de distanciamiento social han funcionado, pero se debe hacer el esfuerzo de que se mejoren, porque aunque el ritmo es distinto que allá, debemos tomar en cuenta que nuestro servicio de salud es más pequeño (en proporción al tamaño de las poblaciones) y tiene más carencias, así como más riesgos de que se sature”.
Respecto a las comparaciones entre cómo se enfrentan los diferentes países a la pandemia, Cruz señala que se debe ser especialmente cuidadoso, pues la densidad poblacional, así como la capacidad de los servicios de salud disponibles no son las mismas. Lo que recomienda hacer es tomar como referencia ciertos escenarios perjudiciales para evitar caer en ellos.
“A inicios de marzo, escuché a gente que decía que pusiéramos las medidas antes de que empezara el brote infeccioso, porque en España ya las habían implementado, pero allá ya había iniciado su brote desde unos días antes. Entonces hay que comparar en escalas y momentos similares”.
El uso de pruebas masivas y el éxito o fracaso colectivo
Durante los últimos días, la idea de realizar pruebas masivas para detectar el Covid-19 ha sido una de los planteamientos más comunes. Se ha generalizado el hecho de que conforme se realizan más exámenes, se podrían detectar los casos reales de la enfermedad en el país. Esto habría sido atractivo al inicio de la epidemia en México; sin embargo, desde entonces tenía reparos considerables.
Para el doctor Cruz Pacheco, un ejemplo podría ser Corea del Sur, país que invirtió una importante cantidad de dinero para hacer más de 10,000 pruebas diarias con el fin de ubicar las redes de contagios durante los primeros días de la epidemia. La estrategia les funcionó, pero eso era algo prácticamente imposible de llevar a cabo en México.
El primer punto que jugaba en contra era el económico. El segundo, analiza el experto, iba orientado hacia la disponibilidad de recursos, pues Corea, al ser de los primeros países contagiados por el nuevo coronavirus, no sufrió de escasez de pruebas en el mercado, algo que sí han padecido países latinoamericanos.
Al final de esta situación, un mensaje claro del especialista es que el éxito o fracaso del país frente a la epidemia de Covid-19 va a ser colectivo y pesará mucho la responsabilidad con la que la gente siga las recomendaciones de las autoridades sanitarias para mitigar los contagios: “De nada sirve que el gobierno imponga medidas si no las siguen con disciplina”.
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