Cada año, decenas de miles de jóvenes de Estados Unidos, Canadá y algunos países asiáticos llegan, por unos días, a las diáfanas aguas del caribe mexicano para celebrar el “spring break”, unas vacaciones que le dejan a la industria turística local millones de dólares y una ocupación hotelera casi total.
Pero los temores y las restricciones por el brote del coronavirus ya están provocando cancelaciones y los hoteleros temen que sea el presagio de un año desolador para el turismo, una industria que aporta más del 8% al Producto Interno Bruto (PIB) del país y que emplea a 2.3 millones de personas.
“Dado que prácticamente todos (los spring breakers) provienen del mercado norteamericano, se acogen a las disposiciones que Estados Unidos ha emitido y, por eso, es obvio la reducción”, se lamentó Marisol Vanegas, secretaria de Turismo de Quintana Roo, el estado donde se encuentran concurridos destinos como Cancún, Cozumel, Holbox, Playa del Carmen y Tulum.
Antes de que los gobiernos de Estados Unidos y México decidieran cerrar -desde el fin de semana- la frontera terrestre para los viajes no esenciales, incluidos el turismo, ya se habían registrado las primeras cancelaciones.
“Ya hemos recibido cancelaciones de reservas desde Estados Unidos. La ocupación está a menos del 60% cuando hace 3 ó 4 días estábamos al 85%”, sostuvo Vanegas vía telefónica.
El “spring break” abarca desde mediados de marzo hasta mediados de abril y deja una derrama económica de entre 50 a 60 millones de dólares a México, según cifras de la industria.
Usualmente abarrotadas de jóvenes estudiantes por estas fechas, las playas, bares y discotecas de la costa caribeña mexicana lucían cada vez con menos gente a medida que avanzaban los días y las prohibiciones se hacían más fuertes.
Las autoridades de Cancún, por ejemplo, restringieron la cantidad de usuarios para el transporte público a fin de evitar aglomeraciones y estudian cerrar los bares y discotecas, una plataforma para conocidos DJ’s y cantantes.
STS Travel, una empresa especializada en paquetes de “spring break” para jóvenes estadounidenses con sede en Maryland, dijo a Reuters en un correo electrónico que sus operaciones estaban concentradas en traer de regreso a casa a quienes pudieran haberse quedado varados en México u otros destinos de playa.
"Todos los viajes futuros han sido cancelados", aseguró Jacob Jacobsen, vicepresidente de ventas de STS Travel.
“DEPENDEMOS DE ESTE TRABAJO”
Hace una década, hasta 250,000 jóvenes llegaban a las playas mexicanas para disfrutar del “spring break”. Sin embargo, el número se ha venido reduciendo y hoy son alrededor de 20,000 los que irrumpen cada año, mientras otros prefieren ir a Jamaica, República Dominicana o vacacionar en California o Florida.
Mientras los “spring breakers” gastan, en promedio, unos 600 dólares durante su estadía, el turista estándar que llega a México desembolsa unos 1,600 dólares. Y los paseantes europeos dejan 2,500 dólares en promedio durante una estadía de 15 días.
Estos últimos son los que la industria teme que podrían dejar de llegar si es que el coronavirus, que ya ha contagiado a más de 300,000 personas en el mundo, continúa su avance.
“Pensamos que con toda la estrategia desplegada de prevención logremos aplanar la curva (de contagios), aunque sabemos que va a ir recrudeciéndose”, pronosticó Vanegas. “No estamos pensando que vaya a haber turismo. Ni siquiera, promoviendo que lo haya”.
La epidemia podría dejar en vilo más a más de 44,000 personas que dependen del turismo sólo en Quintana Roo, un estado que aporta la mitad del PIB turístico. Pero Vanegas dijo que el estado, junto con el gobierno federal, están trabajando en una previsión para ayudar a quienes no puedan trabajar.
Mientras, Mauro Medina, quien renta equipos de paravelismo en Cancún, dijo que espera que el golpe no sea tan duro.
“Ojalá no haya muchas cancelaciones porque nosotros dependemos de este trabajo”, dijo, encogido de hombros.
Con información de Reuters
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