El accidente entre dos trenes del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro de la Ciudad de México que dejó una muerte y 41 lesionados ocurrió debido a errores humanos, aseguró la Fiscalía General de Justicia capitalina, como resultado de su investigación.
“Los dictámenes periciales del accidente determinaron que fue resultado de omisiones de operación incurridas por el conductor y la reguladora (de la Línea) en los procedimientos de seguridad correspondientes”, expresó Ulises Lara, el vocero de la Fiscalía.
Como resultado de lo anterior, las autoridades de la capital mexicana ejercerán acción penal por homicidio culposo y lesiones, y ya abrieron la carpeta de investigación correspondiente.
El peritaje, informó Lara, fue realizado por la propia Fiscalía de la Ciudad de México y en ella participaron 12 especialidades. “Coincide con el presentado por la empresa alemana TÜVRheinland”, destacó el funcionario.
De acuerdo con la narrativa de las autoridades, al salir de la estación Tacubaya rumbo a la estación Observatorio, el conductor del convoy 33 recibió alertas en su tablero de control. Ante esta situación, el sistema de seguridad del tren actuó bloqueándose en automático.
De acuerdo con los manuales operativos, el conductor estaba obligado a aplicar el frenado mediante la maniobra de estacionamiento de emergencia en rampa. La reguladora de la Línea no instruyó al conductor a realizar esa medida, sino por el contrario le instruyó a que avanzara.
El conductor cambió de modo de pilotaje de automático a manual con la autorización de la reguladora. “Con ese modo de conducción, no se cuenta con ningún dispositivo de seguridad”, indicó Lara.
De acuerdo con el registro de la caja negra, durante ocho minutos, el puesto Central de Control nuevamente debió ordenar que se aplicara el freno de estacionamiento y que se desalojara el tren, así como indicar al conductor del convoy 38 ubicado en la estación Tacubaya de la situación, lo cual no ocurrió.
Y es que el pasado 10 de marzo, alrededor de las 23:30 horas (tiempo local), dos trenes que viajaban en la Línea 1, color rosa, del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro sufrieron un aparatoso choque debido a que uno se desplazó en reversa incrustándose en el que se encontraba detenido en la estación Tacubaya.
En el tren que chocó viajaban algunos usuarios, quienes aseguraron que las luces del tren se apagaron y este comenzó a viajar en reversa.
La doctora Seberina López, coordinadora general de servicios periciales de la Fiscalía capitalina, concluyó que “el hecho pudo evitarse si el conductor del tren 33 y al reguladora hubieran actuado conforme a los manuales técnicos operativos, mismos que conocían y para los cuales fueron capacitados”.
Además, detalló que dicho convoy recibió su último tratamiento el 9 de marzo de 2020, un día antes del choque. “Funcionaba correctamente”, aseveró. De los dictámenes se desprende que el metro continúa siendo un medio de transporte eficiente y seguro tanto para los usuarios como para su personal, finalizó.
Tras el accidente, el tramo entre la estación Observatorio y la de Chapultepec permaneció cerrado durante siete días. Más de 200 trabajadores laboraron de manera ininterrumpida por cinco días en diversas áreas del transporte.
Entre las actividades que se realizaron estuvo: la sustitución y reparación de tramos de alrededor de 160 metros de barra guía dañada entre la estación Tacubaya y Oservatorio; la sustitución de 100 aisladores; la revisión y reparación de la tubería; y la reparación del sistema de señalización y sustitución de cableado de baja tensión.
Esto provocó caos y retrasos para los cientos de miles de usuarios que a diario usan el metro de la Ciudad de México para llegar a sus centros de trabajo, hogares, escuelas y demás. Mientras el servicio se restableció, las autoridades incluso tuvieron que usar patrullas para trasladar a los usuarios en el tramo afectado.
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