Este domingo, en medio del crecimiento cada vez más acelerado de casos de coronavirus en México, el presidente Andrés Manuel López Obrador, durante una gira por el estado de Sinaloa, estrechó la mano con María Consuelo Loera, la madre del prominente narcotraficante Joaquín “El Chapo" Guzmán, quien cumple cadena perpetua en Estados Unidos.
Las reacciones no se hicieron esperar. Y es que no ocurre todos los días que un mandatario en el cargo se acerque a saludar a la madre de un capo de la droga. Las críticas arreciaron contra el tabasqueño de 66 años, que se defendió horas después. Sin embargo, más allá de ello, la actitud del presidente volvió a desafiar a sus propias autoridades sanitarias.
Apenas el sábado pasado, en la rueda de prensa diaria que la Secretaría de Salud (SSa) ofrece para actualizar los datos y la situación del COVID-19 en el país, el subsecretario Hugo López-Gatell llamó a la población a seguir las indicaciones de su dependencia: no salir de los hogares a menos que sea esencial hacerlo y seguir las medidas de prevención sanitarias.
“Es la última oportunidad que tenemos. Decimos directamente a la sociedad: quédate en casa. Es la única manera de reducir la transmisión de este virus”, imploró López-Gatell a la población. Sin embargo, un día después, López Obrador mantuvo su agenda, a pesar de que él mismo había pedido el viernes resguardarse y seguir los consejos de la SSa.
Pero el mandatario mexicano tenía otros planes. En un video de 30 segundos publicado en Twitter a última hora del domingo, se puede ver al mandatario acercándose al automóvil de María Consuelo Loera, estacionado en un camino de terracería en las afueras de Badiraguato, un municipio montañoso en el noroeste del estado Sinaloa.
Rodeado de decenas de curiosos, López Obrador dice a Loera que no necesita salir del auto, se dan la mano y luego de una breve charla se escucha como le comenta a la madre del capo: “recibí su carta”. Sin dar más detalles. Además, López Obrador conversa con uno de los abogados del Chapo, José Luis González.
El gesto del presidente, más allá de sus repercusiones políticas, tuvo una muy clara en el aspecto sanitario: dar la mano y estrecharla con otra persona viola directamente las indicaciones de su propia Secretaría de Salud, ya que no ayuda a prevenir la transmisión del coronavirus.
La actitud del presidente ha sido contradictoria en las últimas semanas. Primero, descartó la importancia de los contagios al mantener sus giras masivas, donde abrazaba, besaba y tomaba las manos a todas las personas que se le acercaran.
Después, con la declaración de la fase 2 de la epidemia en el país, al presentarse casos locales de contagio más allá de los importados, su postura cambió, y a partir de entonces pidió seguir las indicaciones de su propio gobierno. Incluso suspendió sus acercamientos físicos con sus gobernados, pero las giras continúan.
El tabasqueño se defendió este lunes en su tradicional conferencia de prensa por el gesto. “Hicieron también un escándalo nuestros adversarios, los conservadores, fui a la supervisión de un camino (.…) y ella fue a donde se hizo la explicación sobre el camino, le dijeron que estaba ahí y que quería saludarme y me bajé de la camioneta y la saludé", explicó.
"A veces le tengo que dar la mano, porque ese es mi trabajo, a delincuentes de cuello blanco, que ni siquiera han perdido su respetabilidad. Entonces, ¿cómo no se la voy a dar a una señora?, ¿cómo le voy a dejar la mano tendida? Se me hace mal el hacer eso, añadió el mandatario.
El gesto fue duramente criticado por la oposición. “Presidente, su saludo a la madre del Chapo Guzmán indigna a todos, es una falta de respeto para las víctimas del narcotráfico y las Fuerzas Armadas que arriesgan su vida por nuestra seguridad”, señaló Marco Cortés, presidente del conservador PAN (Partido Acción Nacional).
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