“Al fin y al cabo ya estábamos infectados”: la dura carta de médicos residentes de Tlalnepantla a la Secretaría de Salud

Debido a la crisis sanitaria desatada por el coronavirus en el mundo, distintos instituciones de salud en casi 200 países manifestaron su experiencia con la finalidad de mejorar el servicio a la población y, al mismo tiempo, poder garantizar su integridad por medio de medidas precautorias de bioseguridad.

Tal es el caso del Hospital General Regional No. 72 en Tlalnepantla de Baz, Estado de México, donde al menos 20 empleados del sector salud de esa unidad del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) fueron infectados de COVID-19.

Ante esta situación, este jueves 9 de abril, la Asamblea Nacional de Médicos Residentes publicaron una carta dirigida a Jorge Carlos Alcocer Varela, titular de la Secretaría de Salud (SSa), y con atención especial a Hugo López-Gatell, subsecretario de prevención y promoción de la salud.

Cuando se difundió la noticia del brote en el hospital, Zoé Robledo, director general del IMSS, anunció durante la conferencia matutina del pasado 8 de abril en Palacio Nacional, que los casos de COVID-19 sí son ciertos, pero que éstos no ocurrieron dentro del nosocomio.

"El brote no fue hospitalario: se tomaron todas las muestras a todos los doctores con todos los estudios de contacto y, efectivamente, hay 20 doctores confirmados, pero no porque se hayan iniciado ese brote en el hospital", aseguró el director.

Robledo Aburto explicó que tras enterarse de los posibles casos, el instituto abrió tres líneas de investigación para saber el origen del contagio y concluyó que “el virus vino de fuera”.

El documento abierto al pueblo de México tiene el objetivo que se dé a conocer la “petición de los Médicos Residentes y Médicos Internos de Pregrado del Hospital General Regional No. 72 del IMSS, ante situación de contingencia por CoVid-19” y el inicio del brote en el nosocomio.

El escrito plantea que en un principio, el Hospital General No. 72 fue elegido por la institución como Unidad Médica de Segundo Nivel. Esto quiere decir que en esas instalaciones se tenía que habilitar un espacio específico y controlado para recibir y atender a los pacientes probables o confirmados con COVID-19.

El personal (médicos, enfermeros, administrativo) debería de estar capacitado específicamente para el problema epidémico, así como tener los insumos adecuados para establecer medidas de bioseguridad que garanticen su integridad (cubrebocas N95, gel antibacterial, googles, mascarillas, toallas desinfectantes, etc).

También narra que el 24 de marzo ingresó a las instalaciones médicas una paciente mayor a 60 años con antecedentes de diabetes, hipertensión y un “aparente cuadro respiratorio secundario a: ‘Fibrosis Pulmonar’ por Artritis Reumatoide”.

La mujer fue atendida por un médico residente, actualmente positivo a COVID-19, quien tuvo que realizar maniobras avanzadas de vía aérea sin ningún equipo de protección.

Posteriormente, casos similares siguieron llegando. Diagnósticos como Neumonías Atípicas, Neumonía adquirida en la comunidad y EPOC exacerbado fueron atendidos por personal médico residente en el piso de Medicina Interna, esto a razón de que ninguno cumplía con los criterios para ser manejado como un caso de coronavirus.

Los médicos residentes reportaban los casos como sospechosos. Sin embargo, fueron ignorados por ser etiquetados como “médicos en formación”. Cuando empezaron a presentar síntomas similares a los del COVID-19, las autoridades inmediatas del IMSS se limitaron a canalizar a los que “realmente” se sintieran muy mal a sus unidades médicas familiares correspondientes para ser valorados, medida que derivó en un ausentismo laboral inmenso, pues de acuerdo a lo reportado en la carta, la clínica sólo contaba con un médico para 85 pacientes.

Tras insistir en aplicar los análisis pertinentes, el 30 de marzo, el IMSS permitió que entre los mismos residentes se tomaron muestras de exudado faríngeo. Cabe mencionar que para este momento 75% de los médicos residentes ya presentaban sintomatología de coronavirus y que la precariedad para tomar las muestras fue inmensa, pues las realizaron sin ningún equipo de protección porque “al fin y al cabo ya estábamos infectados y estaban gastando recursos valiosos para nosotros”.

Cuando recibieron los resultados pudieron confirmar que 19 de los 26 residentes y tres internos dieron positivo a COVID-19. Por tal motivo, los médicos agraviados lamentaron que la institución no reconozca los problemas derivados de un mal diagnóstico y tratamiento. Al mismo tiempo, solicitan respeto a su condición actual, los insumos necesarios para poder ejercer la medicina sin peligro y una disculpa pública por parte del director general del IMSS, Zoé Robledo.

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