Además de mantener la sana distancia y lavarse las manos constantemente, no tocarse el rostro es una de las estrategias contra el Covid-19 más eficientes, pero difícil de llevar a cabo.
Para cumplir con esta medida, más que disciplina es necesario ser conscientes de esta tendencia para poder minimizarla ante una situación de emergencia, afirmó Hugo Sánchez, investigador de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.
“Al hacerlo podremos controlar este impulso, pues estaremos preparados para seleccionar cuáles conductas deben prevalecer y cuáles no”, sugirió el especialista.
Tocarse la cara no es un mal hábito, aclaró: “tiene un sentido evolutivo, es una de las partes más importantes del cuerpo; entonces, cuando surge una restricción como la actual, nos cuesta mucho trabajo, pues vamos en contra de nuestros impulsos naturales”, señaló.
La clave es mantener la sana distancia y no tener contacto con personas enfermas, pues el riesgo de tocarse la cara deriva del contacto con situaciones de peligro (personas u objetos infectados), enfatizó el investigador universitario
“Si alguien vive en una familia pequeña, no está en contacto directo con un enfermo y mantiene la sana distancia, el riesgo es mínimo”, aclaró Hugo Sánchez.
Valor adaptativo y evolutivo de la cara
En la cara se encuentran los ojos, la boca y la nariz, y como especie hemos aprendido a tocarla como un reflejo al estornudar o para reconocer al otro, de ahí que tengamos un impulso natural por tocarla.
“Hacerlo tiene un alto valor adaptativo, por ello las caricias en el rostro son altamente deseadas, y ni qué decir de los besos, que implican la interacción de los rostros y tienen una connotación evolutiva. Es placentero sentir ese roce”, subrayó.
A lo largo de la evolución, aprendimos que cuando tenemos mucho miedo o enfrentamos algo aversivo, debemos cubrirnos la cara. Además, el rostro refleja nuestras emociones, como tristeza, alegría, enojo, miedo o ansiedad.
Es por eso que el investigador universitario comentó que tener una rutina nos ayudará a controlar la ansiedad. Si se presentan episodios de ansiedad o miedo excesivo, recomendó contactar vía telefónica a un profesional de la salud (psiquiatra, psicólogo o médico) que nos ayude a tener una mejor herramienta de adaptación.
“Es evidente que una vez que pase la pandemia, se generará un cambio de actitud en el comportamiento de la sociedad, pues los humanos somos altamente adaptables y aprendemos de las situaciones de estrés”.
Finalmente, remarcó que los grupos vulnerables (adultos mayores, menores de cinco años, personas inmunocomprometidas, con diabetes, con hipertensión descontrolada, trastornos metabólicos, lupus o sida) deben tener más cuidado; no obstante, quienes estén sanos también deben aplicar las medidas recomendadas.
La UNAM responde
Desde este lunes 23 de marzo, la Universidad Nacional Autónoma de México transmite en vivo el programa #LaUNAMresponde, en el que expertos de esta casa de estudios contestan dudas de la población sobre el coronavirus Covid-19.
La emisión es de lunes a viernes a las 15:00 horas y se transmitirá durante el tiempo de la contingencia.
“Hay más mitos de lo que crees. Lo más sano es mantenerse informado”, señala el Programa Universitario de Investigación en Salud (PUIS) de la Universidad Nacional.
La Dirección General de Comunicación Social (DGCS-UNAM) de la máxima casa de estudios explicó la importancia de que la sociedad cuente con información verídica respecto a la pandemia que aqueja al mundo.
El objetivo del programa, señaló, es aclarar los mitos sobre el coronavirus que se han propagado por internet, como que recibir paquetes o cartas de China y otros países sea un riesgo de contagio, o que las vacunas para la influenza o neumococo previene el coronavirus.
El canal de los universitarios está disponible en el 20.1 de televisión abierta; en los sistemas de cable se puede ver en el 120 de Axtel, Sky, Dish y Megacable o el 20 de Izzi y Totalplay.
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