Desde hace tiempo, el sistema de salud pública se encuentra rebasado y sumido en una crisis por falta de insumos, que se ha vuelto más evidente y preocupante a raíz de la pandemia del Covid-19 que azota a México y al mundo.
Al igual que en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el personal que labora en los distintos hospitales del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) se enfrenta a la falta del equipo adecuado para protegerse del nuevo coronavirus, que es altamente contagioso y para el cual aún no hay una vacuna.
Infobae México platicó con dos médicas del Hospital General Doctor Darío Fernández Fierro, del ISSSTE, ubicado en Barranca del Muerto y Av. Revolución, quienes denunciaron la carencia de los insumos básicos, además de malos tratos por parte de las autoridades del nosocomio.
Aunque el Hospital Darío Fernández no ha sido designado oficialmente como de concentración para atender a los pacientes de Covid-19, un área del hospital ha sido reconvertida para atender a las personas que padecen la enfermedad respiratoria, una de las cuales, llegó muy grave y posteriormente falleció.
Una de las doctoras, quien pidió el anonimato, explicó a Infobae México que en el área de urgencias se instaló un traige a donde llegan los pacientes que padecen de alguna afección respiratoria.
“Cuando un paciente llega a urgencias, el personal de admisión debe hacer algunas preguntas sencillas para saber si el paciente consulta por síntomas respiratorios. Y si es así, lo manda a un consultorio especialmente equipado para atenderlos a ellos”, explicó.
El protocolo señala que el personal médico que se encuentra en el triage respiratorio debe tener todo el equipo de protección: botas, un traje impermeable, dos pares de guantes de nitrilo, cubrebocas N95, gogles que permitan el sellado hermético de los ojos y un gorro. Pero no es así.
Aunque las autoridades del ISSSTE aseguran que cuentan con el equipo de protección para que el personal médico atienda a los pacientes sospechosos o confirmados con Covid-19, la realidad es que no cuentan con el equipo adecuado, y encima, no se les entrega a todos.
Los jefes del hospital les dijeron que los médicos del triage respiratorio y de admisión serían los únicos a los que se les daría el equipo de protección, cuyo material, precisó la dra, deja mucho que desear.
“Hay pacientes que llegan sin síntomas respiratorios y dado la definición operacional que se está manejando como casos sospechosos, todos deberíamos de estar protegidos al menos con mascarillas N95 y gogles”, dijo.
“Entonces considero que en el hospital deberíamos de estar todos protegidos y no nada más el médico que se encuentra dentro de la unidad respiratoria, en donde se interroga al paciente. Si tiene síntomas leves se manda a aislamiento a su domicilio y si es un paciente con síntomas graves, se ingresa al hospital y se inicia el manejo de acuerdo al protocolo”, señaló.
Explicó que cuando el médico determina que se trata de un caso de alta sospecha de Covid-19, le entrega un cubrebocas N95 al paciente y se inicia el protocolo de tomar muestras.
“Hay un algoritmo que se nos proporcionó por parte del ISSSTE en donde se determina si el paciente tiene o no síntomas y si hay sospechas se le da una mascarilla N95. Posteriormente, si es un caso con síntomas leves se envía a domicilio a aislamiento y si no se ingresa al hospital. En ambas situaciones se da aviso a epidemiología y a la jurisdicción sanitaria”, dijo.
Si se ingresa al hospital se le hace el exudado faríngeo y nasofaríngeo y se mandan las muestras al INDRE (Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos) para que se envíe el resultado 48 horas después. Mientras tanto, el paciente se maneja como si fuera positivo a Covid-19, detalló.
La doctora precisó que en el Hospital Darío Fernández (que atiende las especialidades de Pediatría, Ginecología, Cirugía General, Nefrología, así como Ortopedia y Traumatología y Anestesiología), el área que se adecuó para atender a estos pacientes fue el de Urgencias Pediatría.
“Y esto porque esa área tiene una especie, que le llamamos transfer, que es la parte en donde podemos hacer este cambio de ropa o colocación del equipo de protección para ingresar con el paciente. En urgencias es la única área que lo tiene, entonces por el momento es lo que se hizo y pues sí tiene espacio para algunas camas, no son muchas, yo creo que como unas 4 o 5 camas y ahí es donde se están poniendo por el momento a esos pacientes”, explicó.
La doctora explicó que, aunque en la Ciudad de México, el hospital del ISSSTE designado para la concentración de pacientes de Covid-19 es el 20 de Noviembre y en un segundo momento sería el Adolfo López Mateos, cuando se saturen ambos, los hospitales generales tendrán que atender a estos pacientes.
Sin embargo, al Hospital Darío Fernández han llegado alrededor de cuatro pacientes que fueron ingresados y puestos en aislamiento.
Uno de ellos, un paciente de 30 años de edad y con obesidad mórbida llegó al nosocomio con sospecha de Covid y al tomarle la muestra resultó positivo, por lo que se envió al Hospital 20 de Noviembre en donde a los pocos días falleció.
“Todavía hay pacientes que siguen en aislamiento y en manejo, pero se hace lo posible porque se trasladen al 20 de noviembre porque el Hospital Darío Fernández todavía no es un hospital de concentración. La gente llega y no se le puede negar la atención, pero se busca que se traslade”, explicó.
Trabajar bajo riesgo
El protocolo marca que una vez que se ingrese al paciente, se le debe dar el equipo de protección al personal, incluyendo camilleros, enfermeros, médicos y las personas de limpieza encargadas del cubículo aislado en donde se encuentran los enfermos de Covid-19.
“Al resto del personal no se nos ha dado ningún equipo de protección, yo nunca he visto ese equipo. Platicando con otros compañeros del hospital me han comentado que sólo es un traje desechable, que no es impermeable, es uno normal como el que se usa en cirugías, se rompe, es muy frágil. El gorro que se utiliza es muy delgadito, el que se usa de manera ordinaria en el quirófano, parecido al que usa la gente que prepara alimentos. Y lo que han estado haciendo también en urgencias, es que se adecúan como campos quirúrgicos para cubrirse la cabeza. Los googles no son herméticos, son tipo lentes y muchas veces, el personal prefiere sacar de su bolsillo para comprar equipo que sea útil”, precisó.
Admitió que el personal está preocupado y prefiere invertir en su propio equipo para protección “pero eso es muy distinto a que el propio sistema nos lo dé”, dijo.
“En mi servicio lo único que nos han dicho es que si queremos protegernos, que usemos un cubrebocas ordinario, que no evita la transmisión del virus. Lo que principalmente tratamos de conseguir son las mascarillas N95. Sí hay compañeros que las consiguieron que se previnieron muchísimo antes”, aseguró.
Además, las autoridades les prometieron una capacitación para saber cómo colocar y retirar el equipo de protección, lo cual tampoco ha ocurrido.
“Cabe mencionar que este equipo, ya que se va a estar con contacto con un paciente infectocontagioso, no se puede retirar de la misma manera como nos quitamos cualquier ropa. Hay un protocolo para poner y quitar el equipo de protección y generalmente hay una bitácora de lo que debe contener, debe haber una persona que se haga de la manera correcta y no hemos tenido capacitación de eso”, dijo.
“Ante esta situación, cada uno hemos estado investigando por cuenta propia, pero el hospital no se ha preocupado por eso. Nos dan información muy vaga, con rodeos, de quién lo tiene. Supuestamente los jefes lo tienen, pero nos dijeron que con el epidemiólogo y así se han pasado la bolita unos a otros y realmente una información clara no nos dieron”.
Pero además, tampoco hay insumos elementales como jabón, sanitas ni alcohol ge en todo el hospital, para que pacientes y personal pueda lavarse las manos. Sin embargo, las autoridades aseguran que sí hay, pero el encargado de área debe solicitarlo.
“En cada piso del hospital y en área de quirófanos no hay alcohol gel ni algún otro tipo de sanitizante que podamos usar. En quirófano sí hay jabón para hacer el lavado de manos, pero no alcohol gel”, señaló.
Otra doctora que también trabaja en el Hospital General Darío Fernández, y quien se encuentra en aislamiento por sospecha de contagio de Covid, platicó con Infobae México, sobre la situación que le pasó a un colega con quien tuvo contacto.
“Un médico del Hospital de Especialidades de Siglo XXI ( del IMSS) que no está en área de mayor riesgo como sería urgencias, atendió a un paciente (de 57 años de edad) con un diagnóstico totalmente diferente a un cuadro respiratorio. Llegó por hipoglucemia, además de que tenía factores de riesgo por insuficiencia renal, y lo estuvieron atendiendo”, relató.
“Él tuvo contacto con este paciente durante su guardia (el miércoles 25 de marzo) tomó sus muestras de laboratorio, estuvo interrogándolo, que firmara unos consentimientos informados. Ellos no tenían ninguna sospecha de ese paciente porque no tenía síntomas respiratorios todavía, pero en los estudios iniciales de gabinete, en la radiografía de tórax, vieron que tenía un derrame pleura (acumulación de líquido entre los tejidos que recubren los pulmones y el tórax) y una zona medio sospechosa de una infección en los pulmones”, señaló.
Debido a que ese paciente tenía el antecedente de haber estado hospitalizado previamente, los médicos sospecharon que tenía una infección adquirida asociada a la atención de la salud.
“Entonces iniciaron el tratamiento para hipoglucemia y también para la neumonía neosocomial que sospechaban. Le dieron tratamiento para la infección, pero no mejoró y se quedó hospitalizado, no mejoró y se fue deteriorando. Como a los dos días le informaron que ese paciente tenía mucha dificultad para respirar y empezó a bajar su nivel de oxígeno en la sangre muy rápido. Y hasta el punto que días después (lunes o martes) el paciente falleció y les pareció muy sospechoso todo el cuadro de cómo fue tan rápido, en prácticamente una semana cuando el paciente no tenía diagnóstico de una enfermedad respiratoria”, detalló.
Entonces decidieron hacerle la prueba al paciente aunque ya había fallecido y salió positivo a Covid. El área de epidemiología de Siglo XXI se puso en contacto con todos los médicos o personal de salud en general que haya tenido contacto con ese paciente.
“El epidemiólogo le informó (a su colega) que no le iba a hacer la prueba pero que tenía que mantenerse en aislamiento en casa y nada más. Pero al no estar en un área como urgencias o medicina interna, no usaron equipo de protección, ni siquiera el básico, sólo guantes pero no utilizaron cubrebocas o alguna otra medida de protección, porque los recursos están limitados, no es porque puedas tener tu cubrebocas en diferentes turnos. además de que los cubrebocas tiene cierto tiempo de vida, si se ensucian o se mojan ya no son funcionales”.
“Me explicó (lo sucedido) y me dijo que yo tenía que decirles a las autoridades de mi hospital para saber qué protocolo seguir”, señaló.
Fue entonces que la enviaron al triage respiratorio del Hospital Darío Fernández, en donde le tomaron los signos signos vitales y la interrogaron para determinar si tenía dificultad respiratoria o algún síntoma respiratorio, pero debido a que tanto ella como su colega están asintomáticos, sólo la mandaron a aislamiento por 14 días a su domicilio.
“Tengo entendido que hay insuficiencia de pruebas y solo las están haciendo en ciertos pacientes. Incluso, las pruebas que se realizan y se mandan al INDRE, si no cumplen con la definición operacional , el INDRE las rechaza y no las hace. Por eso, quiero pensar, que no se han hecho todas las pruebas a todos los pacientes que pudieran ser sospechosos”, señaló.
Malos tratos
Una vez confirmado el diagnóstico, el personal médico debe atender a los pacientes aunque no cuenten con el equipo adecuado, pero ante el temor natural de ser contagiados y así expresarlo a sus autoridades, sólo obtuvieron malos tratos.
“La actitud de las autoridades con los médicos, sobre todo con los residentes, ha sido muy déspota. Básicamente nos dijeron cobardes por no querer atender a pacientes, según ellos; pero realmente ningún personal de salud que yo haya conocido del hospital se ha negado en dar atención a pacientes. Lo único que se les pide es que nos den el material adecuado para protegernos, del cual nos dijeron ‘sí lo tenemos, está en el almacén, algún día se los vamos a dar’, pero no nos dieron una fecha concreta”, dijo una de las médicas.
“Fue como condenarnos de que nadie se quería acercar a los pacientes sospechosos, que no teníamos vocación, lo cual estaba fuera de lugar porque ahí estamos todos los días, con condiciones insuficientes de protección. Eso me impactó mucho de nuestras autoridades de salud, porque en lugar de recibir un apoyo, porque al final, cualquier caso de enfermedad respiratoria ya es un caso sospechoso” (sic).
“Algunos compañeros han comprado su equipo de protección (guantes, cubrebocas, bata, gogles) y una caja de acetato por si el paciente tose al momento de intubarlo, evitar que nos caiga todo encima. Todo eso los compañeros lo están comprando, no ha sido con recursos del hospital”, relató.
El personal de limpieza: desprotegido y explotado
La limpieza en un hospital es fundamental, es por eso que se necesitan altos niveles de desinfección para prevenir posibles problemas de salud en los pacientes.
Sin embargo, la empresa encargada del aseo en el Hospital Darío Fernández no ha capacitado a su personal para que realicen una sanitización adecuada de las áreas en donde se encuentran pacientes sospechosos o confirmados de Covid-19.
El servicio subrogado está a cargo de Grupo Relissa, que además de no preparar a su personal, tampoco acata las instrucciones de las autoridades sanitarias de salud federal, quienes determinaron que todos los adultos mayores o con males crónicos dejen de trabajar por el Covid-19.
Un trabajador que habló con Infobae México bajo condición de anonimato, reveló las diversas irregularidades que comete Grupo Relissa, como por ejemplo, no darle a todos sus trabajadores seguridad social, simular capacitaciones, no pagarles completo su sueldo, además de cambiar constantemente de razón social.
“En el hospital trabajan alrededor de 30 personas en el área de limpieza y tres de ellas son adultos mayores (mujeres), pero otros tienen enfermedades crónicas degenerativas, por lo que entran en la categoría de población de riesgo y aún así, van a trabajar, ya que de lo contrario, no les pagan. Además, los tratan de una manera muy déspota”, reveló.
Pero además, los supervisores de Grupo Relissa no les han dado indicaciones de cómo reforzar las medidas de limpieza ante la pandemia del Covid-19.
“No cuentan con una capacitación para saber cómo realizar la limpieza de las áreas aisladas para los pacientes sospechosos o confirmados con Covid. Si alguna persona adscrita al área de limpieza les preguntaba a los supervisores si les darían alguna capacitación para atender las zonas peligrosas les preguntaban ¿vas a entrar tú? y si la persona decía no, les volvían a preguntar ¿entonces para qué quieres información?”.
Hace unos días, los supervisores del área llamaron al personal de intendencia para decirles que les darían una capacitación ante la emergencia por el Covid-19, pero sólo les tomaron la foto y les dijeron que podían retirarse.
“Pero no solamente se les debería capacitar por el Covid, sino porque estas personas también están con contacto con áreas en donde se se tratan a pacientes con otras enfermedades infecciosas o gangrena”, señaló el trabajador.
Relató que el personal de limpieza sólo cuenta con un mechudo, una cubeta, agua clorada y las bolsas de RPBI ( (Residuo Peligroso Biológico Infeccioso) para echar material de curación, de limpieza o ropa. Pero no tienen ningún bactericida o algún sanitizante.
“Hace unos momentos pasé por un tambo con supuestamente el agua clorada y no huele a cloro, tiene un ligero aroma pero no es fuerte”, señaló.
El trabajador explicó la forma en que se limpian las paredes de las zonas aisladas: verter el agua clorada en la superficie, esperar a que se seque o el muro lo absorba, volverlo a hacer dentro de media hora y se repite el proceso tres veces.
Ante el miedo y la falta de respaldo de la empresa, el personal no quería entrar a realizar la limpieza de estas áreas, por lo que los supervisores optaron por realizar el trabajo con un pago adicional que ellos mismos se otorgaron, debido a que manejan la nómina del personal de limpieza.
“Pero nunca lo debatieron en una junta, sino que los supervisores lo impusieron. Se están dando un bono de 700 pesos por cada limpieza exhaustiva en un aislado”, reveló.
Aunque reveló que el personal de limpieza asignado al área de urgencias en donde se encuentran los enfermos de Covid entran con un uniforme quirúrgico desechable, como los que se utilizan en cirugía, no es el adecuado.
Sin embargo, ya que los supervisores son los que están realizando la limpieza de las zonas aisladas, se retiran su ropa quirúrgica y se dan un baño, cosa que si fuera otro empleado no podría hacer, aseguró el trabajador quien se atrevió a brindar su testimonio.
Pero además, destacó, el calzado que utilizan no tiene ninguna protección, el cual también se contamina y al movilizarse a otras áreas del hospital, representa un foco de infección.
A esto hay que añadir que el área de quirófanos del hospital se encuentra en remodelación por lo que hay tierra por todos lados.
Insistió que aunque el personal de limpieza hace lo más que puede, el que los quirófanos no estén cerrados para su remodelación, complica la situación.
“Actualmente se están modificando los muros y cambiando los plafones, por lo que no nada más estamos hablando del polvo que hay, sino que también de todas las bacterias que se acumulan en las paredes”, advirtió.
Aunque señaló que aunque los trabajadores limpian sus áreas “de qué sirve si los mismos albañiles pasan por ahí y ensucian”, finalizó.
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