En el caso de la Ciudad de México y conforme a la Jornada de Sana Distancia, la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, señaló que la situación de los restaurantes se analizaría conforme a las circunstancias que se den conforme a la pandemia del COVID-19.
Mientras que en estados como Colima se implementaron filtros de vigilancia sanitaria que dentro de sus normas consideraron el cierre temporal de establecimientos comerciales dedicados a la venta de bebidas y de comida; en tanto que en Guanajuato se ordenó su cierre, al tiempo que en Nayarit el gobierno local fue un poco más laxo y sólo indicó que en dichos centros de abasto se debía respetar una distancia de metro y medio, a fin de continuar con las actividades comerciales y, de alguna manera, seguir las instrucciones de las autoridades sanitarias federales.
El panorama de la industria restaurantera ante el COVID-19 en relación con las perspectivas económicas que éste arroja y las medidas preventivas que requiere, pone en duda el bienestar de los empleados que se dedican a dicho sector, cuando los clientes no pueden salir en su totalidad ante la contingencia establecida para prevenir el coronavirus que, en México, ha llegado a la Fase 2.
Dicho problema de salubridad pública enfrenta al sector restaurantero a: la falta de turismo; a la ausencia de los clientes locales, de empeorar la situación; al cambio de hábitos de consumo a fin de hacer frente a las circunstancias; a establecer nuevos modelos de venta, en el que se refuercen las entregas a domicilio, siempre y cuando existan las condiciones para hacerlo en materia de seguridad sanitaria.
El modelo de negocio que conforma a los restaurantes, se denomina como “on premise”, es decir, que el producto se consume dentro del establecimiento; con base en ello, quedan como uno de los mecanismos de ingresos más afectados en la industria.
Lo anterior, lo confirma el Informe “Todo sobre la mesa” de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera (CANIRAC), que señala que, en relación a la representatividad con la que cuenta la industria restaurantera, en comparativa con otras actividades de la economía, por cada unidad de servicio dedicada a los servicios de salud y asistencia social privados existen 3.1 restaurantes; mientras que por cada unidad dedicada a los servicios de educación privada existen 9.8 restaurantes.
El mismo informe apunta que son cinco entidades federativas las que concentran el 40% de los establecimientos dedicados al servicio de preparación de alimentos y bebidas: Estado de México 11.24 por ciento; Ciudad de México,9.94 por ciento; Jalisco, 7.51 por ciento; Veracruz, 6.70 por ciento y Puebla con 5.35 por ciento.
Ante dicha amenaza y en medio del cambio de los patrones de compra, México ha lanzado una iniciativa de “bonos gastronómicos” para apoyar a la industria restaurantera, pues el pago de meseros y del staff de cocina no puede quedarse atrás o en el olvido, al igual que otros sectores por atender.
Quien está detrás de la iniciativa es Claudio Poblete, director del Grupo Culinaria Mexicana, el que expone que el incentivo radica en que los clientes realicen un pago de 500 o de mil pesos, a manera de intercambio de servicios a futuro, ello en recompensa por la ayuda recibida durante la contingencia, que puede traducirse en la devolución de la cantidad recibida o en una experiencia gastronómica posterior al paro obligado de labores.
En relación a la seguridad de los restaurantes ante el COVID19, el sector ha seguido al pie de la letra las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre las que se encuentran: procesos de sanitización de equipo e instrumentos (mesas, sillas, baños, áreas de preparación de alimentos, lectores de tarjetas de crédito), además del uso de guantes y el envío a cada de los empleados que estén enfermos o presenten síntomas.
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